Victor Sforzini Sepúlveda es Terapeuta Familiar; Investigador Deportivo; Hipnólogo Deportivo; Máster en Ciencias Sociales, Máster en Psicología del Deporte.
Por su dilatada y exitosa trayectoria en el área del deporte y sus vivencias profesionales, dentro y fuera de la cancha es una voz muy autorizada para entregarnos su opinión sobre el tema que nos convoca: Juventud y violencia: ¿por qué los jóvenes se suman a las barras bravas y cómo detectar si esto es una señal de alerta?
¿Victor, lo primero, por qué es tan popular el fútbol?
«La verdad que es un tema difícil de contestar. ¿Por qué? Porque si uno lo atribuyera a situaciones sociológicas, en términos de ingresos, por ejemplo, de que el fútbol es popular, porque requiere solo una pelota… El fútbol arrasa, y estamos hablando de sociedades donde económicamente están muy bien desarrolladas. De hecho hay grandes inversiones, Italia, Alemania, Francia, España, ¿no es cierto? Invierten cualquier cantidad de dinero en armar equipos muy poderosos. Por lo tanto, la teoría de que sería como el deporte de las clases sociales bajas, la verdad es que no satisface, no es una respuesta válida. Es difícil de explicar, además, porque es un deporte además que está lleno de errores, a veces no hay ni siquiera goles, y se mantiene la emoción.
Si lo piensas detenidamente, cuseta entender el fenómeno de suatracción tan masiva. La verdad es que es difícil de explicar, porque por ejemplo yo que más bien practico el básquetbol, y jugué básquetbol a nivel profesional, donde no existe el empate, por ejemplo, donde hay muchos goles y es muy entretenido, sin embargo es más selectivo en términos de lo que implica para quienes practican o disfrutan viendo el básquetbol. Así que creemos lo que es en realidad es pasión de las masas, y que algo tiene, algo de magia tiene el fútbol para provocar que tanta gente, y me incluyo a veces, ¿no es cierto? Que en las finales del Mundial o Champions League tengamos tanta, tanta gente que estemos mirando. Por algunas razón será»
Tú empezaste en esto del deporte y fundamentalmente en el fútbol, década del 70, ¿verdad? Trabajaste en Unión Española, en Universidad Católica, Colo Colo, también de la U, es decir, ligado a los clubes más importantes, hasta la selección chilena también.
Sí, con el mejor entrenador para mí que ha existido en el fútbol chileno, el Zorro Álamos.
Sí, coincido plenamente, Luis Álamos fue un maestro en todo sentido, sin lugar a dudas. Mi pregunta va por este lado: ¿Cómo era en ese momento la relación con las barras, tú que estabas en concentraciones, tú que llegabas con los equipos, tú que estabas en el estadio, y que habitualmente, a veces te ibas a sentar ahí con el cuerpo técnico, pero muchas veces te veíamos y compartíamos en las tribunas como un aficionado cualquiera.
¿Cómo era el comportamiento del hincha en esos años? ¿Cómo era la relación con el dutbolista? ¿Era tan difícil como lo es ahora?
Yo diría que no. Básicamente, el hincha siempre ha sido apasionado, eso es indudable. Además, eso si, el hincha siempre ha sido dominado un poco por el poder, al igual que en la política, por el religioso, la psicología, las masas, en donde, creo que ya lo he dicho más de alguna vez, el más tranquilo, contaminado por la masa, puede actuar al nivel del más exaltado. Y el más inteligente, y perdónenme lo que voy a decir, el más inteligente del grupo puede reaccionar al nivel del más estúpido del grupo, porque se pierde la identidad individual y se pasa a ser masa. Y la masa es estúpida y es muy emocional.
Pero en aquellos tiempos no existían esas reacciones con pérdida de control y de falta de respeto y de llegar inclusive a la agresión, como ocurriría cuando las cosas no son como el hincha quiere, digamos. ¿A qué le atribuyo el cambio? A los problemas sociales, políticos, que han ido ocurriendo en nuestra sociedad. Por ejemplo, cuando yo llegué al Deportivo Cali en Colombia, yo le organicé la barra.
