Uno de los factores más estudiados por la psicología es la desindividualización que ocurre dentro de las barras bravas. El anonimato del grupo reduce la percepción de responsabilidad personal.
En ese contexto, jóvenes que fuera del estadio no presentan conductas violentas pueden participar en actos extremos, amparados por la masa.
La identidad colectiva diluye la culpa y amplifica las emociones, especialmente la rabia y la euforia.
Este fenómeno explica por qué las sanciones individuales suelen tener escaso efecto disuasivo.
Sin abordajes grupales, el problema tiende a reproducirse.



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