¿Cómo están ustedes? Gusto de saludarlos. Conversaremos con la capitán Javiera García respecto a juventud y violencia. ¿Por qué los jóvenes se suman a las barras bravas? ¿Y cómo detectar si esto es una señal de alerta? Les recordamos que este programa llega a sus hogares gracias al financiamiento del Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social del Gobierno de Chile y del Consejo Regional Metropolitano.
¿Cómo está, capitán? ¿Cómo está, capitán Javiera García? Muchísimas gracias por estar con nosotros en este minuto. Muy bien, muchas gracias y muy grata por esta invitación y poder estar conversando de temas tan interesantes como la violencia y el cruce con la adolescencia.
Capitán, quisiéramos conocerla un poco más. ¿A usted le gusta el deporte?
Le cuento que yo soy fans, me encanta el deporte y tengo la fortuna de practicarlo bastante seguido.
Me imagino que tienen que practicar, ¿pero el fútbol especialmente?
Por el fútbol tengo una admiración por lo que logra la pasión de multitudes. A lo mejor no practico tantos deportes de contacto, pero el fervor que logra sin duda es para analizar.
Y a mí que me gustan los análisis, me parece un deporte muy, muy interesante.
Qué bien, me alegro. Capitán, para empezar me gustaría desde su experiencia y esto que le gusta el análisis, ¿cuál es la diferencia entre un hincha apasionado y un miembro de la barra brava que incurre en actos delictivos?
Bueno, es bastante distinto, pero sí al momento de analizar el comportamiento en la primera fase podríamos llegar a confundirlo. ¿Por qué? Porque un hincha apasionado hace parte de su vida lo que vive su equipo de fútbol, en este caso. A diferencia de un hincha de una barra, el cual llega a justificar conductas delictivas o agresivas por esta pasión hacia el equipo que él pertenece. Y ahí es donde empezamos a hacer al tiro el punto inicial del equipo que pertenece, porque el eje de toda acción parte en el sentirse parte de.
Y ese es quizás el factor que más influye en un adolescente que tiene un comportamiento un tanto desviado o no tiene claridad entre el buen actuar, porque justifico la pasión que siento, que se mezcla un poco con este temperamento que podría yo tener, para actuar de cierta forma. O sea, ¿me gana o es dominado su racionalidad por esta pasión? Y ahí es donde tenemos que empezar al tiro, a parar las alertas especialmente en adolescentes y sabe que más que en adolescentes, en los niños. Porque una persona se forma desde un punto de vista, la base de un ser humano está hasta los ocho años.
Por eso es tan importante cuidar la niñez de una persona, porque está formando su carácter, está formando su personalidad. Estamos viendo a futuro cómo va a ser esa persona en esos primeros años de vida. Es decir, si esta persona o este niño a temprana edad está manifestando un bajo control de impulso, no tener tolerancia a la frustración, ante una pequeña discusión en el jardín, caer de inmediato en actitudes agresivas.
Aquí vemos al tiro el bullying. Ya esos son señales que a futuro en una etapa adolescente, donde además esto se cruza con todo el cambio que vive una persona en esta etapa desde un punto de vista hormonal, temperamental, etc., nos hace presentarnos en escenarios muy complejos. Y ahí es donde vemos que el adolescente es la persona que en este minuto, en esta etapa, más necesita pertenecer a algo.
Si usted se fija en etapas adolescentes, tenemos las tribus urbanas que veíamos en los 2000. Grupos ahora coreanos son tendencia. Ellos son como más influenciables, digamos.
Claro, son más influenciables por esta necesidad de pertenecer a algo. Y también con esta idea un tanto de rebeldía, de ser distinto a ciertos parámetros enseñados hasta ese momento. Y estas barras, ¿hacen distingo de clases sociales? No, estas barras no hacen distingo de clases sociales.
Una barra brava puede ser compuesta por una persona de distinto nivel sociocultural, incluso distintos niveles educacionales. Y ahí es el punto. Si usted se fija, de repente, para un partido de fútbol hemos tenido lamentablemente jóvenes detenidos que tienen un hogar, una familia, tienen apoyo, no están en un contexto de vulnerabilidad como podríamos ver en otros casos que realmente sí están en un contexto bastante vulnerable y que podría de alguna forma explicar por qué actuó de cierta forma.
En este grupo en sí, no. Pero sí tenemos un componente que es importante, que es la necesidad de pertenecer, de identificarse con algo, con un grupo. ¿Y cuál es el punto de unión? Esta pasión por un equipo.
¿Y el perfil de los integrantes de estos grupos ha cambiado en los últimos años?
