Fue un tema ineludible en las cenas que sostuvieron -por separado- la semana pasada los ministros del gabinete del Presidente Gabriel Boric: los escenarios que maneja La Moneda de cara a los comicios de este domingo 7 de mayo, donde la ciudadanía elegirá los 50 consejeros que integrarán un nuevo órgano constituyente y propondrán un texto al país a fines de 2023.
El pesimismo en el oficialismo no es un secreto para nadie. Los sondeos de opinión pública y que también ha proyectado el Segundo Piso -liderado por Miguel Crispi- son consistentes con una arremetida significativa de la derecha que preocupa al Presidente y su comité político. “Todos los sondeos apuntan a una debacle oficialista”, dice un personero del gobierno.
Hasta ahora, según fuentes de Palacio, la administración de Boric maneja al menos cuatro escenarios: 1. Un éxito rotundo del Partido Republicano que supere en escaños a Chile Vamos (Chile Seguro) y logren, en conjunto, 3/5 del consejo, es decir, 30 escaños; 2. Que Unidad para Chile -integrado por Apruebo Dignidad, el PS y el Partido Liberal- logre 21 escaños; 3. Que Unidad para Chile y Todo por Chile -compuesto por el PPD, el PR y la DC- en conjunto obtengan 21 cupos; y, por último, que exista un empate virtual entre el oficialismo y sectores de derecha.
El factor republicano es uno de los que más preocupa al gobierno. Si bien dan por hecho que ese sector logrará una importante representación en el Consejo Constitucional, lo que no es claro aún es si es que el partido fundado por José Antonio Kast termina -como lo han proyectado sondeos públicos- superando o no a Chile Seguro. Si eso ocurre -dicen en Palacio-, además de propinarle una dura derrota a la UDI, RN y Evópoli, la colectividad dejará en una posición compleja a lo que Boric ha denominado como la “derecha democrática”, con quienes -considera- es más probable lograr consensos.
Por otro lado, en el gobierno inquieta que figuras del Partido de La Gente puedan tener éxito en su intento por integrar el nuevo órgano, porque -estiman- podrían terminar aliándose con un ala más conservadora y con alto poder articulador al interior del nuevo Consejo Constitucional.
Lo que también es incierto en La Moneda es el poder de veto que tendrá el oficialismo. Si logran 21 escaños, calculan en el gobierno, no todo estará perdido en el proceso. Si eso no ocurre, sin embargo, la posibilidad de que el texto que emane el nuevo órgano esté lejos de sus aspiraciones se vuelve más patente.
Se dé o no ese escenario, en todo caso, en el gobierno aseguran que lo mejor que pueden hacer -más allá de los resultados- es seguir manteniéndose lo más prescindente posible ante la nueva discusión y evitar hacer de esto un test al Presidente Boric, como ocurrió con el plebiscito del 4 de septiembre de 2022. Sobre todo, dicen las mismas fuentes, porque de aprobarse el nuevo texto será él quien -le guste o no- tendrá que firmar la nueva Carta Magna.
Las cuentas pendientes
Un capítulo aparte son las cuentas que se pasarán entre los partidos del oficialismo. La tesis que defendió principalmente el PPD de inscribir listas separadas -pese a la intervención del propio Mandatario- será la que se pondrá a prueba este domingo.
Si el oficialismo obtiene resultados demasiado magros, ya son varios los que anticipan una noche de cuchillos largos entre las dos almas del gobierno, pero sobre todo en contra del partido en que milita la jefa del gabinete, Carolina Tohá (Interior). De hecho, no hay duda de que esa noche -dependiendo de los números- la presidencia de Natalia Piergentili, quien defendió ir en dos nóminas, quedará, al menos, en entredicho. Un escenario que se agudiza, según los análisis oficialistas, si ella no logra ser electa por la Región Metropolitana.
Pero las tensiones entre los partidos de gobierno no sólo se tratarán de eso. El peso que obtenga cada colectividad en el Consejo Constitucional podría poner en entredicho el peso relativo que hoy tienen algunas fuerzas a nivel del gabinete y dejar en una posición más favorable para pedir mayor incidencia a otras.
