Dormir en noches calurosas no es fácil y puede convertirse en causa de trastornos del sueño, según confirma el doctor Leonardo Serra, neurólogo de Clínica Alemana.

El impacto del calor en el descanso

El especialista explica que las altas temperaturas dificultan el inicio del sueño, ya que este proceso está biológicamente asociado al descenso de la temperatura corporal.

  • El calor genera un sueño más superficial
  • Aumenta los despertares durante la noche
  • Puede acentuar trastornos como el insomnio y el síndrome de piernas inquietas

Los trastornos del sueño se definen como cualquier condición médica que interfiera con el buen dormir o que genere un descanso no reparador. Entre los más frecuentes se encuentran:

  • Insomnio: dificultad para conciliar, mantener el sueño o lograr un descanso adecuado.
  • Ronquido y apneas: pausas respiratorias que interrumpen el sueño y afectan su calidad.

Sueño reparador y ola de calor

Según el doctor Serra, la temperatura ideal para dormir ronda los 20°C, aunque depende de cada persona y de las condiciones ambientales.

“Hay que recordar que la temperatura del cuerpo baja durante la noche y se puede despertar por frío. Depende de si hace calor toda la noche o si la temperatura desciende bruscamente”, señala el especialista.

Dormir con calor puede traer consecuencias como:

  • Sueño de mala calidad
  • Mal descanso
  • Menos horas de sueño

El neurólogo advierte que la mayoría de las personas debe levantarse temprano para trabajar, lo que provoca que terminen cansados, más lentos, irritables, con dificultades de concentración y dolor de cabeza.

Consejos para dormir bien con altas temperaturas

El doctor Serra entrega una serie de recomendaciones para lograr un sueño reparador en noches calurosas:

  • Ventilar los ambientes durante el día para evitar acumulación de calor.
  • Usar ventilador o aire acondicionado (se puede colocar una cubeta con hielo frente al ventilador). Programar el apagado para evitar despertar por frío.
  • Tomar una ducha tibia o levemente fría antes de acostarse (las duchas heladas pueden provocar que el cuerpo genere más calor).
  • Usar pijamas y ropa de cama ligeros, preferiblemente de algodón en lugar de materiales sintéticos.
  • Humedecer ligeramente una toalla o la almohada con un rociador para favorecer la evaporación del calor corporal.
  • Cerrar persianas en la tarde en habitaciones expuestas al sol y preferir dormitorios en plantas bajas.
  • Cenar liviano, evitando comidas muy condimentadas y el consumo de alcohol.

Conclusión

El calor nocturno puede convertirse en un enemigo del buen dormir, afectando la salud y el rendimiento diario. Aplicar medidas simples de adaptación y consultar a un especialista en caso de síntomas persistentes es clave para mantener un descanso reparador incluso en medio de las olas de calor.

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