La economía anotó una caída de 0,9% en agosto sorprendiendo al mercado que esperaba un crecimiento de hasta 0,5%. Así el Producto Interno Bruto (PIB) acumula una caída de 0,6%. Pese a ello, el Ministerio de Hacienda proyecta que la economía registrará una nula expansión este año. Y como es tradicional, en la presentación del Informe de Finanzas Públicas del tercer trimestre que acompaña la presentación de la ley de Presupuestos 2024, se entregan proyecciones para 2024 y 2025 que, de acuerdo a Hacienda, será de 2,5% para ambos años.

De concretarse esta previsión, y considerando que en 2022 la economía tuvo un avance de 2,4%, en 2023 se prevé un 0%, sumados al 2,5% que se espera para 2024 y 2025, el crecimiento promedio para la administración del Presidente Gabriel Boric sería de 1,9% promedio. De concretarse esta proyección para 2022-2025 sería el segundo menor crecimiento para un periodo presidencial desde 1990, y sólo superaría al segundo gobierno de la Presidenta Bachelet cuando la actividad creció 1,8%.

La cifra quedaría por debajo de lo registrado en el gobierno de Patricio Aylwin (1990-1993) cuando la economía avanzó 7,4%; el 5,5% que se anotó en el período de Eduardo Frei Ruiz Tagle (1994-1999); la expansión de 3,5% que logró el primer gobierno de Michelle Bachelet y 5,4% y 2,6% que se obtuvo en los periodos de Sebastián Piñera que fueron 2010-2013 y 2018-2021 respectivamente.

Esa es la fotografía que entrega Hacienda. Sin embargo, los analistas no suscriben las proyecciones que tiene el Ejecutivo para 2023 y 2024 principalmente. A juicio de ellos, el PIB será menor y por ende, el promedio será menor y podría quedar bajo el registro del 1,8% que obtuvo la Presidenta Michelle Bachelet en su segundo mandato.

Ese escenario se daría si se considera el punto medio de la proyección que tiene el Banco Central para este año de -0,25% y de 1,75% para el próximo, la expansión promedio sería de 1,6%. Y, considerando las proyecciones dadas a conocer este miércoles por el Banco Mundial, el promedio sería de solo 1,5%.

Francisca Pérez, economista de Bci, tiene como escenario base un -0,5% para este año, 1,9% para 2024 y 2,3% para 2025. “Incluso habría que ver como es la dinámica de crecimiento de los últimos meses del año, y podría ser que 2024 sea levemente corregido a la baja”, plantea.

Natalia Aránguiz, socia y gerente de Estudios en Aurea Group, también tiene una visión menor: “Nuestras estimaciones apuntan a una variación negativa del PIB del orden del -0,3% para este año, así como un minúsculo crecimiento para el 2024 de 2%”.

Mientras que el economista de Libertad y Desarrollo (LyD), Tomás Flores, puntualiza que “las proyecciones presentadas en el Informe de Política Monetaria de septiembre “parecen más adecuadas y consignan una caída de 0,3% para este año y un leve crecimiento de 1,7% para el próximo”. De concretarse, el crecimiento estimado para este gobierno es de 1,6% promedio, lo que en términos per cápita no supera el 0,8%. Este resultado es el más bajo desde 1990 y genera preocupación sobre la posibilidad de poderlo modificar durante el próximo gobierno”.

Alejandro Fernández, economista de Gemines sostiene que para 2023 y 2024 las proyecciones son “definitivamente optimistas, superando, por ejemplo, las estimaciones del Banco Central”. Por ello, afirma que en 2023, “la economía va a decrecer y, en 2024, difícilmente llegará al 2%. Lo de 2025, podría ser, aunque está sobre el tendencial”.

Por su parte, Felipe Alarcón, economista asesor de Euroamerica, acota que el crecimiento esperado “es bastante pobre”. No obstante, menciona que si bien “influyó el ajuste postpandemia y toda la incertidumbre constitucional, pero es también fruto de la escasa relevancia que la actual administración le ha dado al crecimiento económico en general”.

Juan Ortiz, economista del OCEC UDP, indica que “la proyección puntual de Hacienda tiene un sesgo positivo especialmente respecto al crecimiento de la inversión, y un mayor impulso del consumo privado. El crecimiento en torno a 2% es más plausible”.

Mayor énfasis en crecimiento

Los economistas coinciden en que falta una reorientación hacia políticas que tengan un mayor énfasis en crecimiento. “Más allá de cuestiones puntuales, este gobierno nunca ha sido partidario del crecimiento y algunos de sus autoridades son partidarios de lo contrario, a lo que se suma la inclinación a sobre regular e impulsar la participación del Estado en la economía”, comenta Fernández:

Aránguiz subraya que “esta situación de bajo crecimiento requiere de medidas fuertes y reales. Escuchamos demasiado la palabra diálogo, cuando los problemas y soluciones están sobre la mesa hace ya mucho tiempo. Necesitamos la voluntad de las autoridades de Gobierno para reactivar el país, porque hasta ahora, lo existente es la ley de 40 horas y el aumento del sueldo mínimo, pero absolutamente nada relevante para fomentar a las empresas, la productividad y la inversión”.

Ortiz puntualiza que la economía puede crecer a una mayor tasa. Sin embargo, “el impulso acotado de la inversión, en medio de una productividad virtualmente estancada explican dicho resultado. Por ende, dice que “el gobierno le ha faltado mayor énfasis respecto a la importancia del crecimiento económico, el cual no surge de forma espontánea ni inercial”.

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