No existía, o sea, había gente que iba y entonces le dije a los dirigentes, miren, ¿saben qué? El Cali tiene una gran hinchada, saquemosle partido para bien del clube, e hice que le compraran tambores, y yo los organicé, y les pedí que por favor siempre respetaran a todo el mundo. Hice todo un desarrollo y logré que la hinchada tuviera una identidad con el Cali, sin que se presentara ningún incidente. Pero hoy por hoy tenemos problemas de mucha frustración, por ejemplo, y la frustración en el ser humano provoca ira y agresión.
Entonces, hoy día es un problema que se origina en la familia. En la sociedad siempre se dice, que la familia, la célula, la sociedad, pero cuidamos repoco a esta familia. Entonces, ¿qué ocurre? Que hoy día, yo diría que vivimos en una sociedad del odio, y en Chile se ha exacerbado demasiado, se ha polarizado demasiado esa situación. Entonces, por ejemplo, una vez que escribí un artículo, y a mí me llegan los comentarios y obviamente los leo. Bueno, un señor que dice que estaba leyendo muy bien todo, hasta que yo dije, se refieren a lo que yo había escrito, de que se había perdido el respeto por la propiedad privada. Y para él, el que alguien hable sobre la propiedad privada, indudablemente que ya no lo podía leer más.
¿Y qué significa eso? InmediatamentesSe está definiendo como un marxista, como una persona que, si el hablar de la propiedad privada o el respeto a la propiedad privada es algo que no se puede hacer, por ejemplo. Entonces, hemos perdido nosotros el respeto por todas esas cosas. Y así está hoy la sociedad, llena de odio, de intolerancia, sólo lo que yo pienso vale la pena. Lo que piensan los demás no lo acepto
Por ejemplo, ya lo hemos mencionado alguna vez nosotros conversando, la ausencia del padre en nuestra sociedad, la ausencia de la madre en la familia, porque está trabajando, ya sea por ambición, por necesidad, por lo que sea, y lo que hemos dicho tantas veces, ¿quién le entrega valores a esta juventud que viene arrastrándose mucho tiempo? No hay valores, no hay límites, hay frustración. Esa es una bomba de tiempo para una gente en un grupo, ya sea político, religioso, que son menos violentos en todo caso, o deportivo. Ahí yo creo que comienza un poco el problema.
Mira, tú con tus palabras has abierto la puerta justamente al tema que nos convoca hoy fundamentalmente. ¿Por qué son tan atractivas estas barras bravas para los jóvenes? ¿Cuál es la razón? ¿Qué es lo que los motiva a integrarse?
A ver, primero, el fanatismo. Y lo más importante es que hoy día hay una necesidad de pertenencia más grande que nunca. Por lo mismo, te acercas a esos amigos, entre comillas, porque en realidad no son amigos, son hermanos del mismo dolor. Es decir, hoy día vemos los drogadictos con los drogadictos, los alcohólicos con los alcohólicos. Y esto sucede porque la gente busca pertenecer a algo.
¿Por qué el sexo hoy día, mas allá que siempre haya sido atractivo, pero por qué el sexo comienza tan temprano hoy día en la juventud? Porque están y se sienten abandonados.
Entonces tenemos una tremenda necesidad en nuestra gente joven de pertenecer a algo. Ese sentido de pertenencia lo encuentras, si te gusta el fútbol, participando de una barra. Te haces fanático y ahí encuentras un lugar para ti. Eres importante. Lo que pasa es que hoy día, cuando nosotros vemos, y algo que está pendiente también en algo que voy a escribir, la necesidad neurótica de afecto. Cuando no tenemos el afecto sano, tenemos una necesidad neurótica de afecto, de reconocimiento.
Bueno, la barra te reconoce, el partido político te reconoce, inclusive la religión te reconoce, y la gente se vuelve fanática, básicamente, porque no pertenece a nada, porque ha estado abandonado desde niño. Esto hace que primero tengamos esa necesidad de pertenencia, luego estamos frustrados. ¿Contra qué? Contra la autoridad.
Nuestro padre es la autoridad. Nuestro padre nos ha abandonado, no está presente en nuestras vidas, y eso sucede, y lo sabemos, que cada tres matrimonios hoy día, dos se separan. Son jóvenes que desde niños no tuvieron la presencia paterna y la presencia materna no es suficiente para inculcar valores, respeto. Entonces tenemos esta bomba de tiempo que deriva en mi integración a un barra, porqueque pertenezco al rebaño,porque me consideran, por fin para alguien soy importante.
