Nico es un hincha del fútbol y específicamente de Colo Colo. Va al estadio desde que era muy niño, primero de la mano de su padre a los sectores preferenciales del estadio Monumental y ahora desde que empezó a ir solo, siempre al sector donde se ubica La Garra Blanca. Aquí nos explica el porqué de una pasión que “tiene razones que la razón no entiende”

Castigo? La Garra Blanca mete a Colo Colo en nuevos líos con la Conmebol - Estudio Estadio | Hablemos de fútbol y otras cosas

Nico, cuéntanos un poco. ¿Desde cuándo está afición por el fútbol?

 

“Desde toda la vida, la verdad. Desde que tengo memoria, que soy del Colo, que veo los partidos, que me importa, que estoy pendiente, que me afecta. Es por la herencia de mi papá, que igual es bien fanático. Entonces siempre de chico he crecido yendo al estadio y estando pendiente y bien ligado siempre al equipo.

¿Desde cuándo que vas al estadio propiamente tal? Al Monumental, me imagino

Sí obvio. La verdad si me preguntas, yo siento que toda la vida he ido al estadio. Mi papá me llevaba de chico y ni siquiera sé exactamente qué edad tenía cuando empecé a acompañarlo a él y a mi hermano mayor, que también es colocolino como toda la familia

 Pero, algunos recuerdos especiales debes tener de esas primeras idas al estadio

“Si claro Fui, por ejemplo, en el 2006 a la final en el estadio Nacional con el Pachuca de la Sudamericana, entonces tenía seis años. Pero antes de eso ya había ido varias veces. Pero de ir todos los fines de semana, de ser abonado, de ya prácticamente sentir como la obligación, entre comillas, de ir o de no poder faltar, yo diría que como 2019, como un año antes de la pandemia, dos años antes, por ahí en la época que yo estaba aún en el Colegio, como en 2018”

 Es decir, justo empezaste a ir regularmente y llegó la pandemia

“Exacto y ahí no había nada que hacer, no se podía ir, obviamente al estadio y la verdad es que la sufrí en demasía. Era como si algo le faltara a mi vida Por eso, en cuanto bajó un poco la pandemia traté de no faltar nunca más. Era el ritual de todos los fines de semana, o sea todos los partidos de local más que nada, y cuando se puede ya está la posibilidad de ir de visita.

¿Y vas a otras regiones siguiendo a Colo Colo?

Si, he ido a otras regiones y fuera del país también, pero por razones económicas no todas las veces que yo quisiera. En Santiago, eso si, he ido a todos los estadios en que ha jugado Colo Colo. El Santa Laura, el Bicentenario de la Florida, el San Carlos, el Nacional, el de la Cisterna, y eso.

¿Y es verdad que ser hincha es una pasión, es un amor ciego, sordo y mudo?

Sí, más o menos es así, porque es como lo que le digo, algo que forma parte importante de mi vida. Más aún para mí, como que casi es una obligación estar acompañando a Colo Colo en las buenas y en las malas. Si por alguna razón especial alguna vez no he podido ir, como que me siento muy mal, como que fallé, me siento pésimo, como que no hice algo que tenía que hacer, como casi que no cumplí con un deber. Se que cuesta entenderlo, porque no hay ningún compromiso ni de palabra ni por escrito que diga que yo tengo el deber ni la obligación de ir al estadio, pero de verdad que lo siento sí. Es una cosa inexplicable e imposible que lo pueda entender alguien que no es de la barra”.

¿Y en qué sector te sientas para ver el partido?

“Por supuesto que en el sector Arica, donde se ubica la Garra Blanca. Cuando era chico, mi papá nos llevaba al sector Océano, que es uno de los más caros, pero desde que me dejaron ir sólo, él sigue yendo allá con mis hermanas mujeres y nosotros con mi hermano mayor nos vamos a la barra”.

¿Y ahí saltas, gritas, disfrutas?

