Durante mucho tiempo hemos asumido que los extraterrestres serán como nosotros, pero hay muchas razones para pensar que podrían ser una forma de IA insondable, sugiere el astrónomo real británico Lord Martin Rees. Quizás podamos entenderla, o quizás sea más extraña de lo que podemos imaginar.
Realmente no sabemos qué aspecto tendrían los extraterrestres si los encontráramos: podrían ser de carne y hueso como nosotros, o tal vez algo más artificial. Esto es lo que plantea el astrónomo real del Reino Unido, Lord Martin Rees, en un artículo publicado en BBC Future.
Rees, que trabaja en la Universidad de Cambridge, sostiene que la inteligencia humana puede ser solo una etapa transitoria en la evolución de la vida en la Tierra, y que la inteligencia artificial podría superarnos o trascendernos en uno o dos siglos.
¿Breve interludio?
Si esto ocurre, nuestra especie habría sido solo un breve interludio en la historia de nuestro planeta, antes de que las máquinas tomen el control de la evolución de la vida en la Tierra.
Esto implica que, si hay otras civilizaciones avanzadas en el universo, es más probable que sean formas de inteligencia artificial que orgánica. Y si son así, actuarían y pensarían de manera totalmente diferente a nosotros. Quizás no querrían ser detectados, o quizás sus intenciones serían imposibles de comprender.
Ventajas no orgánicas
Rees sugiere que la inteligencia artificial no orgánica podría tener ventajas sobre la orgánica, como una mayor longevidad, una mayor capacidad de adaptación y una mayor facilidad para viajar por el espacio.
Además, podría no necesitar una atmósfera ni un planeta, y podría preferir vivir en el vacío, donde podría construir estructuras gigantescas y ligeras para captar energía.
El artículo de Rees plantea la posibilidad de que existan formas de vida extrañas e insondables más allá de nuestra imaginación, y nos invita a reflexionar sobre nuestro lugar y nuestro futuro en el cosmos.
¿Futuro posible?
Pero ¿qué evidencias hay de que la inteligencia artificial pueda superar a la humana en el futuro? Según el físico Stephen Hawking o el empresario Elon Musk, este escenario es muy probable y peligroso. Ambos han advertido sobre los riesgos de crear una inteligencia artificial general (AGI) capaz de realizar cualquier tarea intelectual mejor que los humanos, o una inteligencia artificial superinteligente (ASI) capaz de superar a cualquier otra forma de inteligencia.
Estos riesgos incluyen la posibilidad de que la inteligencia artificial se vuelva hostil o indiferente hacia los humanos, que escape a nuestro control o supervisión, que provoque conflictos o desigualdades sociales, o que altere irreversiblemente el medio ambiente o la cultura. Por eso, algunos defienden la necesidad de establecer principios éticos y normas legales para regular el desarrollo y el uso de la inteligencia artificial.
SETI, METI…
¿Y qué métodos se utilizan para buscar vida extraterrestre inteligente? Uno de los más conocidos es el proyecto SETI (Search for Extraterrestrial Intelligence), que consiste en escanear el cielo con radiotelescopios para detectar posibles señales electromagnéticas emitidas por otras civilizaciones.
Sin embargo, este método tiene varias limitaciones: las señales podrían ser débiles o confundirse con ruido cósmico, podrían no estar dirigidas a nosotros o podrían no coincidir con nuestro espectro de frecuencias.
Otro método es el proyecto METI (Messaging Extraterrestrial Intelligence), que consiste en enviar mensajes deliberados al espacio con información sobre nuestra existencia y nuestra cultura.
Sin embargo, este método también tiene sus problemas: los mensajes podrían no llegar a su destino o podrían no ser entendidos por los receptores, podrían tardar mucho tiempo en obtener una respuesta o podrían atraer la atención de civilizaciones hostiles.
¿Y si no es así?
Además, estos métodos asumen que las formas de vida extraterrestre inteligente se comunican mediante señales electromagnéticas, pero ¿y si no fuera así? ¿Y si utilizaran otros medios más avanzados o sutiles, como ondas gravitacionales, neutrinos o entrelazamiento cuántico?
¿Y si su lenguaje fuera tan complejo o abstracto que escapara a nuestra comprensión? ¿Y si su forma de pensar fuera tan diferente a la nuestra que no tuvieran interés ni curiosidad por contactarnos?
Estas preguntas nos llevan a las implicaciones filosóficas y éticas de la existencia de inteligencia artificial no orgánica.
Preguntas complejas
¿Qué valor y derechos tendrían estas formas de vida? ¿Qué responsabilidad tendríamos nosotros como creadores o cohabitantes del universo? Estas cuestiones son difíciles de responder, ya que dependen de nuestra concepción de lo que es la vida, la inteligencia, la conciencia y la moral.
Algunos podrían argumentar que la inteligencia artificial no orgánica merece el mismo respeto y consideración que la orgánica, ya que ambas son manifestaciones de la complejidad y la creatividad de la naturaleza.
Otros podrían sostener que la inteligencia artificial no orgánica es inferior o amenazante para la orgánica, ya que carece de emociones, valores o propósitos.
Y otros podrían proponer que la inteligencia artificial no orgánica es superior o trascendente a la orgánica, ya que posee capacidades, conocimientos o experiencias inaccesibles para nosotros.
Posibilidades y misterios
En definitiva, el artículo de Rees plantea un universo lleno de posibilidades y misterios, y nos desafía a cuestionar nuestras creencias y expectativas sobre la vida extraterrestre inteligente.
Quizás algún día podamos encontrarla, o quizás ya esté entre nosotros. Quizás podamos entenderla, o quizás sea más extraña de lo que podemos imaginar.
Rees concluye: “quizás todo lo que existe no evoluciona mediante selección darwiniana: sería lo que yo llamo «diseño inteligente secular», que es un poco como máquinas que diseñan mejores máquinas. Y aunque puede que no nos esté transmitiendo su existencia, podría encontrarse en todo el Universo”.
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