La verdad es que siempre ha sido bastante similar. Lo que encontramos ahora es que los integrantes de edades más tempranas cometen delitos, muchos de estos delitos asociados, por ejemplo, al uso de armas, amenazas, o tienen un mayor ímpetu para quebrantar las leyes. ¿Y eso por qué? Muchas veces tiene de la mano la responsabilidad penal, que al ser menor de edad es menos el castigo penal que podrían llegar a recibir, y existe una menor racionalidad a las consecuencias que esto podría conllevar porque estamos en una sociedad en la que lamentablemente buscamos los por qué, y no lamentablemente buscamos los por qué, sino más bien justificamos ciertos actuar.
Y a veces también hay una responsabilidad de ser como una persona individual, porque un adolescente actualmente desde una perspectiva de racionalidad a los 15, 16 años distingue bastante bien cuando está haciendo algo bien o está haciendo algo mal. La diferencia es cómo justifica su actuar.
Esta pregunta que le voy a hacer ahora es clave para nuestro oyente, muchos de ellos padres. ¿Qué cambios de conducta o señales de alerta podrían indicar que un adolescente o joven está siendo cooptado por este tipo de grupos?
Bueno, lo primero que nosotros detectamos en una persona infractora es que empiezan a mentir. Es lo primero. Lo primero es lo primero.Quizás en situaciones bastante cotidianas o que inclusive no tuviesen trascendencia, pero el adolescente que empieza a ser captado por estos grupos empieza a mentir, empieza a quebrar las normas de su hogar y así también empieza a existir la ausencia en los colegios, un cambio en el comportamiento normal. En algunos casos tenemos bajas en el rendimiento académico, inasistencias, atraso, la famosa cimarra, conocer o dejar el colegio son los primeros avisos.
Y frente a estas señales, ¿cuál es el primer paso que debe dar una familia? A que, por ejemplo, instituciones pueden recurrir, además de carabineros.Porque la familia de hoy, la mamá trabaja, el papá trabaja, claro, los jóvenes se guían con el teléfono. Entonces, ¿cómo se debería actuar a su juicio?
Sí, es bastante lamentable que el entorno en el cual crece en este minuto un adolescente no es muy favorable para mantener ciertas normas que quisieran tener los padres o sus formadores. Porque tenemos un exceso de información, están bastante solos probablemente, o no existe esta custodia tan a diario que podríamos haber tenido años atrás.
Pero acá yo soy un poco, quizás, conservadora en algunos aspectos, entendiendo que, por supuesto, las instituciones formamos parte de la seguridad, la ayuda desde un punto de vista psicológico, psicoterapia resulta fundamental, pero también hacer un llamado a la responsabilidad. ¿A qué me refiero con esto? A que lamentablemente muchas veces los padres justifican o toman casi como una broma la inconducta o no cumplimiento de ciertas responsabilidades. Pasando a ser una anécdota, porque el hijo hizo la cimarra y nadie se dio cuenta.
Esas pequeñas conductas a no tener el peso de lo que significa no cumplir una norma genera que el día de mañana tengamos un alto porcentaje de personas que son bastante disruptivas y que les cueste convivir en un ambiente sano o una sana convivencia. No olvidemos que, por un lado, tenemos una etapa adolescente, pero después también tenemos que estar insertos en un sistema, ya sea laboral, académico, colegio, y siempre van a existir normas. Siempre.
Para que esto sea de una forma adecuada y el no cumplimiento de las normas y que esto no tengan consigo la responsabilidad nos genera el día de mañana personas desadaptadas. Y es lo que en este minuto nos está generando, porque empezamos a ver los perfiles de los adolescentes que han sido detenidos por violencia en los estadios, situaciones o delitos que conlleva la FARRA, y todos empezamos a ver su historial académico y lamentablemente son jóvenes que tienen un bajo rendimiento escolar, que tienen ausencia en cuanto a la asistencia a clases. Encontramos que ya su comportamiento estudiantil nos estaba dando ciertas alertas.
Yo sé que es muy complicado porque no hay receta para formar una persona. Yo creo que todo padre siempre le gustaría no tener que vivir una situación así, pero al momento de vivirla, el llamado es enfrentarla y verlo con una responsabilidad, no solamente individual, sino que también como familia, cómo solucionar, mejorar y cambiar el comportamiento de la persona, porque nosotros lo que buscamos es que el joven no incurra en una falta por el miedo a la sanción, sino que no lo haga porque desde un punto de vista racional él ha decidido no cometer y hacer una falta o quebrar la ley. A eso tenemos que llegar.
Y sin duda, entendiendo también que una persona no puede ser coartada, no es recomendable que usted le quite el teléfono celular o que genere normas que al final provoquen ansiedad, sino muy por el contrario, tratar de buscar un punto medio también, sin olvidar que los padres resultan ser los modelos de sus hijos. Y ahí es donde intentar llevar un ejemplo para poder exigir también después. Claro, en este mismo sentido de lo que usted decía de no coartar, pero muchos padres a veces temen que al denunciar o pedir ayuda su hijo puede enfrentar problemas legales.