Sí, todo, todo, todo eso y mucho más. Se pasa bien, se salta, se disfruta, se canta, se sufre también, pero es parte de lo que consideramos nuestros 90 minutos de fama. Es un desahogo. A todos los chiquillos y los jóvenes que le pregunte le darán la misma respuesta. No vamos al estadio a ser un espectador pasivo, digamos. Vamos a participar, a ser parte del espectáculo, a jugar desde fuera de la cancha. Es nuestra manera no de apoyar, sino que de ser parte del equipo”

 Pero también van muchos cabros chicos que va a tirar piedras y hacer destrozos

«Mire, yo tengo una opinión bien clara al respecto: si a la garra no la provocan, sacándole los lienzos, tirándoles agua con el guanaco o con otras barras agrediéndote, no va a pasar nada. Y eso de los cabros chicos y algunos desubicados es porque para ser más populares, ahora también va mucha gente como a sacar un videíto para Instagram, para TikTok, y quizás no son tan pasionales y a lo mejor ni siquiera hinchas del Colo, pero van para hacerse notar, para salir en la tele y en las redes sociales. Pero es un grupo muy pequeño, el 95% de los que vamos a la Garra Blanca es porque Colo Colo nos necesita, es parte de nuestra vida y no le podemos fallar”

¿Pero porqué se ven tantos cabros chicos cada vez que hay desórdenes?

“Por lo que le acabo de decir. Esos cabros chicos, esos niños, esos adolescentes son lo que nosotros llamamos hinchas de cartón. Como que sienten que está muy de moda el querer ser choro, el querer ser flaite, el querer ser bacán. ¿Y qué pasa? Que las barras son vistas socialmente como eso, como el sitio ideal para hacerse notar. Por eso se graban, se hacen los bacanes, y a la final no son tan hinchas del club y como lamentablemente el fútbol, y Colo Colo en este caso, está como ligado socialmente desde el ojo de muchas personas, como que ser flaite es casi un sinónimo, van a eso a la final, a rescatar un video para las redes sociales y darle el corte, como digo yo, que le han apurado el corte. Pero es una estigmatización injusta. En el caso nuestro ya le dije que mi padre tiene afortunadamente un buen trabajo y buena situación económica, por lo que podríamos ir sin problemas a las localidades más caras. Pero no sería lo mismo, nuestro sitio está acá junto a la barra, a ella nos debemos y a ella pertenecemos. Y no somos los únicos porque usted encuentra en la Garra Blanca a muchísimos estudiantes universitarios y profesionales, medios, abogados, ingenieros, etc”.

¿A esos niños, a esos jóvenes aprovechan para venderles droga en la barra?

 “Mire esa pregunta no se la voy a responder, porque a mi juicio es otra estigmatización injusta. En las barras se vende tanto, más o menos drogas que en los colegios, en las poblaciones, en los parques o en un concierto”

Ok, volvamos a la realidad de la barra. Para ustedes, que van al estadio, ¿los jugadores son sus ídolos, sus referentes, sus ejemplos a seguir?

“Algunos opinan lo contrario, pero yo creo que el jugador sí es un ídolo y es un referente. Es así, es literal, un niño chico ve fútbol y quiere ser futbolista, entonces obviamente el futbolista va a ser todo para ese pequeño. Ahora, en lo que estoy de acuerdo es que el futbolista no tiene por qué tener la obligación de un buen ejemplo. No sé si me explico, porque al final el tipo lo que hace es jugara al fútbol, no es el presidente de la República, no es un ministro, no es un parlamentario. Su trabajo y su obligación la tiene que cumplir dentro de la cancha, pero su comportamiento en la vida privada es cosa suya. Por ejemplo, cuando critican a un futbolista por beber o por ser mujeriego, pienso que se exagera la nota porque es su problema. Otra cosa diferente es que sea grosero con la gente que va al estadio y con sus hinchas. Entiendo que nadie tiene la obligación de tomarse una foto o firmar un autógrafo, especialmente cuando las cosas no le han salido bien o está muy cansado. Pero, detenerse, saludar no le va a quitar más de un minuto y la gente igual se va a sentir muy feliz”.

