Experta: Abogada Daniela Rojas, Directora de la ONG «Derecho a la Tribuna».

La presencia de mujeres en barras bravas debe analizarse también desde el marco de los derechos humanos y la igualdad de género. El estadio es un espacio público de socialización masiva, y como tal, debe garantizar el acceso y la participación plena de todas las personas, sin discriminación. La incorporación femenina es, ante todo, un ejercicio de un derecho: el derecho a participar en la cultura futbolística en todas sus expresiones, incluso en aquellas consideradas marginales o extremas.

Durante décadas, las mujeres fueron excluidas de estos espacios mediante mecanismos informales de coerción: desde el chiste machista hasta la amenaza velada de violencia. Su ingreso actual es una forma de desobediencia civil a un orden de género injusto. No piden permiso; toman lo que legal y moralmente les corresponde. Es un movimiento de base que desafía la microfísica del poder en el deporte.

Sin embargo, es crucial no romantizar este fenómeno. El entorno de las barras sigue siendo altamente tóxico y machista. Las mujeres dentro enfrentan acoso, violencia simbólica y, en muchos casos, riesgo de violencia sexual. Su lucha es doble: hacia afuera, por el reconocimiento; hacia adentro, por la seguridad y el respeto. Nuestro trabajo como organización es visibilizar estas violencias y presionar a clubes y autoridades para que implementen protocolos específicos de protección.

También hay un debate sobre si esta incorporación legitima un espacio de violencia. Nuestra postura es clara: el problema es la violencia, no la presencia femenina. Las mujeres tienen derecho a elegir su forma de participación, incluso en contextos complejos. La solución no es excluirlas, sino transformar la cultura del fútbol para erradicar todas las formas de violencia, incluida la de género.

Finalmente, este fenómeno es un excelente indicador de los cambios sociales. Cuando una mujer puede ser barra brava sin que eso cause asombro, estaremos cerca de la verdadera igualdad. Mientras tanto, celebramos su valentía como pioneras que, con su mera presencia, están reescribiendo las reglas no escritas del juego más popular del mundo.

 

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