Luego viene esta reacción con la frustración y la ira, aumentada, en que la masa se frustra, entonces reaccionan mal y contra todo. Porque hoy día atacan hasta los propios jugadores, si, atacan hasta su propio equipo, o sea, ya no es solo el rival. Entonces, la verdad que es una situación que habría que estudiarla sociológicamente e hincarle el diente como sociedad para poder manejar un poco y llevar a un mayor control esta situación que de verdad está desbordando. Porque si tú amas a tu equipo, no quieres que se perjudiquen, bueno, hacemos atentados, rompemos, entonces nos castigan, no hay público, el equipo no tiene ingreso, o sea, la verdad que es bastante grave todo lo que atrae esta situación de pertenecer a un grupo de barra pero que al mismo tiempo, finalmente, ni siquiera protejo a mi equipo, lo perjudico, lo destruyo.
Entonces, la verdad que es algo muy serio. Más todo lo que hago a los alrededores, ¿no? Lógico, ya vamos a hablar de aquello, de la gente que se acerca a los estadios, pobrecito. Pero esto de que la juventud llegue a las barras a integrarse, incluso a muy temprana edad, termina siendo un peligro para ellos mismos porque comienzan a ser utilizados, hay mucha droga dentro de las barras y justamente son cargos de cultivo los jóvenes en este sentido, es decir, es más fácil venderle a ellos que a un tipo adulto con mayor experiencia.
Es cierto, los mayores, los jefes, los lideres los mandan a ellos, por lo general, cuando vemos esas invasiones que hay en la cancha, los primeros que entran son cabros chicos. Ellos abren como las compuertas y después viene todo el rebaño. Una cosa muy distinta y que hay que aclarar, no digo que no vaya al estadio, eso me parece perfecto, me parece fantástico. Yo siempre le he inculcado a mis hijos que vayan al estadio y que sigan el deporte, pero que se integren derechamente una barra brava con los peligros que esto condiciona, de ninguna manera.
Entonces, ¿no te parece una señal de peligro que la familia debiera advertir cuando un hijo empieza a sentir esa inclinación?
Por supuesto que sí, pero volvemos al tema central que te decía. Hoy en día mucha juventud ha crecido en el abandono. Entonces, si lo vemos que se acerca a una barra brava, todo indica que también se acerca a la droga. Hoy en día estamos dentro de los grandes consumidores en Latinoamérica, no solo del tránsito que estamos teniendo, que incluso están viendo que aquí hasta pueden producir la droga. Entonces, la verdad es que ese abandono que yo vengo remarcando hace mucho tiempo que ocurre en la familia hace que todas estas personas sean material disponible para los traficantes. Consumidores nuevos que ayudan a expandir el negocio
Como dices tú, para el traficante, para el que tiene propósito hasta dirigencial, porque le manejan las barras, le pagan a algunas personas, lo dirigen a su manera. Entonces, la verdad es que esto es algo mucho más serio y requeriría la intervención del Estado, de la Policía, de muchas instituciones que deberían velar por la juventud y reguardar la salud mental y física de la juventud y todo lo que trae a un término de lo que decíamos, la gente que va a estar siendo dañada a los alrededores. Entonces, creo que mirarlo como los niñitos, igual como se mira los delincuentes realmente, como los niñitos como alguna vez los llamó el doctor Orozco en Universidad de Chile, es cerrar los ojos ante una evidencia.
Hoy en día estamos viendo que en todo el mundo ya estamos bajando las edades para la penalización máxima. En Estados Unidos ya han condenado a niños de 14 años a cárcel severa y vamos a llegar a la pena de muerte en algunos estados. Entonces, ¿por qué? Porque ya no estamos dando cuenta que hoy los niños de 14 años no son los niños que éramos nosotros. Por todo lo que hay, acceso a la información, ya no somos los niños inocentes entre comillas, que muchos eran hace 20 o 30 años atrás. Hoy en día ya es como cuando se hace el chiste, que el papá sienta al hijo hoy en día a decirle bueno, hijos, tenemos mucho que hablar, vamos a hablar de sexo. Y el niño le contesta, ¿y qué quieres que te enseñe papá?