 Mira, hay algo que me hizo ruido. Tú dijiste que si un jugador bebe alcohol es problema suyo. Pero, eso sin duda que afecta su trabajo porque no va a estar en buenas condiciones físicas para entrenar o jugar. Eso me parece una contradicción

«O sea, es obvio que idealmente el futbolista debe estar en óptimas condiciones y no tomar y ser sano, pero tampoco considero que esté bien criticar de la forma en que se critica o de forma desmedida a un futbolista porque lo vieron quizá en su casa curado o cosas así. Por ejemplo, el caso de Arturo Vidal, que dicen que es curado, pero siempre rinde al máximo. Personalmente, si yo lo grabara en un restaurante tomando un fin de semana con su familia, es normal, da lo mismo. Diferente es si choca el Ferrari como le pasó en la Copa América, yo estoy criticando el hecho de que manejó curado, porque eso pone en riesgo su vida y la de los demás. Ahí todos, hasta la presidenta da la República fueron permisivos, porque estaba jugando por Chile, pero si eso le pasa antes de un partido de Colo Colo seguro que lo destrozan. Y la situación es, en el fondo, exactamente la misma. Reitero, creo que hay niveles hasta donde deben llegar las críticas. Y ojo, que también digo lo mismo rige para los futbolistas: no está mal que tome un fin de semana u después de un partido, pero tampoco puede ser aceptable que salga todas las noches de fiesta. Que tu apodo sea “Discoteca”, por ejemplo”

Respecto a la violencia, porque no me vas a negar que las barras son violentas…

«Si, en realidad las barras siempre han sido violentas y eso últimamente se ha acentuado. Yo creo que hoy en el mundo en general, y en Sudamérica principalmente, está muy de moda el hecho de querer ser malo, choro, el hecho de querer ser flaite, el hecho de querer ser como bandido, entre comillas, el hecho de querer ser marginal, como que eso es cosa de escuchar la música urbana, yo creo que desde ahí parte. Si usted escucha sus canciones y muchas de ellas adoptadas por las barras, hablan de que robar es bacán, de que hay que drogarse, curarse y los cabros chicos crecen escuchando eso, los toman a ellos como referentes, piensan, los ven a ellos que hacen esas cosas y dicen, oye ellos son bacanes, yo quiero ser igual. Entonces ¿qué es lo que pasa? La violencia se desata en todos lados y se ve no solamente en las barras de fútbol, hoy en día están robando en todas partes, la calle está súper peligrosa, y eso lamentablemente también se refleja en el fútbol. Las barras no compiten por cual se porta mejor, todo lo contrario, compiten por ser la más choras y algunos se creen el cuento y poco menos que se creen integrantes de bandas criminales. En el estadio uno ve a un montó de cabros chicos que no van a ver el partido, que no les interesa lo que haga su equipo, van a puro hacer líos. Pero, atención que hay otra violencia que es mucho peor, porque es la que termina en muertes de persona, como  lo que le pasó a la U en Argentina, donde no se cómo se salvaron sus hinchas cuando fueron atacados criminalmente por los de Independiente. O cuando vinieron a jugar acá los hinchas de la U de Perú y mataron a un hincha de Colo Colo a la entrada del estadio Monumental. O lo que es peor, la violencia de estado, cuando mataron a los dos niños que querían ingresar al estadio y fueron atropellados por un carro policial. Eso debe ser sancionado con la máxima rigurosidad por la ley, pero no me digan que es violencia colgar un lienzo o gritar consignas contra Pinochet en el estadio, estar sentado arriba de una reja, pasarse de un sector a otro. Y se castiga y se juzga con la misma severidad. Eso me parece desmedido”

Nico, ¿A ti te ha tocado vivir algún hecho de lo que tú llamas violencia cuando has ido al estadio?

