La esclerosis múltiple (EM), frecuentemente confundida con otras enfermedades como la ELA o la fibromialgia, es una enfermedad autoinmune que se presenta en el sistema nervioso central (cerebro y médula espinal). Afecta principalmente a jóvenes a partir de los 20 años de edad, y es una enfermedad que, en la mayoría de los casos, provoca diferentes grados de discapacidad.
Los síntomas de la enfermedad varían en cada afectado, por eso se la conoce como la enfermedad de las mil caras. A veces, estos síntomas son diagnosticados como otras enfermedades comunes y, en algunas ocasiones, el enfermo los deja pasar y no es diagnosticado hasta que la enfermedad avanza, años después. Por eso, hay que estar atentos a cualquier anomalía y acudir a un especialista ante la sospecha de enfermedad neurológica.
Como explica la Clínica Mayo, con la esclerosis múltiple, el sistema inmunitario ataca la vaina protectora (mielina) que recubre las fibras nerviosas y causa problemas de comunicación entre el cerebro y el resto del cuerpo. Esto se ve reflejado en diferentes síntomas, como pueden ser visión borrosa, visión doble, vértigos o pérdida de visión parcial o completa, por lo general en un ojo a la vez, cursando con o sin dolor.
Visión borrosa, falta de equilibrio o parálisis parcial
Pero algunos enfermos de esclerosis múltiple nunca padecen síntomas oculares. Por el contrario, su enfermedad se manifiesta con parálisis facial parcial, que afecta a un lado de la cara cada vez, con entumecimiento o debilidad de una o más extremidades, comúnmente a un solo lado del cuerpo cada vez, o sensaciones de hormigueo o descargas eléctricas en diferentes partes del cuerpo.
| Los síntomas de la EM se pueden confundir con los de otras patologías
Otros enfermos de esclerosis pueden padecer falta de coordinación corporal, marcha inestable, problemas con la función sexual, los intestinos y la vejiga, fatiga crónica, problemas del habla, problemas cognitivos y trastornos del ánimo. A estas manifestaciones se las conoce como brotes, y no suelen durar más que unos días si son leves. Muchas personas no dan importancia a estas manifestaciones de la enfermedad y la dejan pasar, ya que en muchas ocasiones los brotes remiten por completo sin dejar secuelas.
Estos síntomas son parecidos a los que se padecen con un ictus o con un aneurisma cerebral, que requieren asistencia médica de urgencias porque se pueden complicar y ser antecedente a un problema mayor de salud. Al compartir síntomas con otras patologías, el diagnóstico puede no ser el correcto al inicio de la enfermedad y confundirse con otra dolencia.
Además, estos síntomas se pueden combinar en un mismo paciente, pudiendo sufrir a la vez problemas oculares, del equilibrio y fatiga, por ejemplo. Conforme avanza la enfermedad, el paciente puede ir acumulando lesiones en el cerebro y la médula ósea, lo que aumenta su grado de discapacidad. El estado de salud de los pacientes con esclerosis múltiple puede agravarse al exponerse a altos niveles de estrés, a fuentes de calor o frío o por una mala alimentación.
Aunque la esclerosis no tiene cura, es importante su pronto diagnóstico para, si el neurólogo lo recomienda, comenzar cuanto antes con un tratamiento modulador de la enfermedad, que puede reducir la frecuencia y agresividad de los brotes y el avance de la discapacidad. Por ello, es imperativo acudir al médico si se presenta cualquiera de los síntomas anteriormente descritos. Puede tratarse de un simple síntoma de estrés, de esclerosis múltiple o de otra patología que requiera asistencia de urgencias.
Las tres pruebas para el diagnóstico
Realmente, no existen unas pruebas definitivas de laboratorio que den “positivo” en esclerosis múltiple, sino que los neurólogos suelen guiarse por tres pruebas básicas: resonancia magnética (RM), potenciales evocados visuales (PEV) y análisis del líquido cefalorraquídeo (LCR). Las pruebas a realizar ante un posible diagnóstico pueden variar entre pacientes y dependiendo de cómo se haya manifestado la enfermedad. Estas pruebas sirven tanto para descartar otras patologías graves como para acotar el cerco y determinar si se trata de la esclerosis múltiple.
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