Aparte que hay, yo creo que no sé, una idea dentro de los clubes, incluso del fútbol mismo, que a mí me parece absolutamente ilógica. Eso de decir que el fútbol no podría existir sin las barras. Es decir, a ver, el fútbol no puede existir sin los hinchas, evidentemente. Ahí estamos de acuerdo, pero hay que hacer la diferenciación.
Es decir, nosotros tuvimos oportunidad de vivir los grandes años más allá de la famosa generación dorada, pero a mí los grandes años del fútbol fueron después del Mundial del 62, es decir, la década del 60, el 70, que se llegaba a Copa Libertadores, que había estadios llenos, que podían jugar Colo Colo y la Universidad de Chile un mismo día en el mismo estadio. En fin, y en esos momentos había hinchas y no había estos problemas. Es decir, a lo más pucha, uno corría el riesgo de recibir un naranjazo alguna vez en un estadio. Era lo más que se exponía. Porque ni siquiera a combos se agarraban.
Pero, lamentablemente eso cambió. Y cambió para mal…
Claro, acabas de decir algo que es súper importante yo creo, ¿sabes qué? Hay que entender y aceptar que el sociópata lo produce la sociedad norteamericana y lo expande al mundo.
Por eso, hoy el psicópata existe en toda parte del mundo. Se ha establecido siempre la figura de sociópata como alguien que es producto sólo de una sociedad como la americana. Los demás son todos psicópatas.
¿Y qué significa eso? Por ejemplo, que lo he señalado creo que más de alguna vez. Si estoy frustrado, no soy nadie en una sociedad que me exige que tengo que ser alguien. Pues bien, digo, ¿cuántos mató el último desquiciado a los viejitos o a niños o lo que sea? Bueno, entonces voy, me compro un rifle, empiezo a matar viejitos y paso a la historia, igual que ese otro asesino. Por fin soy alguien. Es lo mismo, en menor media por cierto, lo que tenemos que entender que pasa con las barras bravas. Estas organizaciones si queremos así llamarlas, permiten que las personas que tienen necesidad de poder de ser alguien tengan esa posibilidad. Entonces, como integrante de la barra, hago esto, lo otro, tengo un nombre, tengo un prestigio, me siguen, soy alguien.
Es decir, usufructo de alguna manera psicológicamente del poder que me puede dar pertenecer a un equipo X y ser integrante de la barra para sentirme alguien importante. Entonces, lo que ocurre es que ya no es el hincha tal como tú decías, que va a ver el partido, va a apoyar a su equipo y gritará, llorará, qué sé yo, insultará al árbitro, todo lo que antes vivíamos. Pero hoy día es la necesidad también de que han visto que hay un nicho de poder y de usufructuar de cosas en propio beneficio, usufructuando de ser hincha de un club.
Ese hecho yo creo que uno, o se hacen los tontos los dirigentes o necesitan a esa gente con poder para manejar después su propia dirigencia, para llegar a cierto grado de poder dentro de un club y manejar ciertas situaciones, son cosas que se han denunciado, que se insinúan, pero que no están del todo demostradas, porque nadie ha hecho la investigación concreta y que no es difícil de llevar a cabo: ya veamos si existen los whatsapp, los teléfonos, las llamadas, para investigar realmente todos los nexos que existan entre ciertos dirigentes y entre barras bravas, entre comillas, por ejemplo. No se hace. ¿Y por qué no se hace? ¿Por las cuotas de poder? ¿Por qué hay tanto poder también que puede influenciar en que no se hagan las investigaciones? ¿Porque en realidad no les importa? La verdad es que hay muchas cosas detrás de bambalinas como se diría, que hay que investigar, pero lo concreto es que las barras implican situaciones de poder.
Yo me recuerdo que en la época en que nosotros estuvimos en Colo Colo, en la década del 90 y que estaban todos los logros, los grandes éxitos, Eduardo Meniquetti me decía mira, ser presidente Colo Colo, es más importante que ser presidente de Chile porque el presidente de Chile fluctúa por las cuotas de poder político, etc. Pero el presidente Colo Colo, de repente la mitad más uno de la gente que lo sigue y lo apoya y lo mira o quiere estar, entonces me decía, es una tremenda responsabilidad y a uno se le acercan demasiada gente y hay que tratar de mantener el equilibrio.
De eso se trata, de mantener el equilibrio ante tantas tentaciones. Porque hemos visto cómo se han usado las barras para inclinar inclusive elecciones dentro de los equipos grandes.
