El jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, afirmó que Estados Unidos ha registrado “algún progreso” en las conversaciones con Rusia orientadas a frenar la guerra en Ucrania, aunque reconoció que persisten diferencias profundas en torno al estatus de los territorios ocupados. En declaraciones a Fox News, Rubio explicó que Washington intentó determinar “con qué podrían vivir los ucranianos que les dé garantías de seguridad para el futuro”.

Según el diplomático, Estados Unidos espera que cualquier entendimiento permita a Ucrania reconstruir su economía y fortalecerse. “El compromiso les permite no solo reconstruir su economía, sino prosperar como país”, afirmó al detallar el marco que la administración estadounidense ha puesto sobre la mesa durante las conversaciones con Moscú.

Desde el Kremlin, sin embargo, la valoración fue menos optimista. Su portavoz y principal asesor presidencial, Yuri Ushakov, negó que se hubiese logrado un avance sustancial respecto a la cuestión territorial. Moscú, señaló, no identificó un terreno común sobre el futuro de los territorios bajo ocupación rusa —aproximadamente el 19% del territorio ucraniano—. “No encontramos ningún compromiso, pero se pueden debatir algunas soluciones estadounidenses”, afirmó.

La reunión celebrada en Moscú contó con la participación del presidente ruso, Vladimir Putin, junto al enviado estadounidense Steve Witkoff y Jared Kushner, yerno del presidente Donald Trump. De acuerdo con fuentes diplomáticas, el encuentro se prolongó durante casi cinco horas y formó parte de una serie de gestiones intensificadas en los últimos días para encauzar un proceso de desescalada del conflicto.

Tras la reunión, Ushakov señaló que “hubo algunos puntos en los que pudimos ponernos de acuerdo”, aunque advirtió que Putin mantuvo una postura “crítica, incluso negativa” sobre otras propuestas estadounidenses. De acuerdo con fuentes ucranianas citadas por AFP, Witkoff y Kushner podrían reunirse el miércoles con una delegación de Kiev, posiblemente en Bruselas.

Durante una visita oficial a Irlanda, el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, reiteró que Ucrania exige el final completo de la guerra, rechazando cualquier iniciativa que implique solo una pausa temporal de las hostilidades. “No habrá soluciones fáciles”, afirmó en redes sociales, y pidió que “nada se decida sin Ucrania, sobre nosotros, sobre nuestro futuro”.

En Washington, el presidente Donald Trump reconoció la complejidad del proceso diplomático. “No es una situación fácil, se lo aseguro. Qué desastre”, declaró en una reunión con su gabinete en la Casa Blanca.

Mientras la diplomacia avanza con dificultad, la situación política y militar de Ucrania sigue deteriorándose. Escándalos de corrupción en Kiev derivaron en la dimisión del jefe de gabinete de Zelensky, al tiempo que Rusia intensificó sus ataques con drones y misiles contra varias regiones ucranianas.

En noviembre, Moscú obtuvo su mayor avance territorial en un año, con 701 km², según análisis basados en datos del Instituto Estadounidense para el Estudio de la Guerra. Ese progreso incluyó la toma de Pokrovsk, un centro logístico clave, y de Vovchansk, en el noreste del país. No obstante, las autoridades ucranianas aseguran que los combates en Pokrovsk continúan.

Las tensiones diplomáticas aumentaron después de que diversas voces en Europa acusaran a Estados Unidos y Rusia de negociar posibles acuerdos sin consultar adecuadamente a los gobiernos europeos. Antes de recibir a los enviados estadounidenses, Putin sostuvo que Europa obstaculiza la búsqueda de una salida política al conflicto y afirmó que Rusia está lista para continuar la guerra “si Europa quiere y empieza”.

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