En La Moneda, de hecho, proyectan que el Partido Comunista será el que logre más escaños en el nuevo órgano y, por las señales que ha dado esa tienda, no se descarta una arremetida por hacer escuchar con más fuerza su voz en el gobierno.
“Podríamos haber tenido eficacia completa si hubiéramos ido en una sola lista. Esto ya es referencia histórica y sólo nos va a servir para ver cómo fue este proceso. (…) Espero que no tengamos que decir que nos perdimos un consejero”, dijo la semana pasada el secretario general del PC, Lautaro Carmona.
Y agregó: “Sobre el reequilibrio, creo que va a estar presente en el diálogo político. Es un proceso en el que cada uno de nosotros como partido hagamos una evaluación que tome en cuenta todos los factores para sacar enseñanzas y compartirlas. Ahí creo que va a aparecer la discusión sobre por qué una fuerza tiene más o menos influencia”.
Piergentili, sin embargo, reforzó que “creo que ir en dos listas fue una decisión de largo plazo para no claudicar a los planteamientos de la centroizquierda”, añadiendo que “culparnos a nosotros de un mal resultado es antojadizo”.
El timonel de Revolución Democrática, Juan Ignacio Latorre, afirmó -a su vez- que para ellos “es muy importante que le vaya bien a la lista Unidad para Chile, que sea la más votada de las listas y que la correlación de fuerzas al interior del órgano constituyente sea equilibrado. Que la derecha en sus distintas expresiones no tenga por sí sola los 3/5 si es que queremos que este segundo proceso llegue a buen puerto”.
Y añadió: “Como RD la vez anterior sacamos cuatro militantes orgánicos de 155. Si metemos dos o tres en esta oportunidad sería un buen resultado. Pero lo más importante es la correlación de fuerzas al interior del órgano constituyente”.
La timonel socialista y senadora por El Maule, Paulina Vodanovic, aseguró que “independiente del resultado de cada partido, lo que se juega el domingo es la posibilidad de una nueva Constitución. Si resultan electos una cantidad importante de quienes se oponen a ello, corremos riesgo de perder esta oportunidad de construir un pacto social. Para el progresismo sería un golpe fuerte no poder obtener fuerzas suficientes que permitan cambiar sustancialmente la actual Constitución”.
El clima oficialista, además, podría terminar sin cierres de campaña comunes entre ambas nóminas. De hecho, hasta el cierre de esta edición, los partidos aún no tenían claro si el jueves -día en que se termina el periodo legal para el despliegue de candidaturas- coordinarían actividades conjuntas. Lo más probable, en todo caso, según transmitían dirigentes oficialistas, es que los términos de campaña sean separados de acuerdo a la lista o por candidatos.
El desafío de un relato común
Por la posición disímil en que llegan las dos listas oficialistas a estos comicios -Todo por Chile tendrá que pagar más costos por horadar la tesis de la unidad si el oficialismo ve mermada su representación-, es que en el gobierno admiten que el 8 de mayo no será fácil establecer un relato común.
De hecho, cómo generar esa lectura luego de los resultados ha sido un tema obligado por estos días entre los equipos del Mandatario y sus ministros.
Lo que está claro en La Moneda es que sea cómo sea, el Presidente debe involucrarse lo menos posible en esas pasadas de cuentas. En Palacio, de hecho, esperan instalar la idea de que una eventual derrota en estas elecciones no es un veredicto definitivo: que, más allá de la correlación de fuerzas en el Consejo Constitucional, no será hasta tener un texto, que el gobierno podrá asumir eventuales costos sobre el nuevo proceso. De momento, la estrategia será proteger la figura del Jefe de Estado.
Ese día, de hecho, se espera que el Presidente vote temprano en Magallanes y vuelva a media tarde a La Moneda, donde esperará resultados con un equipo acotado de ministros, entre ellos, Tohá (Interior), Camila Vallejo (Segegob), Juan Carlos Muñoz (Transportes) y Maya Fernández (Defensa).
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