«Sí, pero no en el estadio Monumental. Fui a San Carlos de Apoquindo a un partido con la Católica en que no se aceptaban hinchas visitantes. Con mi hermano nos conseguimos entradas con un amigo y fuimos al sector preferencial, porque creíamos que ahí no iba a pasar nada. Pero, para no alargar el cuento pasaron una serie de cosas que hizo que todo terminara mal. Era un partido muy importante, casi definitorio para el título y  Colo Colo iba perdiendo 1-0, ya muy cerca del final y lo empata en el último minuto. Eso provocó una gran frustración entre los hinchas de la UC y creo que desencadenó en que la Católica. A nosotros ya nos habían apuntado por no andar con la camiseta de los cruzados y cuando hizo el gol Colo Colo, miro para el lado, y veo a un loco que estaba encapuchado y que nos amenazaba. Le dije a mi hermano, vámonos al tiro mejor, porque entré como en modo supervivencia, ya que el loco le decía algo a quienes estaban cerca suyo y empezaron todos a mirarnos. Fue muy raro, porque n nosotros sabíamos a lo que íbamos y estábamos mus conscientes que n o podíamos celebrar un gol de Colo  Colo en ese estadio, por lo mismo no lo gritamos ni nada. Nuestro único pecada era no andar con la camiseta de la Católica. Ahora que ha pasado mucho tiempo y lo pienso, tal vez yo me acusé solo, al decirle a  mi hermano que nos fuéramos al tiro, antes que terminara el partido. Porque si salíamos con toda la gente, quizás no hubiera pasado nada, pero cuando salimos solos y bajamos de la tribuna, al llegar a los estacionamientos nos rodearon entre varios, pero igual seguimos avanzando como demostrando que no les teníamos miedo. Parecía que íbamos a poder salir, hasta que se nos acerca un viejo chico, que estaba terriblemente curado y nos tira un aletazo, pero no nos alcanzó a pegar ni a mí ni a mi hermano y yo por instinto le devolví el combo y como se dice vulgarmente, lo senté de raja en el suelo. Cuando veo a la turba pensé hasta aquí no más llegamos y me echó para atrás con mi hermano para defendernos juntos y chocamos con algo. Miro y me volvió el alma al cuerpo porque era un carabinero, igual me puse nervioso, y le dije ya sé que nos van a llevar detenidos, pero nosotros no hemos hecho y yo le pegue a ese que está en el suelo porque tenía que defenderme. El carabinero me dijo, sí, sí, ya vimos todo lo que pasó, ahora corre porque ellos son muchos y si re agarran no vamos a poder hacer nada. Me pescó de un codo y me dijo que corriera detrás suyo, al paso que al pobre viejo chico que se venía levantando para seguir peleando le pegó un lumazo en las patas y lo volvió a tirar al suelo.  Nosotros corrimos y llegamos hasta donde había un furgón, pero ni ahí estábamos a salvo, porque llegó el resto de los hinchas de la Católica y uno de ellos se mete por atrás del furgón con dos piedras en la mano. Cuando yo lo ví corría hacia donde estaba, porque en la barra nos han enseñado que si te van a a atacar a piedrazos es mejor estar de cerca del atacante, porque si te titan la piedra y estás cerca, no te pasa nada porque llega con menos fuerza. El tipo como que se sorprendió y antes que alcanzara a reaccionar. como que me agaché, y le tiré un combo, no tengo muy clara la imagen, pero  sentí que le pegué y el gallo cayó hacia atrás y ahí quedó la embarrada. Porque como que se vinieron todos encima nuestros, pero por suerte el carabinero que ya nos había salvado al comienzo, llegó de nuevo, nos pescó casi en brazo y nos subió al furgón, donde esperamos un buen rato hasta que se fueron.  Me imagino que si eso mismo nos pasa en un partido con la Chile éramos hombres muertos, porque mal que mal los de la Cato son un poco más tranquilos, pero Los de Abaja nos hubieran masacrados, a nosotros dos y al carabinero que nos ayudó”.

