¿El Papa vendrá a la Argentina el año que viene gane quien ganare las elecciones? Allegados a Francisco aseguran que sí. Que su visita está por encima de las circunstancias políticas porque va a encontrarse con los argentinos en general y los católicos en particular. No con los gobernantes. Como todo viaje de un pontífice -completan- es un “viaje pastoral”, o sea, centralmente religioso.

Ahora bien: si llega a ganar Javier Milei hará falta mucho ejercicio político de ambas partes para acercar posiciones y posibilitar un mejor vínculo durante la visita. Porque las duras críticas del candidato de La Libertad Avanza a Francisco no cesaron en las últimas semanas, pese a los pedidos de disculpas que dice haberle transmitido, y las elípticas como filosas respuestas del pontífice tampoco.

El último round se acaba de producir por las declaraciones del Papa a la agencia Télam en las que niega ser comunista, sino que -dice- sigue el Evangelio. ¿Una respuesta a la añeja afirmación de Milei que actualizó días pasados cuando en una entrevista con un polémico periodista norteamericano Tucker Carlson lo acusó de tener “afinidad con los comunistas asesinos”?

Pero lo más sugestivo vino después. Siempre sin mencionar a Milei, Francisco dijo tenerle “mucho miedo a los flautistas de Hamelin porque son encantadores”, en referencia a la leyenda alemana sobre un pueblo que estaba lleno de ratas y al que llegó un flautista que logró que éstas lo siguieran encantadas con su música hasta el río, donde perecieron ahogadas.

“Si fueran de serpientes los dejaría, pero son encantadores de gente, y la terminan ahogando. Gente que cree que de la crisis saldrá bailando al son de la flauta, con redentores hechos de un día para otro”, añadió el pontífice. Y destacó que “de las crisis se sale por arriba, no con enjuagues; se sale por arriba y no se sale solo”.

¿Mensaje a los votantes de Milei?

Luego dijo -¿acaso pensando que Milei cosecha muchos votos entre los jóvenes?-: “Todos fuimos jóvenes sin experiencia, y a veces los chicos y las chicas se aferran a milagros, a mesías, a que las cosas se resuelven de manera mesiánica. El Mesías es uno solo, que nos salvó a todos. Los demás son todos payasos del mesianismo”.

Y completó con una severa advertencia, si bien aludiendo a la expansión de los gobiernos de ultraderecha en Europa: “Las grandes dictaduras nacen de una flauta, de una ilusión, de un encanto del momento. Y después decidimos: ‘Qué lástima, nos ahogamos todos’”.

En otra entrevista que concedió en marzo había advertido acerca del riesgo que entraña el internista político feroz. Y mencionó el libro “Síndrome 19233”, de Siegmund Ginzberg, que relata las peleas internas en Alemania que dieron paso al ascenso de Hitler.

A su tiempo, Guillermo Francos -señalado como ministro del Interior de un eventual gobierno de Milei- dijo que si con esas afirmaciones estaban aludiendo al candidato de La Libertad Avanza eran completamente desafortunadas.

Tras las PASO, en las que Milei fue el candidato más votado, los curas villeros oficiaron una misa en desagravio por los insultos soeces y las descalificaciones como “ser la encarnación del Maligno” del libertario proferidas en el pasado.

A su vez, el presidente del Episcopado, el obispo Oscar Ojea, dijo que “uno de los candidatos se ha expresado con insultos irreproducibles y con falsedades” y señaló que “el Papa es para nosotros un profeta de la dignidad humana en un tiempo de violencia y exclusión” y pidió “un respeto particular” para que también ostenta la condición de jefe de Estado.

Milei respondió que esas afirmaciones tenían varios años y que bajó el tono desde que abrazó la política, pero luego volvió a la carga con las declaraciones a Carlson.

Finalmente, en el primer debate presidencial afirmó que se había disculpado con la Iglesia, aunque en medios eclesiásticos dijeron no saber con quién lo hizo.

En todo caso se afirmó: “Si el agravio fue público, la disculpa debe ser pública».

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