El Premio Nobel de Medicina fue otorgado este lunes a la húngara Katalin Kariko y el estadounidense Drew Weissman por sus descubrimientos sobre las modificaciones de las bases nucleósidas que permitieron desarrollar vacunas eficaces de ARNm contra el COVID-19, abriendo la temporada 2023 de adjudicación de los célebres galardones.

El descubrimiento ya les valió múltiples reconocimientos, y comité del Nobel sesuele esperar décadas antes de reconocer un avance decisivo.

Según destacó el Instituto Karolinska, los científicos “fueron fundamentales” para el desarrollo de las vacunas con la nueva tecnología ARNm. “Gracias a sus revolucionarios descubrimientos, que han cambiado radicalmente nuestra comprensión del modo en que el ARNm interactúa con nuestro sistema inmunitario, los galardonados contribuyeron al ritmo sin precedentes de desarrollo de vacunas durante una de las mayores amenazas para la salud humana de los tiempos modernos”, explicaron.

El Comité también recordó que Karikó y Weissman publicaron sus resultados “en un artículo fundamental de 2005 que recibió poca atención en su momento”, pero que sentó las bases de avances de importancia crítica que han servido a la humanidad durante la pandemia de COVID-19.

El veredicto del jurado fue anunciado en Estocolmo, recompensando por su contribución al “bien de la humanidad”, según las palabras del propio creador del premio, el sueco Alfred Nobel (1833-1896).

Ambos recibirán su premio, consistente en un diploma, una medalla de oro y un cheque de un millón de dólares, de manos del Rey Carlos XVI Gustavo en una ceremonia oficial que se celebrará en Estocolmo el 10 de diciembre, aniversario de la muerte en 1896 de Nobel.

El año pasado, el Premio de Medicina recayó en el paleogenetista sueco Svante Paabo, que secuenció el genoma del neandertal y descubrió el hasta entonces desconocido homínido Denisova.

A lo largo de la historia, el premio distinguió descubrimientos mayores como los rayos X, la penicilina, la insulina o el ADN. Pero el Nobel también premió a la lobotomía y al insecticida DDT, hoy caídos en desgracia.

La temporada de los Nobel seguirá el martes con el de Física, que puede tener como protagonistas al grafeno retorcido, el observatorio de neutrinos IceCube en la Antártica o el desarrollo del almacenamiento de datos en alta densidad en el campo de la espintrónica.

Para el Nobel de Química del miércoles, el dirigente de Clarivate, empresa especializada en investigación científica, estima que la secuenciación de nueva generación del ADN puede llevarse los honores.

Lars Brostrom de la radio NR, destaca al biólogo residente en Estados Unidos Omar Yaghi y su trabajo sobre las redes metalo-orgánicas y sus propiedades porosas que permiten absorber gases peligrosos, “un sector importante para el futuro”, en particular en el medioambiente.

Entre los nombres que despuntan para el Nobel de Literatura del jueves aparecen la escritora rusa disidente, Liudmila Ulítskaya, el escritor vanguardista chino Can Xue o el célebre y amenazado escritor británico Salman Rushdie.

La sombra de la guerra en Ucrania y de las divisiones en la comunidad internacional se ciernen sobre el Nobel de la Paz, que debe ser anunciado el viernes en Oslo.

Algunos abogan por recompensar a las mujeres iraníes que manifiestan contra el uso obligatorio del velo después de la muerte de la joven Mahsa Amini en septiembre de 2022.

Otros proponen reconocer a quienes investigan los crímenes de guerra cometidos en Ucrania.

“Pienso que el cambio climático es una excelente elección para el premio Nobel de la Paz este año”, estima el director del Instituto Internacional de la Investigación sobre la Paz en Estocolmo (Sipri), Dan Smith.

El premio Nobel de Economía -como se conoce popularmente al Premio de Ciencias Económicas del Banco de Suecia en Memoria de Alfred Nobel, creado en en 1969 por iniciativa del banco central sueco- cerrará la temporada de anuncios el 9 de octubre.

(Con información de AFP)

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