Te hablé de Colo Colo y te hablo ahora de Universidad de Chile. La tremenda decepción que me he llevado ahora mismo ya que tuve conversaciones con Michael Clark y me ha ofrecido ul contrato y se suponía que yo empezaba a trabajar en enero en el cuerpo técnico azul y yo le escribí una carta diciéndole que agradecía mucho, que habría sido un broche de oro muy importante, cerrar mi carrera en un equipo grande como la U, pero que en realidad no quería cambiar mi sistema de vida así que renunciaba a lo que habíamos acordado. Por suerte lo hice, porque con todo lo que se ha sabido posteriormente de Azul Azul.
Es decir tú has estado viviendo muy de cerca con los llamados poderes fácticos que manejan el fútbol chileno
«Así es y uno ve ahí cosas que nosotros las vivimos en Colo Colo también, todo el estadio lleno, la gente con estas cosas que hoy día se acuchillan entre los mismos barristas y ¿por qué lo hacen? Porque estoy hablando de la cuota de poder que quieren tener. Y que no van a querer soltar así como así
Hay otro aspecto que no hemos tocado y es que las barras se han transformado en un negocio.
«Exacto, el bien lucrativo. Existe ese negocio paralelo al deporte, que son las barras y cuando hay poder ¿qué hemos dicho? Aparece la ambición entonces ya se pierden valores hay que incitar a la gente a ciertas cosas y ya es como un partido político más las barras, en el fondo. Entra entonces a circular el mercado negro de las entradas, la venta de drogas y alcohol y hasta prostitución en algunos casa.
Puede decirse también que las barras son una vía de escape para el joven frustrado con lo que le ha dado la vida
Claro que si y sumado a todo esto que hemos hablado del abandono de una sociedad que está llena de odio en que no hemos sabido canalizar los odios lo hemos fomentado en que hay tanta frustración. Bueno, las barras es un lugar donde descargan la ira. La ira del fin de semana se acumula con la ira de toda la semana de frustraciones, de trabajo, de despidos, de tantas cosas que en realidad como te digo es para hacer un estudio sociológico de una universidad que se dedicara a hacerlo mucho más de lo que nosotros podríamos comentar en este programa».
¿Le ves alguna solución?
«Cuando las cosas se desbordan, la pregunta es una sola y que lo vamos a ver ahora con las promesas que hicieron todos los candidatos presidenciales respecto a la violencia. Ojalá que se cumplan, pero tengo mis dudas. Por ejemplo, en mi región, la Araucanía, que ha sido una región arrasada con la benevolencia de los gobiernos de turno porque ningún gobierno ha hecho lo suficiente para frenar la cantidad de maquinaria que se ha destruido, de camiones de campos quemados, de muertes de personas inocentes. Vamos a ver ahora si llega alguien que ´pueda tener la mano dura para frenar, porque cuando las cosas se te desbordan es muy difícil meterlas en control o te transformas en un bukele donde no perdonas ni una y pones la mano duraen extremo. Pero la verdad es que si va a seguir siendo lo mismo, y ahora mirado desde el punto de vista de los clubes, si me pregunta por una solución, lo veo difícil hasta que no aparezca una diigencia del fútbol y los equipos se unan y entiendan que hay que exterminar las barras bravas en el sentido de que no se les puede permitir todo lo que están haciendo porque están destruyendo el mismo negocio del fútbol o sea, equipos castigados sin público, mañana te pueden impedir participar en una competencia internacional si sigues reincidiendo tantas veces entonces el daño no solo es patrimonial es prestigio, es impedir participar en competiciones a los jugadores, a la familia entonces ya es algo que está sobrepasando límites, pero para eso solamente como te digo la federación, la asociación, los equipos de fútbol los dirigentes, todos unidos en poner término al cuento
¿Hay interés por hacerlo?
«Ojalá pudiera haberlo, porque evidentemente el fútbol hay que recuperarlo si no va en picada hacia su autoeliminación»
Por último, ¿qué consejo le darías tú con toda la experiencia que tienes, con todo tu manejo en las ciencia con las que trabajas, a una familia, llamemos padres, madres o uno de ellos, si tiene un hijo que habitualmente va al estadio, pero que comienza a tener un comportamiento medio raro, medio extraño como que en vez de querer ir, por decirlo de alguna manera a tribuna a Andes, preferie irse a la galería?
