La cantante irlandesa Sinead O’Connor murió a la edad de 56 años, según informan medios del Reino Unido.

La cantante alcanzó fama mundial con su balada Nothing Compares 2 U en 1990, una de las canciones más destacadas de la década.

Durante más de 30 años, Sinead O’Connor trató de sobrevivir bajo la mirada pública. Un descomunal talento para cantar, escándalos, problemas personales y tragedias la atravesaron.

El año pasado, su nombre volvió a los diarios tras el suicidio de su hijo Shane de 17 años. Otra desgracia, otro golpe devastador. A los pocos días fue internada porque sus allegados temían que intentara, una vez más, quitarse la vida.

En su último Tweet, O’Connor publicó una foto de Shane y dijo: “Desde entonces, vivo como una criatura nocturna no muerta. Fue el amor de mi vida, la lámpara de mi alma”.

A los 15 años, un hombre de la industria discográfica la escuchó cantando Evergreen de Barbra Streissand en una fiesta y la contrató. Mientras trabajaba en el estudio su primer álbum, el que sería The Lion and The Cobra, el hombre le pidió que se dejara crecer más el pelo y que se vistiera con ropa más ajustada, que sea “más femenina”, enfatizó.

La respuesta de Sinead fue ir hasta la peluquería más cercana y raparse la cabeza, adoptando el look con el que se haría famosa.

Pero ese no fue el único inconveniente y desacuerdo durante la grabación. Sinead quedó embarazada y los directivos quisieron que abortara, pero ella se negó. Cuando todos los temas estuvieron mezclados, Sinead se opuso a su publicación porque, decía, los arreglos celtas empataban todos los tracks y desmerecían su trabajo. Las canciones volvieron a grabarse. El disco tuvo excelentes críticas y preparó el camino para la explosión que llegaría con el segundo.

En 1990 llegó a la cumbre con I Do Not Want What I Haven´t Got y el cover de Prince. Después de su gran éxito con Nothing Compares 2 U, la atención del público y de la prensa se centró en ella. Y aquellas actitudes de rebeldía y contestatarias que eran frecuentes en ella pasaron a tener otra repercusión y otras consecuencias.

En medio de esa gira triunfal, mientras dominaba los rankings de todo el mundo, no se presentó en Nueva Jersey porque se negó a que pasaran el himno de Estados Unidos antes de su actuación. El episodio la llevó a la primera plana de todos los tabloides y se convirtió en noticia principal de varios noticieros de TV.

Uno de los problemas era que el disco de 1990, I Do Not Want What I Haven’t Got, y su enorme éxito con hit incluido, la convirtió en una súper estrella, en una diva pop en ciernes mientras ella se sentía (en esos tiempos no se utilizaba el término autopercibía) como una cantante de protesta punk.

En 1992 fue como invitada musical a SNL. Mientras cantaba War de Bob Marley, Sinead O’ Connor rompió una foto del Papa Juan Pablo II como denuncia de los abusos de algunos miembros de la Iglesia Católica

Para muchos ese momento fue un suicidio profesional, en ese instante no sólo rompió en pedazos la foto de Juan Pablo II: también lo hizo con su carrera. Pero ella no lo ve así. Cree lo opuesto. En una entrevista que dio al New York Times a mediados del 2021 dijo que tener un mega éxito como Nothing Compares 2 U hizo descarrilar su carrera, que sólo volvió a su senda normal y adecuada después del incidente en SNL.

“No estoy arrepentida. Fue brillante. Pero, al mismo tiempo, muy traumático. Me empezaron a tratar como una puta y una loca” dijo Sinead.

Después de varios episodios de rebeldía artística, su carrera ya no repuntó aunque siguió editando discos cada tanto.

Se divorció del padre de su hijo. No fue una separación pacífica. El hombre alegó que ella no era una madre confiable y el juez le dio la razón. Estableció un régimen de visitas que sólo le permitía a Sinead una visita mensual porque la consideraba peligrosa para su hija. Tras conocer la resolución, la cantante intentó suicidarse con una sobredosis de barbitúricos el día que cumplió 33 años.

Sus problemas personales se difundieron. Divorcios, adicciones, depresión y problemas mentales.

A su salida de una de sus crisis se hizo devota católica y se acercó a sus hijos. Tomó el nombre de Madre Bernardette Mary. Trató de volver a la música pero sus lanzamientos no tuvieron demasiada repercusión. Se volvió a retirar de la música. Dijo que no quería ser conocida. Que sólo deseaba tener una vida normal, algo que no había conseguido hasta el momento.

Pero volvió a pasar por un divorcio y sus problemas se profundizaron. Durante un tiempo se fue a vivir sola a un pequeño hotel en las afueras de Nueva York. Lo hizo para alejarse de su familia, para no lastimarlos. Durante esa reclusión voluntaria grabó un video que luego fue subido a las redes: “¿Por qué estamos solos? Los que sufrimos enfermedades mentales somos las personas más vulnerables de la tierra. Nos tendrían que cuidar. No somos como los demás”.

Intervino cada vez que vio a alguna joven cantante ser masacrada por la presión y la exposición. Se sentía representada, veía reflejada su historia en ellas, y quería evitar que pasaran por lo mismo. “Nada vas a recibir en este camino de la industria musical; sólo daño. No dejes que te exploten”, le escribió en una carta pública a Miley Cyrus. Le pedía que defendiera su talento, que no permitiera que la convirtieran en un objeto sexual, que no la explotaran. También se expresó públicamente cada vez que Britney o Amy Winehouse tuvieron problemas.

Se casó otras dos veces pero fueron matrimonios efímeros. La última vez tras la separación volvió a intentar suicidarse en un hotel de Las Vegas.

En 2016, tras otra batalla legal por la custodia de sus hijos, y luego de una serie de publicaciones en sus redes sociales que preocuparon a todos, fue declarada desaparecida. Todos temieron que se hubiera quitado la vida. La policía de Chicago la encontró un día después.

En 2018 se convirtió al Islam. Cambió su nombre por el Shuhada Sadaqat.

Pero tampoco logró la tranquilidad deseada. Se agravaron sus problemas mentales y el consumo de drogas. Se internó voluntariamente durante un año para tratarse.

Durante 2021 se la vio bastante recuperada durante las entrevistas que brindó por el lanzamiento de sus memorias. Pero recibió otro terrible golpe.

A principios del año pasado, su hijo Shane de 17 años desapareció de la institución en la que estaba internado. Sinead clamó por las redes sociales por su regreso, le pidió que no tomara ninguna determinación fatal. Pero el joven fue encontrado muerto unas horas después. Se había ahorcado. Sinead lo despidió con un sentido posteo y rogó a los jóvenes que siguieran su ejemplo, que buscaran ayuda. Al día siguiente, fue internada y medicada.

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