El debate científico sobre la verdadera naturaleza del objeto interestelar 3I/ATLAS ha escalado tras las recientes declaraciones de un reconocido astrofísico, quien sostiene que la comunidad científica podría estar interpretando erróneamente este cuerpo celeste debido a sesgos en su “conjunto de datos” conceptual. En una entrevista concedida a Peter Doocy en el programa The Sunday Briefing de Fox News, el investigador afirmó que “el fundamento de la ciencia se basa en la humildad para aprender, no en la arrogancia de la pericia”, subrayando que muchos expertos analizan los objetos interestelares con criterios que solo contemplan cometas helados tradicionales.
Un error que ya ocurrió antes: cuando un Tesla fue confundido con un asteroide
El astrofísico recordó un episodio reciente para ilustrar su argumento. El 2 de enero de 2025, el Centro de Planetas Menores, organismo dependiente de la Unión Astronómica Internacional, catalogó un supuesto “asteroide cercano a la Tierra”. Sin embargo, al día siguiente se descubrió que dicho “asteroide” coincidía exactamente con la trayectoria del Tesla Roadster que SpaceX lanzó en 2018 como carga útil de prueba. El objeto fue retirado de inmediato del catálogo al confirmarse que no era una roca, sino un automóvil orbitando el Sol.
Para el investigador, este ejemplo demuestra que los expertos pueden confundir artefactos tecnológicos con objetos naturales si no contemplan que la humanidad —y potencialmente otras civilizaciones— ha enviado tecnología al espacio.
Una galaxia repleta de posibilidades tecnológicas
El científico señaló que la Vía Láctea contiene cerca de 100.000 millones de estrellas similares al Sol, y que aproximadamente el 10% podría albergar planetas habitables del tamaño de la Tierra. Dado el enorme número de sistemas análogos, es estadísticamente plausible que existan civilizaciones mucho más avanzadas que la nuestra.
Recordó además que la sonda Voyager, creada con tecnología de los años 70, tardará solo mil millones de años en cruzar el disco galáctico, lo que implica que otras civilizaciones habrían tenido tiempo suficiente para enviar artefactos interestelares que podrían haber llegado ya al sistema solar.
Las doce anomalías que desafían la explicación cometaria de 3I/ATLAS
El investigador enumeró doce características inusuales de 3I/ATLAS que, según afirma, desafían las interpretaciones tradicionales y podrían sugerir un origen no natural. Entre ellas destacan:
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Trayectoria retrógrada alineada a solo 5° de la eclíptica, con una probabilidad del 0,2%.
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Anticola dirigida hacia el Sol, documentada en múltiples meses, imposible de explicar mediante geometría óptica común.
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Masa del núcleo un millón de veces superior a la de 1I/ʻOumuamua y mil veces mayor que la de 2I/Borisov, pese a moverse aún más rápido.
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Momento de llegada finamente ajustado para situarse cerca de Marte, Venus y Júpiter mientras permanecía inobservable desde la Tierra.
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Penacho con exceso de níquel industrial y proporciones químicas sin precedentes en cometas conocidos.
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Solo 4% de agua en masa, extremadamente bajo para un cometa típico.
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Polarización negativa extrema, nunca observada en otros cometas.
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Procedencia alineada con la “Señal Wow!”, con 9° de diferencia.
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Aumento de brillo inaudito y tonalidad más azul que el Sol.
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Chorros que requerirían una superficie irrazonablemente grande para sostener la sublimación necesaria.
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Aceleración no gravitacional que implicaría evaporar el 13% de su masa sin desintegrarse.
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Chorros altamente colimados que mantienen su orientación pese a la rotación del objeto.
“La ciencia es un trabajo en progreso”: crítica al enfoque tradicional
El astrofísico advierte que, al ignorar estas anomalías, la comunidad científica pierde dos oportunidades clave:
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Mostrar al público la ciencia como un proceso dinámico, comparable al trabajo de un detective que sigue huellas inesperadas.
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Repensar las prioridades de investigación, actualmente centradas casi exclusivamente en la búsqueda de microbios extraterrestres.
El investigador critica que el Estudio Decenal de Astronomía y Astrofísica de EE.UU. de 2020 haya asignado más de 10.000 millones de dólares al Observatorio de Mundos Habitables, relegando la búsqueda de firmas tecnológicas. Asegura que, aunque los microbios sean más abundantes, las señales tecnológicas podrían ser más fáciles de detectar.
Objetos interestelares: una oportunidad única para buscar vida primitiva… o avanzada
El investigador propone estudiar los objetos interestelares con la misma metodología aplicada en misiones como OSIRIS-REx, que trajo a la Tierra material del asteroide Bennu. Asegura que una misión similar podría revelar compuestos orgánicos de otra estrella, o incluso identificar un artefacto tecnológico.
En ese hipotético escenario, la pregunta más inquietante sería simple: ¿Nos atreveríamos a presionar los botones de una nave extraterrestre?
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