La Cancillería de la República Argentina ha presentado formalmente este miércoles la candidatura del embajador Rafael Grossi para el cargo de Secretario General de las Naciones Unidas (ONU), con miras al período 2027–2031.
Grossi, actual Director General del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OEIA), había manifestado previamente su intención de reemplazar a António Guterres, cuyo mandato finaliza el 31 de diciembre de 2026.
El comunicado oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores destacó: «La República Argentina, miembro fundador de las Naciones Unidas, cuenta con una trayectoria extensa y reconocida en el ámbito multilateral y mantiene un firme compromiso con los propósitos y principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas, en particular con la preservación de la paz y la seguridad internacionales y la promoción de la cooperación entre los Estados”.
TRAYECTORIA Y PERFIL DE EXCELENCIA
El Gobierno argentino resaltó la «destacada trayectoria de más de cuatro décadas» de Grossi en el cuerpo diplomático y su exitosa gestión al frente de la OEIA desde 2019, donde fue reelecto en 2023. Grossi es el primer latinoamericano en dirigir este organismo crucial, responsable de supervisar el uso pacífico de la energía nuclear.
Sus logros en la OEIA estuvieron orientados a «contribuir a la paz y seguridad internacionales mediante una gestión abierta, eficiente, presente y de resultados evidentes«.
Formación Académica Clave:
Ciencias Políticas en la Universidad Católica Argentina.
Maestría y Doctorado en Relaciones Internacionales e Historia en el Graduate Institute de Ginebra.
El canciller Pablo Quirno enfatizó que Grossi “demuestra su gran capacidad de liderazgo ante graves situaciones que afectan la paz y la seguridad internacional”. El perfil de Grossi fue calificado como un «candidato de excelencia» por su:
Profundo conocimiento del sistema multilateral.
Capacidad para promover el diálogo diplomático.
Desempeño probado en situaciones de conflicto como interlocutor imparcial.
Solvencia técnica y lingüística.
COMPROMISO Y CINCO PRIORIDADES PARA UNA ONU OPERATIVA
Grossi ha delineado sus cinco prioridades interrelacionadas para una ONU renovada, advirtiendo que el mundo ya no necesita más declaraciones, sino un organismo capaz de actuar con imparcialidad y basado en hechos.
Acción Eficaz por la Paz y la Seguridad: La ONU debe recuperar su misión central mediante un compromiso temprano y creíble. Propone diplomacia activa y el despliegue de expertos imparciales para que las decisiones se basen en la evidencia. El Secretario General debe mantener un diálogo sostenido con el Consejo de Seguridad y todos los Estados miembros, incluso los opuestos.
Desarrollo Mediante Soluciones Realistas y Alianzas Colaborativas: Si bien la paz es clave para el desarrollo, advierte que la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) presentan un avance limitado, con solo el 18% de sus objetivos en marcha.
Defensa de los Derechos Humanos y la Dignidad Humana: Reafirmar el compromiso a través de una presencia efectiva sobre el terreno y mecanismos para respuestas más eficaces a la discriminación y la violencia.
Gestión Moderna y Renovación Institucional: Busca superar la acumulación de mandatos superpuestos y funciones fragmentadas. La iniciativa UN80 es vista como un punto de partida para un proceso de reajuste más amplio.
Multilateralismo Pragmático y de Principios: En un contexto de fragmentación, sostiene que la imparcialidad y el diálogo eficaz son esenciales. El Secretario General debe hablar con claridad y actuar con propósito.
“El mundo sigue necesitando a las Naciones Unidas. Pero deben ser una Organización de las Naciones Unidas que funcione”, concluyó Grossi.
LA CARRERA POR EL LIDERAZGO GLOBAL
Grossi se une a una lista de destacados nombres que suenan para el cargo, incluyendo a las latinoamericanas Michelle Bachelet (Chile), Rebeca Grynspan (Costa Rica), María Fernanda Espinosa (Ecuador) y Alicia Bárcena (México), además de otras líderes globales como Mia Mottley (Barbados) y Jacinda Ardern (Nueva Zelanda).
La selección final depende del Consejo de Seguridad, que debe recomendar a una sola persona a la Asamblea General. Un requisito crucial es que los cinco miembros permanentes (Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido) deben coincidir en el candidato, ya que el desacuerdo de cualquiera puede bloquear la designación.
La Presidenta de la Asamblea General, Annalena Baerbock, ha subrayado que la persona elegida debe «brindar dirección firme en paz y seguridad, derechos humanos y desarrollo» para enfrentar desafíos desde conflictos activos hasta crisis humanitarias y climáticas.
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