El telescopio espacial James Webb ha transmitido muchas imágenes interesantes a la Tierra desde su despegue en 2021, desde aquellas que mostraron galaxias en rueda de carro y acantilados cósmicos hasta mundos potencialmente habitables que podrían albergar vida extraterrestre. Ahora, ha ayudado a descubrir otra revelación científica, que podría reescribir lo que sabemos sobre cómo surgió el universo.

En un nuevo estudio publicado en Astrophysical Journal, realizado por un equipo de investigadores internacionales, el Telescopio Espacial James Webb (JWST) se utilizó para revelar galaxias similares a la Vía Láctea en los orígenes del universo.

Se trata de galaxias de disco planas que giran alrededor de un punto central, y que a menudo contienen vastos brazos espirales. Se cree que éstas son las más comunes en el Universo cercano y podrían ser del tipo donde puede desarrollarse la vida dada la naturaleza de su historia de formación. Se remontan a tiempos muy lejanos en la historia del Universo y muchas de ellas se formaron hace 10 mil millones de años o más.

El equipo internacional de investigadores, incluidos especialistas de las universidades de Manchester y de Victoria en Canadá, descubrieron que galaxias como nuestra Vía Láctea dominan todo el universo y son sorprendentemente comunes. Esto implicó mirar hacia atrás en el tiempo, unos diez mil millones de años o más, a un período turbulento que ocurrió después del Big Bang, que es precisamente para lo que se creó el telescopio pionero.

Los resultados fueron sorprendentes y mostraron que muchas galaxias de disco sobrevivieron inesperadamente a este período de frecuentes y violentas fusiones, que se esperaba que hubieran destruido sus formas relativamente frágiles. Comparando lo que vieron con predicciones pasadas, el equipo de científicos concluyeron que las galaxias similares a la Vía Láctea eran diez veces más comunes de lo que se pensaba anteriormente. Esto las convierte en la clase más frecuente en el universo conocido.

¿Por qué es esto tan revolucionario?

Los científicos creen que las galaxias de disco son especialmente adecuadas para el desarrollo de la vida: sus estructuras relativamente estables, por ejemplo, les confieren características gravitacionales más favorables para la formación de planetas. El hecho de que existieran en el universo primitivo, en cantidades mucho mayores de lo que se pensaba anteriormente, podría significar muchas más oportunidades para el desarrollo de vida extraterrestre.

Por otro lado, el descubrimiento significa que debemos “repensar nuestra comprensión de cómo se formó nuestro propio universo -afirma Christopher Conselice, profesor de astronomía extragaláctica en la Universidad de Manchester-. Usando el Telescopio Espacial Hubble, un precursor del JWST, pensamos que las galaxias de disco eran casi inexistentes hasta que el universo tuvo unos seis mil millones de años. Estos nuevos resultados retrasan el momento en que se forman estas galaxias similares a la Vía Láctea casi hasta el comienzo del universo”.

A su vez, esto implica que la mayoría de las estrellas se forman y existen dentro de galaxias como la nuestra, lo que desafía nuestra comprensión actual de cómo funciona la formación de galaxias y cómo el paisaje del universo en general ha evolucionado con el tiempo.

Leonardo Ferreira, de la Universidad de Victoria, autor principal del estudio, ha rendido homenaje al papel del JWST en el cambio de nuestra comprensión del desarrollo galáctico, al afirmar: “El hecho de que este telescopio encuentre tantas galaxias de disco es otra señal del poder de este instrumento, y que ha ayudado a corregir ideas que dábamos por correctas”. “Ahora sabemos que las estructuras se forman antes en el universo, con mucha mayor antelación de lo que nadie había anticipado”, concluyó.

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