El comienzo de 2023 ha estado marcado por varios récords de temperaturas, todos asociados a calor. Febrero y marzo fueron los “febrero” y “marzo” más calurosos en Santiago y la zona central desde que hay registros, y el inicio de abril también estuvo regido por varios récords. Las altas temperaturas se han prolongado por tantas semanas, que literalmente el verano se ha extendido por casi cinco meses.
Sin embargo, este fin de semana se registraron lluvias en la Región Metropolitana y parte importante de la zona central, así lo adelantó Qué Pasa y los diferentes modelos y portales meteorológicos.
Según la estadística de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), la Región Metropolitana acumuló un total de 8,6 mm de agua caída. El viernes se registró 1,0 mm, el sábado 7,5 mm, mientras que el domingo apenas 0,1 mm.
Con respecto al pronóstico para los próximos días y semanas en la capital, la DMC no habla de precipitaciones por lo menos hasta el próximo domingo, más bien establece días cálidos con máximas de hasta 24°C. El diagnóstico de Meteored es similar, incluso lo extiende hasta el domingo 14 de mayo sin lluvias.
Los portales meteorológicos internacionales como The Weather Channel tampoco señalan precipitaciones en Santiago, al igual que AccuWeather, que incluso estima que podría registrarse 27°C.
Sin embargo, este último, que permite visualizar un pronóstico a mediano y largo plazo, señala que las próximas precipitaciones serían el jueves 18 y viernes 19 de mayo, con un total de 12,3 mm, lo que superaría ampliamente lo ocurrido recientemente.
Y eso no es todo, ya que las precipitaciones continuarían el domingo 21, lunes 22, martes 23, miércoles 24 y sábado 27 de este mes (21,8 mm), llegando a más de 30 mm de lluvia en siete días.
Cabe destacar que los pronósticos meteorológicos a mediano y largo plazo siempre van acompañado de un margen de error, por lo que a medida que pasen los días, existirá mayor exactitud con respecto a éste.
¿Cuándo lloverá nuevamente en Santiago?
Raúl Valenzuela, académico de la Universidad de O’Higgins, señala que la lluvia que recientemente llegó a Santiago, fue de la mano de un río atmosférico, “un flujo horizontal de vapor de agua concentrado en largos filamentos, que son controladores de la precipitación en la zona central de Chile”, dice.
Valenzuela indica que en 2019 se generó una escala de intensidad de río atmosférico que se compone de dos dimensiones: una es la duración de este y otra es la magnitud del flujo de vapor de agua que trae. “En esas dos dimensiones hay una combinación. Hay ríos atmosféricos que son de corta duración, pero con mucho flujo, y pueden ser equivalentes -en cuanto a impacto- a ríos que son de menor flujo, pero duran mucho más tiempo”, puntualiza.
Esta escala va de categoría 1, que son ríos atmosféricos de corta duración o de bajo flujo, y categoría 5, que pueden ser ríos atmosféricos de flujo muy intenso en poco tiempo o flujo moderado en un largo período, considera. “Dadas las magnitudes que trae el flujo se considera entre una categoría 3 y 4″, añade.
“Los ríos atmosféricos categoría 3 tienen algunos beneficios porque traen consigo precipitaciones en zonas de clima mediterráneo, donde no llueve permanentemente, lo que es una precipitación benéfica. Pero sobre categoría 3, ya se comienzan a observar algunos efectos adversos. Si bien es bienvenida el agua, la intensidad de la lluvia puede implicar deslizamiento de tierra, inundaciones o rebalses de ríos”, señala el académico.
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