No hay plazo que no se cumpla… Estamos a horas que el país defina su futuro, después de una campaña que asegura un “balotaje” entre el oficialismo y un candidato de la oposición. Si hay algo, además, que ha caracterizado esta campaña, es el optimismo que se respira en el ambiente… Los pronósticos advierten que el próximo gobierno será de la oposición, y que ésta tendrá mayoría en ambas cámaras.

Se termina un gobierno que llegó para cambiarlo todo, y claro que lo logró: se desató la delincuencia, el narcoterrorismo y la corrupción; se debilitó el orden institucional; se mancillaron los valores patrios; se violaron principios básicos de la moral y la ética; ni que hablar de la salud y la educación, la vivienda y las obras públicas… Todo un desastre.

Hay optimismo, claro que sí, porque debieran volver los tiempos de prosperidad, los tiempos en que se crecía sostenidamente, cuando se podía vivir con tranquilidad, los niños podían ir a la escuela sin riesgo; aquella época en la que se honraban nuestras tradiciones y nuestra historia… Y no se trata de idealizar el pasado, también tuvo luces y sombras, sólo que ahora existe la esperanza de un mejor futuro.

Son “sueños de tiempos mejores”, el anhelo de creer que es posible el cambio, lo que debiera movernos a luchar porque vuelvan a nuestro país los valores y principios de la Sociedad Libre: seguridad, orden, justicia, progreso, bienestar… sueño que sólo será posible si se trabaja por él.

Por lo mismo, no debiera sernos indiferente quien, de nuestro sector, sea el que llegue a La Moneda. Serán tiempos difíciles, habrá que hacerse cargo, con decisión y firmeza, de todo lo que se dijo y no se dijo durante la campaña.

En esta elección se tocaron temas que por mucho tiempo los políticos se negaron a enfrentar con coraje, v.gr., indultos en materias de derechos humanos, y futuro del Instituto a cargo del tema; la participación en organismos internacionales; lo referido a la identidad de género y a ministerios que debieran fusionarse o sencillamente eliminarse; la modernización de la Justicia y de la Fiscalía Nacional; la reducción del Estado… y tantos otros.

Así también, hubo temas que se tocaron tangencialmente y no se presentaron soluciones concretas, como en el área de Educación, especialmente en la básica y la media: ¿se mantendrá municipalizada, se seguirá con los SLEM, se eliminará el ESI (educación sexual integral)? En materia de salud, los candidatos también quedaron al debe, no presentaron soluciones concretas, sólo generalidades…

En definitiva, lo que se dijo y lo que no se dijo marca la diferencia entre los candidatos de la oposición. Otro factor clave, a la hora de definir el voto, es…. quien tendrá “los pantalones” para tomar las decisiones que se requieren… Y por último, si de definiciones se trata, esta pluma se inclina por la “Fórmula K”, a la que -en segunda vuelta- debieran sumarse todos los demás.

Por Cristián Labbé Galilea

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