Un monitoreo realizado por la empresa de ciberseguridad «Kaspersky» en Argentina detectó más de 500 perfiles en redes sociales dedicados a exaltar la violencia de las barras bravas, con un alcance combinado de over 2 millones de usuarios, muchos de ellos menores de edad. Estas plataformas se han convertido en el principal caldo de cultivo para el reclutamiento y la glorificación de las hazañas violentas, lejos de la mirada de los adultos.

Las redes sociales actúan como una cámara de eco que normaliza y premia la conducta agresiva. Los jóvenes publican videos de enfrentamientos, crean memes que ridiculizan a rivales o heridos, y acumulan «likes» y seguidores por su audacia. «La validación social digital es una droga poderosa. El joven ya no solo pelea en la calle, sino que lo hace para obtener reconocimiento en su comunidad virtual», analiza la trabajadora social Laura Méndez.

El anonimato relativo y los códigos internos dificultan la detección por parte de los padres. Utilizan lenguaje cifrado, emojis específicos y nombres de usuario que solo los iniciados comprenden. Según una encuesta aplicada en colegios de Chile, el 30% de los estudiantes admitió haber sido testigo de discursos de odio provenientes de cuentas vinculadas a barras bravas en sus propias redes.

La señal de alerta en este ámbito es clara: un cambio drástico en el comportamiento digital. Esto incluye seguir a una gran cantidad de perfiles agresivos o nacionalistas extremos relacionados con el fútbol, compartir contenido violento o ofensivo, y mostrarse especialmente reservado o irritable cuando se le pregunta sobre sus interacciones en línea.

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