La formación bruta de capital fijo (FBCF) fue la variable macroeconómica que sorprendió durante el tercer trimestre de este año. Según las Cuentas Nacionales del Banco Central, entre julio y septiembre la inversión registró un salto de 10%, su mejor desempeño desde el segundo trimestre de 2022, cuando alcanzó un 10,5% durante la recuperación pospandemia.

El impulso provino principalmente de la mayor inversión en equipos de transporte —especialmente camiones y buses— y de maquinaria y equipos eléctricos y electrónicos. En menor medida, el componente de construcción y otras obras también aportó al resultado, liderado por obras de ingeniería.

Este repunte permitió que la inversión alcanzara su mayor nivel desde el cuarto trimestre de 2019, llegando al 25,4% del PIB real, es decir, ajustado por inflación.

Proyecciones del Banco Central y mejores perspectivas para 2026

Para todo 2025, el Banco Central proyecta un aumento de 5,5% en la inversión, lo que representa su primera expansión después de dos años de caídas (0,1% en 2023 y 1,4% en 2024).

Para 2026, el ente rector estima un crecimiento de 4,3%, seguido de uno de 3,1% en 2027. Sin embargo, diversos economistas consideran que el escenario podría ser aún mejor, abriendo un panorama favorable para el nuevo gobierno que asumirá en marzo de 2026.

Entre los factores que explican un mayor dinamismo se encuentran:

  • El fin de reformas percibidas como anticrecimiento, como el alza de impuestos.

  • Una mayor holgura financiera, producto del ciclo de política monetaria más expansiva.

  • El buen precio del cobre, que incentiva decisiones de inversión.

Expertos proyectan un mayor repunte en la inversión

Alejandro Fernández, socio de Gemines, prevé una expansión de 5,2% en 2026, por sobre la estimación del Banco Central. Asegura que el impulso visto este año se sostendrá, especialmente por el ciclo expansivo de inversiones mineras, una posible recuperación de la inversión habitacional y medidas proinversión que el próximo gobierno podría aplicar.

Por su parte, Juan Ortiz, economista del OCEC-UDP, anticipa un crecimiento cercano al 5%, sustentado en:

  • La nueva ley de permisos sectoriales, que reduce costos y agiliza proyectos.

  • El impacto de la flexibilización monetaria, con una TPM que convergería a su nivel neutral en 2026.

  • Una inflación que se ubicaría en torno al 3% en el primer semestre.

Ortiz además destaca una menor incertidumbre política y económica, mejores percepciones crediticias en la oferta y demanda —sobre todo en construcción e inmobiliario— y un consenso político transversal para priorizar el crecimiento económico, dejando atrás discusiones sobre aumentos tributarios.

El economista también subraya que los altos precios del cobre y el litio contribuirán a ampliar la cartera de proyectos.

Visión más cauta, pero con sesgo al alza

Un enfoque más moderado es el del coordinador macroeconómico de Clapes-UC, Hermann González, quien proyecta un crecimiento de 4%, aunque con sesgo al alza. A su juicio, la dinámica actual responde a una puesta al día de inversiones postergadas durante años de alta incertidumbre y condiciones financieras restrictivas.

González recalca que el escenario ha mejorado gracias al despeje de “diversas fuentes de incertidumbre”, a condiciones financieras más favorables y a un precio del cobre con perspectivas muy positivas. Su proyección no considera aún el posible impulso adicional que podría generar el cambio de gobierno en 2026.

Para el economista, los sectores que liderarán la inversión serán minería, energía y obras públicas.

Perspectivas de mediano plazo

Para 2027-2028, los expertos prevén un crecimiento más moderado, pero igualmente positivo.

Ortiz proyecta variaciones anuales cercanas al 3%, mientras que Fernández mantiene un “moderado optimismo”, condicionado a la reducción de la permisología, reformas a la ley Lafkenche, y más certezas tributarias.

González, en tanto, enfatiza que el mediano plazo dependerá del marco regulatorio que implemente el nuevo gobierno. Señala que medidas como reducir el impuesto corporativo, agilizar permisos sectoriales y ambientales, y reforzar la estabilidad tributaria y regulatoria, permitirán atraer tanto inversión local como extranjera.

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