En tiempo récord -en solo dos semanas de tramitación- el Congreso despachó la reforma constitucional que habilitará el segundo proceso para escribir una propuesta de nueva Constitución. Con esa moción parlamentaria lista, ahora el asunto está en manos del Presidente Gabriel Boric, quien deberá promulgarla.
Cuando eso ocurra, se le dará inicio oficial al itinerario constituyente. Este segundo proceso será muy distinto al anterior. El Consejo Constitucional que diseñaron los partidos del Acuerdo por Chile se aleja casi en todos sus aspectos de lo que fue la fracasada experiencia de la Convención Constitucional.
Los partidos que firmaron el acuerdo ponen todas sus fichas en este nuevo proceso. Saben que esta vez no pueden equivocarse porque para muchos esta será la última oportunidad de reemplazar la Constitución vigente. Por lo mismo, varios dirigentes ya se preparan para lo que será la prueba de fuego del “problema constitucional” que viene arrastrando el país hace décadas.
De esta forma, el proceso estará rodeado de una serie de flancos que tensionarán la discusión. Quienes participaron del acuerdo cuentan que hay que cuidar cada una de las señales que se entreguen y, sobre todo, reencantar a las personas con la necesidad de tener otro proceso constituyente. Por eso la primera prueba de fuego llegará en los próximos días.
Tres días después de que se publique la reforma constitucional, el Congreso deberá citar a una sesión para elegir a los 24 expertos que formarán parte de la Comisión Experta.
Los especialistas se elegirán en listas cerradas elaboradas por la Cámara y el Senado. Cada una de esas instancias hará una nómina cerrada de 12 personas que deberán ser paritarias. Para eso los partidos ya están negociando los cupos. La votación de estos nombres está pensada para la semana del 23 de enero.
El desafío de este primer hito será la señal que entreguen los partidos con el perfil de los expertos que elijan. Sobre la mesa está instalada una tentación muy grande de que las colectividades terminen designando a dirigentes de sus partidos en vez de optar por perfiles más académicos o transversales.
De hecho ya hay quienes en privado comentan que si los partidos solo optan por “militantes duros” de sus filas, la Comisión Experta se transformará en un enclave de personas controladas por las colectividades o de exfuncionarios de gobiernos anteriores.
La tarea no se ve fácil ya que esta vez, debido a las inhabilidades, la escasez de personas es la tónica en todo el espectro político. Por lo mismo, en varios sectores se están preocupando por buscar gente que esté en sintonía con sus ideas, pero que se aleje de esta imagen de operadores políticos.
El otro flanco que tensionará este segundo proceso será el del apoyo ciudadano. A diferencia de lo que ocurrió con la Convención, esta vez las personas ya están hastiadas del tema y las encuestas muestran que las urgencias sociales en seguridad, previsión, educación y salud superan por mucho el interés por tener una nueva Constitución.
“Yo creo que efectivamente en esta etapa hay poco interés de la ciudadanía en cuanto al proceso constituyente. En esta etapa a mí me parece que es una buena noticia que haya menos presión e interés (…) No creo que sea problemático en esta etapa del proceso, al contrario, le permite a la política trabajar con una dinámica de menos presión, que en vez de acomplejar el proceso, me parece que favorece”, comenta el gerente de Asuntos Públicos y Estudios Cuantitativos en Cadem, Roberto Izikson.
En esa misma línea, Izikson reafirma lo relevante que será la decisión del perfil de los expertos que designe el Congreso, ya que de esto también dependerá la imagen que tenga la ciudadanía del futuro Consejo Constitucional.
“Hay un altísimo acuerdo con los bordes constitucionales, un 83% en promedio está de acuerdo con los bordes. Creo que puede haber algunos factores que generen mayor tensión por parte de la ciudadanía, primero el momento de la elección de los expertos, si es que vienen del mundo político tradicional, podría haber algún efecto de rechazo por parte de la opinión pública”, añade Izikson.
Cuando parta el proceso, todo indica que estará constantemente cuestionado por los partidos y sectores que decidieron restarse del Acuerdo. Aquí caben fuerzas políticas como el Partido de la Gente (PDG), el Partido Republicano y una serie de independientes más cercanos a la izquierda.
Todos ellos formarán una fuerza que podría torpedear el proceso una vez que esté instalado el Consejo Constitucional. Pese a que estuvieron en contra de la reforma, desde Republicanos comentan que no se restarán del proceso. “La ciudadanía fue clara en septiembre y este no era el camino, pero una mayoría dentro del Congreso tomó una decisión distinta, lo respetamos y nosotros nos vamos a involucrar por supuesto dentro de este proceso. Vamos a participar de las elecciones como lo dijimos desde un comienzo y estamos ya en una búsqueda activa a lo largo de todo el país para llevar a los mejores candidatos a ese Consejo y asegurarnos de que el resultado que salga de esa Convención sea, por supuesto, lo menos malo posible y ojalá un aporte para nuestro país”, afirma el diputado republicano Luis Sánchez.
En el PDG también intentarán disputar los espacios internos del Consejo y, adelantan, que estarán enrostrando el hecho de que se gasten recursos y tiempo en un asunto que, según el partido, no va en directo beneficio de las personas, ya que mientras este tema avanza con rapidez y diligencia, dicen desde la colectividad, los proyectos de seguridad y de pensiones siguen durmiendo en el Congreso.
Las tensiones no solo vendrán de estos partidos. El factor de Francisco Muñoz -conocido como Pancho Malo- y el Team Patriota también es algo que preocupa. Esta agrupación se encargó de ir casi todos los días al frontis del Congreso en Santiago para criticar a los partidos que estaban negociando el Acuerdo por Chile, sobre todo los de Chile Vamos.
Con un megáfono y con “funas”, se dedicaron a recibir a cada líder de partido que asistió, durante tres meses hasta esa sede del Congreso. Por lo mismo los partidos saben que este grupo de personas será uno de los principales enemigos del Consejo Constitucional y, lo más probable, es que también estén presentes todos los días criticando a los consejeros una vez que estén instalados.
A ellos también se sumarán los independientes de sectores de izquierda más radical. Han sido públicas las diferencias y críticas que han asumido líderes como el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, y algunos representantes de lo que alguna vez la llamada “Lista del Pueblo”. Desde este sector también ejercerán presión para vigilar y reprochar el camino que empiece a tomar la redacción de la nueva Constitución, sobre todo porque consideran que el proceso quedó con un “excesivo tutelaje” y que “el pueblo no tendrá mayor incidencia”. Además, este sector fue un duro defensor del trabajo de la Convención y del texto de esa propuesta constitucional.
Según como se vayan dando las cosas, incluso podría venir fuego amigo desde los partidos que firmaron el acuerdo. Un factor interesante podría ser el rol que asuma el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue. El exabanderado presencial ha tomado distancia de este proceso y de la decisión de su partido de firmar el pacto. “Todavía no entiendo, compañeros y compañeras, ¿cuándo le empezamos a tener tanto temor a andar solos durante un tiempo por el camino de la política en nuestro país? La verdad es que no me siento solo si no firmamos un acuerdo que traiciona el mandato del pueblo que nos escogió y al que decimos representar”, comentó el jefe comunal hace algunas semanas.
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