¿Cómo se maneja esa delicada línea entre la prevención, la intervención y la aplicación de la ley?
Más que nada, en cuanto a la aplicación de la ley, debe existir una entrega de información. No lo llamo denuncia porque la denuncia tiene esta carga como bastante fuerte, sino más bien una entrega de información en cómo buscar una solución. Mire, nosotros, y se lo digo trabajando en el OS9 Carabinero, tuvimos cooperación por parte de padres y que a mí me sobrecogió mucho porque llegó una mamá muy acongojada porque el hijo se le arrancaba y era hincha.
Y ella trataba y realmente no tenía ella ni la fuerza ni las herramientas para poder hacer aquel cambio. Y en el proceso de la investigación, el joven nunca había visto ni racionalizado las consecuencias que podría traer, ni tampoco había visto el dolor que causaba a su mamá. Y cuando lo detectó, o recién fue cuando su mamá tuvo que enfrentar la vergüenza de que él fue buscado.
El ver lamentablemente la cara de dolor de su mamá y ese llanto de no entender si ella, una mujer que trabajaba mucho para que él tenga todo, pero lamentablemente a raíz de eso quedaba muchas horas solo y fue captado por estos grupos, donde estos grupos lo que buscan es un adolescente que sea permeable para poder manejar y dominar ante la entrega e internar armas o similares al momento de un partido de fútbol. Y eso es lo que ocurre y eso es lo que también decirles de una forma más idónea como familia, que las barras bravas buscan a personas que sean permeables para hacer el trabajo sucio. ¿Y cuál es el trabajo sucio? Entrar todas estas cosas prohibidas al interior de los estadios y que eso no es una pasión.
Se ha dicho que muchas de estas barras bravas están infiltradas por el narcotráfico. Mire, la verdad que todos los delitos que son un tanto más complicados desde un punto de vista de organización, en algún punto los vinculamos al tráfico de drogas, al tráfico de drogas como un elemento para financiar, pero también como un elemento de dominación, porque para tener ese fervor o para tener esa energía desde un punto de vista corporal, necesita una estimulación más allá del querer. Y sí encontramos y sin olvidar que los líderes de barras bravas generalmente son personas, lo que hemos detectado desde un punto de vista investigativo, personas con un comportamiento criminal crónico y bastante avezado, involucrados en homicidios y en situaciones así y más complejas.
¿Y el trabajo policial en lo que respecta a los estadios? ¿No es solo disolver estos desórdenes que se registran en las barras? ¿Qué otros programas o estrategias proactivas tiene Carabineros para prevenir justamente esto, el reclutamiento de jóvenes o que se unan a estas barras?
Mire, nosotros estamos tratando de llevar a cabo una serie de charlas como también una cercanía en los clubes deportivos, pero en los clubes deportivos de barrio, incluso en algunos hasta hemos coordinado algunas actividades como partidos de fútbol y similares, porque nosotros en su gran mayoría los carabineros nos gusta mucho el fútbol y a veces tenemos que estar de servicio y estamos escuchando el partido con el celular. Eso ocurre. Pero entendiendo que el deporte tiene que ser un elemento que es parte de la vida, pero no parte de una acción criminal.
Estamos tratando de llegar a los adolescentes, a los niños en etapas tempranas a través de estas charlas y estas actividades con la comunidad, incentivando el deporte, pero de una manera sana. Es complicado, sin duda es complicado, más aún cuando hablamos de barras bravas, porque no estamos hablando solamente de no participar o no recomendar participar en ciertas actividades, sino que estamos tratando de hacerle entender a esa persona que debe manejar su comportamiento y sin caer en un enfrentamiento que las barras bravas no necesariamente son un punto de sana convivencia.
¿Cómo se coordinan clubes de fútbol, seguridad de estadio y otras policías para gestionar estos grupos de manera integral?
Mire, nosotros como carabineros y a través de la ley de violencia en los estadios tenemos una acción coordinada con los clubes.
Cada vez que se hace un partido de fútbol, se hace un estudio de seguridad, hay autorizaciones previas, tenemos también coordinación con las barras, la idea es tratar de llevar una convivencia sana, pero sin duda han ocurrido situaciones que escapan de toda lógica y así mismo eso nos ha llevado a grandes tragedias las cuales hemos enfrentado por una violencia desmedida. Estamos tratando de mejorar los protocolos tanto en los servicios policiales pero también en el trabajo anterior al servicio policial, al trabajo preventivo en terreno, al trabajo de intervención directamente en etapas donde la persona se fanatiza perdiendo la racionalidad.