«Mira yo diría que el problema primero la familia se tendría que plantear ¿qué nivel de comunicación verdadera y relación afectiva ha tenido con su hijo? porque el peligro que un hijo se desborde hacia cualquier extremo drogas, alcohol delincuencia porque algunas barras actúan en forma delictual entonces, si tú sabes el hijo que formaste, si tú tienes una buena comunicación puedes estar tranquilo porque a lo mejor allá se grita más, se pasa mejor ¿y cuál sería el problema? el problema es que si veo que mi hijo está participando, tengo que ponerme una venda en los ojos para no darme cuenta. Como dijimos alguna vez los padres saben quién es el hijo que está tirando bombas, el padre sabe quién es el que está actuando en hechos violentos, porque ve la imagen, reconoce la ropa y la figura de su hijo y si no le dicen nada y nuevamente no le dicen nada porque lo vuelve a hacer al día siguiente, implica que tenemos un problema dentro de la familia que estamos sin límites entonces, si yo a mi hijo que está participando de las barras y sé lo que está pasando en las barras tengo que tener una conversación con mi hijo decir ¿qué pasa? ¿qué te ocurre? ¿por qué estás ahí? no es el hijo que creo haber formado, no es lo que quiero que tú seas. Pero para eso hay que tener una conversación abierta y franca el problema es lo mismo si hemos perdido los límites de la sociedad es porque lo hemos perdido en la familia
Si, agregado a una pérdida absoluta de la autoridad
Exacto, ¿qué padre le diría a su hijo hoy en día te prohibió ir al estadio? O te prohibió ir a las manifestaciones políticas o a una gtoma en tu colegio o universidad. Entonces, si perdiste el control, si perdiste el poder sobre tu propio hijo tu hijo es un desbandado dentro de la sociedad y ahí es donde tenemos que preocuparnos. Es decir, hay que recuperar primero que nada la autoridad porque es lo que hemos perdido a todo nivel dentro de nuestra sociedad en genera,l lo hemos perdido y el problema está en que también las propias autoridades han hecho que se les pierda el respeto ¿por qué? porque desgraciadamente aparecen autoridades corruptas, aparecen los policías involucrados en tráfico en narcotráfico, en delincuencia en asesinato, en un montón de cosas entonces, ¿el tema cuál es? es decir que como lo digo yo en mi columna que hay un porcentaje de psicopatía que va a estar presente entonces mejorémonos la selección para que esas cosas no ocurran tenemos que ser mucho más estrictos en todos los tipos de exámenes psicológicos que se le hacen a las personas que quieren meterse en ciertas instituciones para que esos psicopatas no entren y lo mismo pasa entonces en términos de si se reglamentaran totalmente las barras bueno, también habría que hacer el examen psicológico y todos los que son extremadamente violentos no pueden pertenecer a las barras esa sería una obligación dentro de los propios clubes, una obligación dirigida desde un ente mayor como puede ser la Federación o la Asociación de fútbol, reglamentar quiénes pueden pertenecer o no a una barra y todos estos sujetos que muestran estas conductas desviadas no pueden pertenecer nada más y eliminarlas de raiz».
Y se puede hacer. Lo han demostrado otros países que terminaron con este flagelo
Claro, no nos olvidemos que eso lo hizo Inglaterra. Que lograron reducir a los hooligans, tipos de peligrosidad extrema. Se les aplicó la ley en su forma más dura y es lo que habría que aplicar todos los tipos de esta calaña en cualquier parte del mundo. De partida no pueden entrar nunca más a los estadios. Tenemos que implementar la tecnología de punta, para identificar y sancionar a quienes incurran en actos racistas, violentistas, delictuales. En el básquetbol ya lo están haciendo. Sobre todo donde se pagan entradas carísimas, estoy hablando de la NBA, se identifican a las personas que cometen agresiones verbales o físicas y no se les permite entrar de por vida a un espectáculo de este tipo. Eso es lo que tenemos que hacer en Chile, si no vamos a seguir quejándonos siempre dee las barras, es que lo de esto, es que el dirigente, que este, el otro.O sea la sociedad del fútbol se autorregula a sí misma o no hay nada más que decir»



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