El dictador venezolano Nicolás Maduro volvió a apelar a la retórica de confrontación y al discurso militarista al afirmar que Venezuela está preparada para imponerse en caso de una eventual “república en armas”, en un escenario marcado por la escalada de tensiones con Estados Unidos, el aislamiento diplomático y la creciente crisis de conectividad aérea.
Durante la conmemoración del 105° aniversario de la Aviación Militar Bolivariana, transmitida por el canal estatal VTV, Maduro sostuvo que “si la historia exigiera que esta patria se declare una república en armas, sé que nuestro destino será la victoria”. Además, ordenó a la Fuerza Aérea “permanecer alerta, lista y dispuesta a defender los derechos de la patria”, insistiendo en que ninguna “amenaza ni agresión” intimida a su régimen.
El discurso ocurre mientras Estados Unidos refuerza su presencia militar en el Caribe con el despliegue del portaaviones USS Gerald R. Ford y la intensificación de la Operación Lanza del Sur, oficialmente dirigida contra redes de narcotráfico y el llamado Cartel de los Soles, organización delictiva vinculada a altos mandos del chavismo. Maduro acusó a Washington de utilizar la lucha antidrogas como pretexto para amenazar su continuidad en el poder y aseguró que “ni el bloqueo, ni las sanciones ni la guerra psicológica” han logrado doblegar la voluntad de Venezuela.
En paralelo, el régimen ha incrementado los ejercicios militares, la movilización de milicias civiles y la retórica de “unión popular-militar-policial”, en una evidente radicalización política.
El endurecimiento discursivo coincide con un mayor aislamiento internacional, profundizado por la decisión del régimen de revocar las concesiones aéreas a Iberia, TAP Portugal, Turkish Airlines, Avianca, Latam Colombia y Gol. Según el Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC), estas compañías “se sumaron a acciones de terrorismo de Estado” y “cancelaron vuelos unilateralmente en complicidad con el enemigo”. Sin embargo, las aerolíneas habían suspendido rutas tras la advertencia de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA), que llamó a extremar la precaución sobrevolando Venezuela ante el riesgo de una escalada militar.
Pese a que el régimen otorgó 48 horas para que las empresas retomaran sus operaciones, el ultimátum expiró sin resultados y agudizó el aislamiento aéreo del país. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) exigió al gobierno venezolano revertir la medida y restaurar la conectividad, subrayando que la prioridad de las compañías es la seguridad de pasajeros y tripulaciones.
“El sector reafirma su compromiso con Venezuela y su disposición a reanudar servicios tan pronto como las condiciones lo permitan”, señaló IATA.
El cierre de rutas complica aún más el panorama para quienes buscan abandonar Venezuela, mientras países europeos y latinoamericanos han emitido alertas de seguridad para sus ciudadanos ante la creciente inestabilidad política, la ruptura de servicios básicos y el aumento del militarismo.
En este contexto, el régimen mantiene su narrativa de resistencia, acusando a “fuerzas imperialistas” de intentar provocar su caída. La militarización y la represión interna persisten en medio de sanciones económicas, crisis estructural y un aislamiento internacional que se profundiza. Washington y sus aliados regionales continúan monitoreando la situación, atentos a posibles nuevos movimientos que agraven aún más la tensión entre Venezuela y la comunidad internacional.
/psg



