En un intento por aliviar las tensiones entre las dos principales potencias nucleares del mundo, Rusia ofreció dialogar con Estados Unidos después de que Washington acusara al Kremlin de haber realizado pruebas nucleares subterráneas secretas.
En las últimas semanas, Rusia llevó a cabo ensayos de sistemas de armas con capacidad nuclear y de propulsión nuclear, pero rechazó categóricamente las afirmaciones del presidente estadounidense Donald Trump, quien acusó al país de haber detonado en secreto un dispositivo nuclear.
El mes pasado, Trump generó preocupación y confusión internacional al anunciar que ordenaba a Estados Unidos retomar las pruebas atómicas como respuesta a supuestas maniobras de Rusia y China. Ambos países negaron rotundamente las acusaciones del mandatario norteamericano.
Ninguno de los tres países —Estados Unidos, Rusia y China— ha realizado pruebas públicas de ojivas nucleares desde la década de 1990. Los tres firmaron, aunque no ratificaron, el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (TPCE), que prohíbe cualquier explosión nuclear con fines militares o civiles.
Lavrov tiende la mano a Washington
El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, declaró este martes que Moscú está dispuesto a mantener conversaciones con Washington para abordar sus preocupaciones.
“Estamos dispuestos a discutir las sospechas planteadas por nuestros colegas estadounidenses sobre la posibilidad de que estemos haciendo algo en secreto”,
dijo Lavrov en una entrevista con medios estatales.
Las acusaciones de Trump —quien señaló a Rusia y China de realizar ensayos nucleares ocultos— fueron emitidas durante una entrevista con CBS News a principios de mes, poco después de que el mandatario cancelara abruptamente una cumbre prevista con Vladimir Putin en Budapest.
Lavrov explicó que Rusia, al igual que otros estados con arsenal nuclear, realiza periódicamente pruebas de sus sistemas de lanzamiento, pero negó que se tratara de ensayos nucleares no anunciados.
El canciller subrayó que Estados Unidos puede verificar cualquier detonación nuclear a través del sistema mundial de monitoreo sísmico, una red que detecta explosiones subterráneas.
“Otras pruebas, tanto subcríticas —sin reacción en cadena— como las pruebas de portadores, nunca han sido prohibidas”, añadió.
Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, señaló que Washington no ha entregado hasta ahora ninguna evidencia que sustente las acusaciones.
“Hasta el momento, nuestros homólogos estadounidenses no han ofrecido ninguna explicación”, dijo en una conferencia telefónica con periodistas, entre ellos la AFP.
De acuerdo con el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), Rusia y Estados Unidos poseen conjuntamente alrededor de 8.000 ojivas nucleares, lo que equivale al 85 % del total mundial.
Rumores sobre tensiones internas en Moscú
La entrevista de Lavrov marcó su primera aparición pública en dos semanas, periodo en el que circularon rumores sobre un posible distanciamiento con el presidente Putin, algo que el Kremlin negó reiteradamente.
Según reportes de prensa, la cumbre entre Putin y Trump en Budapest fue cancelada después de una tensa conversación telefónica entre Lavrov y el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio.
El canciller ruso negó cualquier conflicto y aseguró que la conversación fue cordial: “Hablamos bien, educadamente, sin ningún problema”.
Lavrov precisó que, tras ese intercambio, Washington no tomó ninguna iniciativa adicional, pese a haber sido quien propuso originalmente la reunión.
Trump, en cambio, archivó los planes de la cumbre e impuso nuevas sanciones a Moscú, alegando que Putin no mostraba disposición real a poner fin al conflicto en Ucrania.
Finalmente, Lavrov subrayó que las tensiones por las pruebas nucleares y la cancelación de la cumbre son temas independientes.
“No mezclaría el tema de las pruebas nucleares con el tema de la cumbre de Budapest”, concluyó.
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