 Lo que me contaste habla bien de Carabineros, pero ustedes los de la Garra Blanca los consideran sus enemigos

“A ver yo estuve también en el estadio Monumental el 10 de abril cuando murieron la  Milan y el Martín y al salir del estadio, esa vez, fue mucho más terrible que lo que te conté de San Carlos de Apoquindo. Esa vez, literalmente las calles cercanas al estadio eran verdaderas zonas de guerra, había barricadas y esa noche carabineros actuó indiscriminadamente, pegándole a toda la gente, daba lo mismo si eran hinchas, jóvenes o personas de edad. Seguramente, por lo que había pasado estaban descontrolado, el zorrillo, repartía esa agua que tiran y gases por todos lados. Yo estaba con dos amigos y me acuerdo de que se nos acercó una señora de edad y nos rogó que, si se podía quedar con nosotros, porque se perdió de las personas con las que andaba y tenía mucho miedo. Nosotros avanzamos un poco, la llevamos al medio y avanzando poquito a  poquito, pegados a unas paredes, después de más de una hora conseguimos salir a una calle que estaba un poco más calmada. Eso te demuestra que los problemas más graves también se generan por falta o abuso de la autoridad”

Y a pesar de toda esta violencia, a pesar de los malos ratos, de los sustos, a pesar de todo eso, tú igual vas al fútbol…

«Sí, siempre, porque si uno deja de ir es como que al final van a ganar los violentos. Todos los que vamos al estadio a alentar a nuestro equipo, como un hincha normal y corriente somos una barrera de contención para que no prospere la violencia. Mira, supongamos que ahora dentro de la barra, por darte una cifra antojadiza, hay 30 violentos, y 30 hinchas normales, si yo dejo de ir, van a haber 29 normales y 30 violentos, y así poco a poco van a ser ellos la mayoría y lo van a controlar todo. No podemos dejar que eso pase”

¿Me puedes definir lo que significa pertenecer a la Garra Blanca?

«Para mí la Garra Blanca es el alma del estadio Monumental. Es toda persona que va a alentar a Colo Colo, aunque no vaya físicamente al sector Arica. Puede estar en Océano, Cordillera, da lo mismo, la Garra Blanca es el hincha que va, que alienta, que canta, y que está full todo el tiempo con el equipo. Si tú te fijas, cuando la Garra Blanca canta, es todo el estadio el que canta, porque se saben la letra de todas las canciones. Y eso no porque lo determine quienes coordinen la barra porque es algo que nace espontáneamente. Con decirte que yo sé que hay gente que lidera, pero yo no sé ni quienes son, ni como se llaman. Por eso, no es fácil definirlo, podría decirte que es una pertenencia a la que nadie te obliga ni te pone normas, pero con la que te sientes absolutamente comprometido. Por algo más fuerte que la razón. Como dice una canción, hay razones que la razón no entiende”

¿Qué opinas de quienes aseguran que las barras están infiltradas por los y que son los que reclutan a los jóvenes, porque les sirven para su negocio y además los utilizan como carne de cañón?

“No, eso lo descarto de raíz y no lo creo bajo ninguna circunstancia, incluso me atrevería a decir que es todo lo contrario. La coordinadora, y los organizadores de la Garra Blanca son los primeros en decirle a los jóvenes y a los niños que no se manden embarradas. No estoy diciendo que sean blancas palomas o que sean el Santo Padre, pero decir que los líderes de la barra son violentos y hacen negociado creo que es falso. Te estoy hablando por lo que yo veo dentro del estadio. Ahora, lo que hagan afuera o en su vida privada, en las poblaciones en las que viven, es harina de otro costal. Si son narcos, traficantes o lo que sea, a mi no me consta y tampoco me importa. Yo juzgo por lo que veo cuando voy al Monumental”