¿Y qué acciones realizan ahí?
En algunos casos tenemos estas charlas que también son apoyadas por personal. Nosotros no tenemos psicólogos que podamos enviar, pero sí lo coordinamos a través de los mismos municipios indicando que existen algunos puntos que es importante intervenir y a través de las mismas instituciones esto se hace encargo y nosotros aportamos desde un punto de vista policial.
Cuando los jóvenes son detenidos por incidentes en barras bravas, ¿existe algún protocolo de derivación o programa para reinsertarlos? Hay una diferencia entre barras bravas y alguien que está provocando incidentes por una protesta, ¿Se hace la diferencia?
Lo que ocurre cuando un menor de edad, un niño, niña o adolescente es detenido se ajusta a la ley de responsabilidad adolescente. Es decir, existe un tratamiento distinto completamente diferente al de un adulto, se da de las cuentas respectivas, y el tratamiento posterior que recibe no es por parte de nosotros como institución, sino más bien de los organismos que vienen luego de la detención. La realidad sí es que para que una persona infractora de ley se reinserte o se trate frente a una situación que ha vivido, en este minuto está mayoritariamente a cargo de su red de apoyo que este mantenga, porque nosotros estamos luego de que ha cometido el delito en el momento de la detección, pero el tratamiento está por medio de otras instituciones.
Pero cuando uno ve las barras bravas generalmente, lo que vimos por ejemplo en la Argentina, en la Avellaneda, que fueron también chilenos, o ayer, no son tan adolescentes, son más jóvenes, son gente mayor ya, que andan tirando fuegos artificiales, que andan provocando desórdenes, que rompen las rejas, que atacan a carabineros, etc. Es que ahí las personas efectivamente son mayores, pero lamentablemente muchas veces se hacen acompañar de adolescentes o de niños porque son transversales y ellos van por el gusto o por esta pasión que sienten. Cuando comparamos con otros países, como lo que ocurrió en Argentina, vemos un tratamiento completamente distinto al barrista a lo que tenemos en nuestro país.
En nuestro país todavía existe bastante respeto al cumplimiento de las normas y cuando ésta se transgrede, ya sea por parte del Estado o por la hinchada, existen sanciones, a diferencia de lo que ocurre en otros países. Y efectivamente quienes son sujetos a detenciones por violencia en los estadios y similares, los tenemos en edades tempranas y después en la adultez. Generalmente una persona que ha sido sancionada por ley de violencia en los estadios, la volvemos a detectar en conductas muy similares en contexto también deportivo.
Desde su autoridad y experiencia, ¿qué mensaje le daría a un joven que está siendo tentado o presionado para unirse a una barra brava?
Bueno, lo principal es que el deporte no debe mezclarse con la violencia. Los jóvenes que llegan inicialmente a una barra lo hacen por amor a su club o si no les daría lo mismo cualquier barra, pero no creo que un niño que es hincha de Colo Colo quiera entrar a la barra de Los de Abajo o al revés, alguien de la U que quiera integrarse a la Garra Blanca. Ese amor no lo deben perder nunca y tienen que entender que los violentos le hacen daño a su club. No deben dejarse arrastrar por estos individuos que no van al estadio a alentar a su equipo, sino que a delinquir. Porque lamentablemente el ejemplo induce a la imitación. Siempre son dos los que comienzan a tirar piedras, luego cuatro, ocho y así sucesivamente. Y el actuar de esa forma puede llevar a un joven no sólo a cometer un delito, sino también a arriesgar su propia vida. Porque el que incurre en violencia se arriesga a ser víctima de la violencia.
¿Y cuál debe ser la actitud de los familiares o vecinos que ven como las barras bravas se están adentrando, en mala forma, entre la juventud de su sector o núcleo familiar?
Denunciar. La denuncia es fundamental y el que tiene temor lo puede hacer de forma anónima para no exponerse a represalias de los violentos. Y hablar, en público o privado con los padres o familiares de un joven que se sospecha puede estar siendo atraído por una barra brava, para que pongan más atención a su comportamiento y hablen con el muchacho o la muchacha, que a lo mejor es justamente eso lo que necesita. Que alguien los escuche, que alguien demuestre preocupación por ellos y no tengan que recurrir a terceros para compensar esa falta de afecto. Y no teman ni duden en acercarse a Carabineros. Que más quisiéramos nosotros que poder ayudar a que un joven se integre a la sociedad y no tener que reprimir una actitud violenta. Lo que todos deseamos es vivir en paz y tener una mejor calidad de vida y eso solamente lo podemos conseguir si todos nos ponemos de acuerdo para aislar a los violentistas y no dejar que contaminen a nuestra juventud”.



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