Luego de que mediante un oficio enviado a la Cámara de Diputados y Diputadas se conociera el alto costo del plan de prueba impulsado por el Gobierno, y desplegado por la estatal Enap, para distribuir gas licuado a precios bajo mercado en tres comunas del país, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, salió a decir que, al tratarse de un programa piloto, no se podía esperar que este «fuera perfecto».

«Es evidente que el plan piloto no tuvo éxito», indicó hacia fines de la semana pasada el jefe de las finanzas públicas respecto de la medida que, por cierto, formó parte de los compromisos anunciados por el Presidente Gabriel Boric en su primera Cuenta Pública el año pasado, y que se transformó en un nuevo traspié para La Moneda a pocos días de la segunda, a realizarse este jueves 1 de junio.

Eso sí, Marcel precisó que como el plan «Gas a precio justo» fue un estudio preliminar a pequeña escala para que Enap entrara al mercado del gas -medida que se originó a raíz del informe publicado en 2021 por la Fiscalía Nacional Económica (FNE), que ponía en duda la competitividad del sector, y que significó el desembolso de $591 millones-, es factible que sus fallas se puedan «corregir, modificar», antes de «escalarlo a un programa más ambicioso».

Con todo, las explicaciones del titular de Teatinos 120 en torno a la polémica del gas estuvieron lejos de convencer, siendo consideradas al menos pobres por algunas voces que criticaron que sus argumentos no estuvieron a la altura de su reconocida capacidad técnica y pusieron bajo tela de juicio el prestigio de quien, en varias ocasiones, ha tomado un rol de «cortafuegos» para calmar los ánimos tras algunas controvertidas declaraciones de personeros del Ejecutivo en cuanto al devenir económico, además de zanjar disensos entre las dos coaliciones que sustentan la actual administración, Apruebo Dignidad y el Socialismo Democrático.

¿Prestigio en riesgo?

En una columna de opinión publicada por El Mercurio, el rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, acusó que «hay momentos en que incluso las mejores cabezas anidan ideas estúpidas o torcidas, o estrambóticas o ridículas. Y no tienen ningún pudor en manifestarlas con total seriedad. Este fue, desgraciadamente, el caso del ministro Marcel y sus explicaciones sobre la chambonada del gas».

«La puerilidad de esa explicación (por llamarla así) es flagrante e indigna del prestigio del ministro. Es demasiado obvio que se resiste a reconocer que simplemente fue una chambonada, una chapuza. Y la falacia que el ministro emplea para esconderla salta a la vista», añadió el académico, subrayando que «el ministro Marcel posee un gran prestigio y, desgraciadamente, esta reacción suya no ha estado a la altura. Y es que lo que ha dicho es una excusa cantinflesca, una simple maniobra de solidaridad con la tontería, una frase para ocultar la ineptitud de alguien, pero también el descuido propio, una simple coartada».

«Lo peor es que de aquí en adelante no faltará el que diga que los errores del Gobierno no importan porque, total, se trataría de un gobierno piloto, donde incluso una de sus mejores cabezas arriesga convertirse en un ministro piloto cuyas explicaciones frente a los desaguisados no son definitivas, sino que… explicaciones piloto», acotó el columnista.

El diagnóstico de Peña fue abordado por Hermann González, coordinador macroeconómico de Clapes UC, quien recalcó que «el prestigio de Mario Marcel se ha construido en el tiempo con un trabajo serio y responsable en las distintas instituciones donde ha estado», y que, por lo mismo, «no es algo que pueda dañarse con facilidad».

No obstante, el economista expuso que «estas, y otras declaraciones que ha hecho en el pasado reciente en su rol de ministro, con un carácter más político que técnico, no le favorecen y son contrarias a lo que muchos esperaban de él, precisamente por su trayectoria y la valoración de trabajo técnico. Desde ese punto de vista, en algunos sectores hay cierta decepción por su actuar en algunos temas, algo que se exacerba cuando se agregan las diferencias políticas».

Consultado por los efectos que este episodio podría tener en los esfuerzos del ministro Marcel por lograr destrabar, por ejemplo, la reforma tributaria, González mencionó que «el caso del ‘Gas a precio justo’ ha quedado como un caso concreto de mal uso de los recursos públicos y, en circunstancias que se discute cómo elevar la carga tributaria, estimo que se utilizará como ejemplo en el debate público para exigir un mayor control del gasto y condicionar a ello nuevas alzas de impuestos».

Una visión distinta es la de Hugo Lavados, ex ministro de Economía bajo el primer mandato de la ex Presidenta Michelle Bachelet, quien puso paños fríos sobre los dichos de Peña. «La ‘explicación’ del ministro Marcel va a pasar a ser una anécdota, no más que eso, en una trayectoria profesional muy destacada», indicó.

A juicio del otrora secretario de Estado, «exageran quienes la han analizado como argumentos necios de Marcel. Puede ser una ‘excusa pueril’, para bajar el tamaño del error de algunos en el Gobierno y Enap, pero es comprensible. Si no insiste en esa puerilidad, no le va a afectar en su trabajo más importante, que no es arropar tonteras».

El profesor e investigador del Centro de Investigación de Empresa y Sociedad (CIES) de la Universidad del Desarrollo, Cristián Echeverría, le bajó el perfil a la polémica desatada por el costo de «Gas a precio justo». «Es correcto decirle programa piloto, no es una política pública nacional. Y desde esa perspectiva, es un programa piloto que se inició y que tuvo incluso un menor impacto que el inicialmente planteado, probablemente porque los costos fueron mayores a los beneficios y bien altos», remarcó.

En relación al análisis de Peña, el académico aseveró que «son desproporcionados sus comentarios por la razón de que, tanto en el sector público como en el sector privado, se hacen experiencias de cosas que son intentos de diseños de políticas, o de cambios administrativos, o de cambios en formas de entregar beneficios, o cosas nuevas. De eso está plagado».

«No estoy seguro cuánto puede afectar el prestigio del Ministerio de Hacienda, o del ministro de Hacienda», afirmó, y esto porque, cuando se hacen intentos de política pública, existen casos que «no llegan a buen término, porque una cosa es idearlas, y otra distinta es implementarlas, y ver en la práctica problemas que quizás no se anticiparon».

En ese sentido, Echeverría sostuvo que «siempre está en el trasfondo el buen uso de los recursos públicos, y el ministro Marcel, por lo menos de lo que recuerdo en su trayectoria pública en gobiernos anteriores, cuando estaba a cargo de la Dirección de Presupuestos, y ahora también, creo que siempre ha tenido una visión de uso eficiente de los recursos, de optimizar. Eso fue en el pasado, y claro, hay que ver cómo se está materializando actualmente».

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