El Departamento de Estado de Estados Unidos anunció que designará al Cartel de los Soles como organización terrorista extranjera, una medida que incrementa la presión sobre el gobierno de Nicolás Maduro y coincide con el mayor despliegue militar estadounidense en el Caribe en décadas.
La designación, que entrará en vigor el 24 de noviembre, sigue a la decisión del Departamento del Tesoro de incluir en julio al Cartel de los Soles en la lista de organizaciones terroristas globales especialmente designadas.
El secretario de Estado, Marco Rubio, afirmó que el Cartel de los Soles “está liderado por Nicolás Maduro y otros individuos de alto rango del ilegítimo régimen venezolano”, a quienes acusó de corromper a las instituciones del país. Rubio vinculó además a este cartel, junto con el Tren de Aragua y el Cartel de Sinaloa, con la violencia terrorista y el tráfico de drogas hacia Estados Unidos y Europa.
El anuncio se produjo horas después de la llegada al Caribe del portaaviones USS Gerald R. Ford, el más grande de la flota estadounidense, desplegado como parte de la “Operación Southern Spear”. Este operativo involucra a cerca de 12.000 soldados y casi una docena de buques de la Armada, conformando la mayor concentración de poderío militar de EE.UU. en la región en generaciones. El grupo de ataque del Ford, con escuadrones de aviones de combate y destructores con misiles guiados, atravesó el paso de Anegada el domingo por la mañana, según la Armada estadounidense.
En el contexto de una campaña antidrogas intensificada desde septiembre, Estados Unidos ha llevado a cabo al menos 20 ataques contra embarcaciones sospechosas en el Caribe y el Pacífico oriental, dejando más de 80 muertos. El domingo, las fuerzas estadounidenses destruyeron otra embarcación en el Pacífico, matando a tres personas acusadas de “narcoterroristas”.
El contralmirante Paul Lanzilotta, comandante del grupo de ataque del Ford, afirmó que la misión busca “proteger la seguridad y la prosperidad de nuestra nación contra el narcoterrorismo en el hemisferio occidental”. La administración Trump sostiene que la expansión militar responde a la necesidad de frenar el flujo de drogas, aunque no ha presentado pruebas de que los fallecidos fueran realmente “narcoterroristas”. Trump incluso ha insinuado que las operaciones podrían ampliarse para “detener la entrada de drogas por tierra”.
Rubio aseguró que Estados Unidos “utilizará todas las herramientas disponibles para proteger sus intereses de seguridad nacional y cortar el financiamiento de los narcoterroristas”.
El gobierno venezolano, a través del ministro del Interior y Justicia, Diosdado Cabello, rechazó la existencia del Cartel de los Soles, calificándolo como un “invento” estadounidense y alegando que “ha tenido como 300 jefes, cada vez que alguien les molesta lo ponen como jefe del cartel”. Maduro, quien enfrenta cargos de narcoterrorismo en Estados Unidos, acusó a Washington de “fabricar” una guerra en su contra y anunció una movilización “masiva” de tropas y civiles como defensa ante posibles ataques.
El despliegue militar y la designación del cartel han generado un intenso debate sobre sus implicaciones legales y regionales. Mientras Trump argumenta que Estados Unidos está en “conflicto armado” con los cárteles, analistas y líderes regionales cuestionan la idoneidad del portaaviones Ford para combatir organizaciones del narcotráfico y advierten que su presencia podría funcionar más como una herramienta de presión contra Maduro que como un recurso operativo.
Esta ofensiva forma parte del deteriorado escenario político entre ambos países. Washington no reconoce a Maduro como presidente legítimo, acusándolo de fraude electoral y de liderar un “gobierno de transbordo” que colabora con traficantes de drogas. En julio, la Oficina del Departamento de Estado para Latinoamérica anticipó que la designación permitiría a Estados Unidos utilizar “todos los recursos a su disposición para impedir que Maduro siga beneficiándose de la destrucción de vidas estadounidenses”.
Según Elizabeth Dickinson, analista principal del International Crisis Group para la región andina, la llegada del portaaviones Ford “es el ancla del retorno del poderío militar estadounidense en América Latina”. La presencia del buque insignia ha generado inquietud tanto en Venezuela como en el resto de la región, donde se observa con atención el alcance de la respuesta estadounidense y sus posibles consecuencias.
/psg