Pero ¿cómo se explica de dónde sacan plata, ¿cómo se costean los viajes a regiones o al extranjero? Porque, a primera vista, no parecen ser muy adinerados o vivir de una renta

“Según tengo entendido de autogestión. Hacen campeonatos de fútbol en todos los barrios, sus completadas, cosas así, para recaudar fondos a veces con la presencia de algunos jugadores del equipo y cobran entradas. Además, cuando hay partidos, a la entrada del sector donde se ubica la Garra, hacen colectas y con el bombo están pidiendo colaboración. Te aseguro que todos algo les damos y así van juntando”.

Otra cosa que para la gente que va a otros sectores del estadio resulta inexplicables. Porque a ellos les revisan y les quitan hasta los lápices, frutas, bebidas que llevan al estadio. Sin embargo, la Garra Blanca introduce fuegos artificiales, pancartas, lienzos, cómo lo hacen?.

“No lo sé exactamente, porque nunca ha sido algo que me preocupe. Yo creo que entran todas esas cosas antes, llegan muy temprano y pasan, pero ojo que lo que son objetos de animación, bombos, banderas, lienzos, esas cosas sé que las declaran en la Administración del estadio. Ahora lo de los fuegos artificiales, las bengalas, no sé cómo lo entran, pero no creo que tengan complicidad con los guardias. Otra posibilidad, aunque te dejo en claro que estoy hablando desde la ignorancia, porque no es algo que yo haya visto, es que pueden llevarlos entre la ropa de los niños chicos, porque a ellos los revisan menos ellos lo revisan menos, tal vez se los pegan en el cuerpo, es cosa de ingeniársela. Lo que sí yo vi una vez es que un caballero andaba con una bota con chiporro, en medio del partido se la saco y extrajo una petaca me imagino que con whisky. Me dio mucha risa en todo caso” .

 Para terminar Nico, ¿qué le dirías tú a quienes aseguran que debiera haber una ley que le ponga fin a las Barras Bravas?

“Muy simple, que se informen bien, que asistan a ver un partido en medio de la barra y se darán cuentan que hay mucho de fábula y mitos en lo que se dicen y que se reflejan en algunas preguntas que usted me ha hecho.  Las barras no son tan malas como dicen que son y le vuelvo a repetir que es un problema que no está ajeno a lo que es la sociedad. Te reitero hoy hay una cultura generalizada de querer ser el más choro, y el más malo y en eso caen algunos jóvenes y los cabros chicos, pero esa gente es muy minoritaria en la barra, esa gente nunca ha sido hincha del fútbol, esa gente sí tiene que dejar de ir, porque nos tienen, a todos podridos, literalmente, van y ocupan un cupo, compran una entrada, que podría comprar un hincha real del Colo Colo, o del equipo que sea. A esos hinchas de cartón también les diría que nos hacen mucho daño, que dejen de pensar que son más bacanes por ser más choros, que dejen de pensar que Colo Colo es una herramienta para hacerse más choros, que vestir la camiseta del Colo te hace más flaite. Que entiendan que la barra no es su lugar, que tienen que dejar de ir y dejarle el espacio al hincha de verdad, el hincha fiel, el que va a ver el partido, a cantar, a alentar, a hacer el aguante. A los otros, a los que van a subirse a la reja para sacarse una selfie y no les importa que el partido pueda ser suspendido, a los que gozan destruyendo bienes públicos o tirándole piedras porque si a los carabineros, a esos no los queremos en el estadio. Porque no es su lugar, porque no sienten lo que todos los verdaderos hinchas de Colo Colo sentimos y que, por el contrario, difícilmente haríamos algo que – como ocurre ahora- haga que al club lo castiguen y deba jugar partidos internacionales sin público. Son muy ´pocos, pero por culpa de ellos nos castigan a muchos”

 

 

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