Las declaraciones que hizo el Presidente Gabriel Boric en su gira por Europa, defendiendo el legado de los 30 años de los gobiernos de la Concertación y de la Alianza, primero, y declarando que el sector privado es más innovador que el sector público, después, fue celebrado por algunos como evidencia de que el Presidente está adoptando posiciones distintas a las que tiene esa izquierda radical de la que él forma parte. Otros se apuraron en criticar lo que consideran una voltereta de Boric que, durante varios años y especialmente durante la campaña presidencial en 2021, se presentó como un severo crítico de lo que ha sido la democracia chilena y del modelo de libre mercado que limita el accionar del sector público para así generar más espacios de acción para el sector privado.
Para un Presidente que, en campaña, declaró que, así como Chile había sido la cuna del neoliberalismo, también sería su tumba (en caso de que Boric llegara al poder), este cambio de discurso refleja una loable evolución y maduración del otrora joven radical de izquierda, o bien simplemente constituye una voltereta de un Presidente que, dada su inseguridad y debilidad, dice cualquier cosa con tal de dejar contenta a la audiencia.
En la vida, y especialmente en política, siempre es bueno aprender de los errores y corregir posturas equivocadas. Si los datos muestran que las creencias que uno tenía son equivocadas, lo más saludable es ajustar esas creencias a la nueva realidad. Aquellos que correctamente creen que las políticas públicas deben basarse en datos y que el conocimiento se construye a partir de la evidencia acumulada debieran estar felices cuando alguien que tenía creencias claramente equivocadas evoluciona y actualiza sus creencias a partir de la evidencia disponible.
Si bien los líderes del Frente Amplio se llenaron la boca con afirmaciones antojadizas, injustas y factualmente equivocadas -como el famoso “no fueron 30 pesos, fueron 30 años”- los datos siempre mostraron que el periodo comprendido entre 1990 y 2019 fue uno de los más exitosos que ha tenido el país en términos de crecimiento y desarrollo económico, reducción de la pobreza, inclusión social y reducción de la desigualdad. El que Boric ahora reconozca eso es saludable y contribuye a terminar con esa mentira que el propio ayudó a diseminar por tanto tiempo.
El que Boric ahora vea las cosas de forma más clara y se haya podido quitar la venda ideológica que lo hizo negar los datos y difundir fake news por un periodo excesivamente largo de tiempo debe ser visto como una reivindicación de la verdad. Como tal, ese reconocimiento de Boric debe ser celebrado -aunque los costos de haber difundido mentiras sigan siendo altos y el efecto dañino de difundir esas falsedades tome mucho tiempo en desaparecer.
Pero hay otra lectura sobre por qué Boric ahora dice lo opuesto de lo que sostuvo desde que se hizo conocido en la esfera pública como líder estudiantil en 2011. Si el líder estudiantil, diputado, candidato presidencial y Presidente electo fue tan crítico del modelo económico y ha sido tan crítico del sector privado, sus declaraciones en España resultan sorpresivas y profundamente contradictorias con lo que el propio Boric ha dicho son sus valores y principios. Como el Presidente no ha reconocido haber estado equivocado antes, muchos dudan de que realmente Boric haya cambiado su forma de pensar y, en cambio, sugieren que sólo está diciendo cosas que cree van a dejar feliz a su audiencia.
No se trata de suponer mala fe en el Presidente. Pero el hecho de que alguien cambie radicalmente su postura sin dar cuenta de por qué se produce ese cambio alimenta dudas sobre su sinceridad y honestidad intelectual. No se puede pasar de ser acérrimo crítico de los 30 años a defender esos 30 años sin explicar por qué se ha cambiado de postura. Es más, si efectivamente hay simplemente oportunismo y mala fe y no un cambio real de postura, se multiplican las razones para dudar y desconfiar del falso converso. Si alguien es capaz de mentir tan descaradamente sobre sus creencias y principios, ¿por qué no habría de mentir sobre cualquier otra cosa?
Aunque algunos celebren que Boric ahora reniegue de lo que alguna vez fue, hay buenas razones para ser más cautelosos respecto a qué significan esas declaraciones de Boric a favor de los 30 años de democracia y celebrando la capacidad de innovación del sector privado. Mientras el Presidente no explique qué lo hizo cambiar de posición y por qué ahora ve el mundo de una forma diametralmente opuesta a lo que sostuvo durante más de 10 años de actividad política, la opinión pública tendrá buenas razones para desconfiar de todo lo que diga el Presidente.
Es más, si no explica pronto su cambio de postura, hay buenas razones para esperar que, en las próximas semanas, Boric vuelva a sorprendernos con dichos que, dependiendo de la audiencia, sea profundamente pro-mercado o militantemente críticos de las políticas económicas que ha tenido Chile desde el retorno de la democracia. Como todo aquel que aprende a darse volteretas demuestra, después de una gran voltereta, siempre vendrán intentos por ejecutar volteretas mayores.
Por Patricio Navia, sociólogo, cientista político y académico UDP, para El Líbero
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