Con un tono más optimista que en informes anteriores, el Informe de Política Monetaria (IPoM) publicado esta mañana por el Banco Central (BC) fue bien recibido por los analistas, quienes destacan una mejora en el escenario macroeconómico respecto de los documentos difundidos durante el resto del año.
En su análisis, el instituto emisor subrayó que la inflación ha descendido más rápido de lo previsto en el IPoM de septiembre, proyectando ahora que alcanzará la meta del 3% durante el primer trimestre de 2026. A ello se suma una revisión al alza de las perspectivas de crecimiento económico para el próximo año.
En concreto, el BC elevó el rango de expansión del PIB para 2026 desde 1,75%-2,75% a 2%-3%, además de mejorar las proyecciones de inversión e incorporar un mayor precio promedio del cobre en su escenario base para ese período.
Un informe mejor al margen
Para Rodrigo Montero, economista y decano de la Facultad de Administración y Negocios de la Universidad Autónoma, el documento entrega señales alentadoras.
“En general, se trata de un buen informe de política monetaria. Vemos que el escenario mejora en el margen. La actividad se posiciona ya con un crecimiento cercano al 2,4% este año y también mejora marginalmente la proyección para el próximo”, señaló.
Una visión similar expresó Ricardo Ruiz de Viñaspre, economista y director de la Escuela de Ingeniería Comercial de la Universidad Finis Terrae. A su juicio, el IPoM “trae noticias esperables y medianamente positivas”, especialmente porque confirma la convergencia de la inflación a la meta durante el primer trimestre de 2026.
No obstante, el académico matizó su optimismo. “Debemos ser más ambiciosos. El propio Banco Central reconoce que el empleo no está creciendo de manera relevante, y que la cesantía sigue elevada, particularmente entre mujeres y jóvenes”, advirtió.
En la misma línea, Benjamín Villena, profesor asociado del Instituto de Políticas Económicas de la UNAB, destacó que el informe presenta una perspectiva macroeconómica cautelosamente optimista, sustentada principalmente en una inversión mayor a la prevista y en términos de intercambio más favorables, impulsados por el alza en el precio del cobre.
Por su parte, Cristián Duarte, exdirector de la Bolsa Nacional de Empleo, señaló que Chile estaría cerrando 2026 con una economía en un proceso de recuperación moderada, con un desempleo levemente a la baja, aunque aún en niveles históricamente altos.
El punto de partida para el próximo gobierno
Respecto del escenario que enfrentará la próxima administración al asumir, Pablo Pérez, economista del Instituto Libertad, sostuvo que el nuevo gobierno “comenzaría con un cuadro macroeconómico algo más ordenado, pero con restricciones claras”.
Según explicó, el país partiría con una inflación prácticamente en la meta, lo que abriría espacio para que las tasas de interés continúen normalizándose sin riesgos de desanclaje, junto con un entorno externo algo más favorable y un precio del cobre elevado en las proyecciones.
Sin embargo, advirtió que el principal desafío será convertir el repunte de la inversión en mayores niveles de productividad, empleo y dinamismo en la construcción. Además, recordó que el escenario base del BC contempla un déficit de cuenta corriente cercano al -2,2% del PIB en 2026, lo que obliga a resguardar la confianza y el acceso al financiamiento externo.
Para Ruiz de Viñaspre, las expectativas económicas para el próximo gobierno “son mejores que las observadas durante este año”, lo que se ha reflejado en una mayor rentabilidad bursátil y una caída del tipo de cambio. “Existen expectativas positivas y eso es valioso”, afirmó.
Finalmente, Montero concluyó que el panorama macroeconómico para 2026 se ve algo más benigno, con mejores proyecciones de crecimiento y una inflación que estaría plenamente controlada, configurando un escenario más favorable para la próxima administración.
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