Tras el deceso de Cecilia, La Incomparable, reflotan distintos aspectos de su vida y trayectoria artística.
Así como su éxito sobre diversos escenarios marcaron su imagen mediática, también fueron sus 28 días en la cárcel los que cambiaron para siempre su perspectiva.
“Nunca estafé a nadie, como me acusaron. Nunca entendí el motivo por el que me metieron presa en 1987. Dentro de la cárcel, debo admitir, lo pasé regio. Con las reclusas me compuse dos temas buenos: Marcapasos y Jauría de mujeres. Dormíamos cien en el mismo lugar. Recuerdo que me querían mucho. Todas se sorprendieron cuando me vieron llegar. Me pasaban chocolates y cigarros, todo medio ilegal. También jugué básquetbol y les canté. Nunca supe por qué me llevaron realmente. No me dieron ninguna excusa para soltarme tampoco. Ahora, recapitulando, creo que fue porque querían matarme”, explicó en su Manifiesto, publicado por La Tercera.
Sobre su vida personal, la artista aclaró que “nunca se me pasó por la cabeza tener hijos. El canto me chupó hasta los calzones. Me dediqué y amé la música desde que me paré por primera vez en el escenario y de ahí nadie me sacó. Además, voy a ser honesta: no me gusta lavar calcetines ni hacer cosas, aunque en mi adolescencia tenía muchas cosas que hacer en la casa: limpiar el segundo piso, lavar platos, lavar ropa, fregar aquí y allá. Ahora no me gusta hacer nada, me harté de esa vida de servicio de adolescente. Con un hijo habría vuelto a todo eso que dejé en Tomé, en la casa de mis padres”.
Asimismo, reconoció que “aunque fuera lesbiana no lo diría. Eso es parte de mi vida privada y ahí no se mete nadie. Que crean lo que quieran creer. Una vez, hace 30 años, llegó una periodista a mi casa a preguntarme si era verdad que era lesbiana. ¡Lo encontré muy cara de raja! Yo le pregunté si ser lesbiana era un nuevo movimiento musical. Me dijo que no, entonces la mandé a partir altiro. Lo único cierto es que mi gran secreto es quién ha sido el amor de mi vida. Me lo guardo porque es mío. Dicen los rumores que fui de muchos amores cuando joven, pero para mí, mi amor ha sido la música. El otro me lo llevaré a la tumba”.
CECILIA HABLÓ SOBRE LA MUERTE
“A muchos les da la impresión de que soy una mujer muy sola. No es tan así, aunque para mí la soledad es necesaria, es un espacio chiquitito que tenemos que tener todos para tener caldo de cabeza y entrar, muchas veces, en razón. En mis momentos de soledad reflexiono mucho, pero no soy sola como creen. Vivo con Jazmín, mi asistente histórica; una amiga de ella y su hijo, Simón. El es como mi nieto, mi hijo, es todo en mi vida. Es que a mí me importa mucho la gente. Eso es lo malo que he tenido siempre. Me preocupa cómo están y cómo viven. Creo que tengo un exceso de empatía. Mi afán por ayudar no pasa por estar acompañada, sino que para que otros no caigan en lo que caí yo o para no cometer errores que cometí”, agregó.
Finalmente, en relación a la muerte, Cecilia fue clara: “Lo lógico es que le tenga miedo a la muerte, pero no funciona así conmigo. La he visto pasar muy de cerca. Tanto, que conozco el túnel: hace años me caí de un tercer piso y vi el famoso túnel. Se me fue el cuerpo nomás, pero juro que no fue intento de suicidio. Jamás he querido eso. Sólo recuerdo que desperté con los paramédicos que me estaban reanimando. No recuerdo mucho más”.
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