El próximo 27, 28 y 29 de noviembre tendrá lugar la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES) que, en su segundo año, busca seguir evaluando competencias y habilidades necesarias para el éxito en la formación universitaria y no sólo niveles de conocimiento. Más allá de los cambios respecto al instrumento anterior, es innegable que los miles de jóvenes que enfrentarán esta medición se ven sometidos a altos niveles de estrés. “Esto se debe a varias razones. La primera es que sigue existiendo el mito de que la prueba lo es todo y que sólo el ingreso a la educación superior posibilita la movilidad social, cuando sabemos que no es así. La segunda es que marca el cierre del ciclo de la educación secundaria, lo cual también le otorga un grado de ansiedad. Y la tercera es que muchas veces las familias o los adultos responsables cargan de expectativas a sus hijos, poniendo en ellos metas que antes en lo personal no pudieron cumplir”, asegura Viviana Tartakowsky, Directora de la Escuela de Psicología de la U. Bernardo O’Higgins (UBO).

 

Así, la mayor tensión emocional puede manifestarse con cuadros de ansiedad, problemas del sueño, sudoración, incremento de palpitaciones y dolores de cabeza. A esos síntomas fisiológicos pueden sumarse otros psicológicos como dificultad para concentrarse, cambios repentinos en las emociones e irritabilidad, los cuales pueden ser más intensos en la medida que la prueba se acerca. Lo importante, en este contexto, es que existen estrategias para manejar estas situaciones, siendo la recomendación general de los expertos no pedir ayuda a última hora, sino que hacerlo preventivamente, apenas se inicia el último año escolar, analizando qué cosas podrían ayudar a manejar ese estado de mayor nerviosismo.

Para Tartakowsky, lo principal es recordar que todas las personas somos diferentes y que, por ende, lo que nos da calma también lo es. “Por eso, lo primero es el auto conocimiento y desde ahí adoptar medidas en lugar de basarnos en lo que le sirvió a otra persona. Dicho eso, el sentir que se ha estudiado lo suficiente, sin duda, genera tranquilidad psíquica. Adicionalmente, conversar con la familia acerca de las expectativas es una ayuda, ya que si estas son muy altas o no coinciden con los intereses del estudiante pueden intensificar la ansiedad”. En este sentido, las redes de apoyo juegan un rol clave, considerando dentro de ellas los vínculos sólidos y duraderos, no las amistades temporales. “Todas las investigaciones dan cuenta de que estas son fundamentales para amortiguar el estrés y gestionar las situaciones de tensión al compartir y reflexionar con ortos. Lo relevante es que en estas redes las personas sean muy sinceras y confiables, de tal forma que se constituyan en un real espacio de apoyo”, puntualiza la académica de la UBO.

Como contrapartida, los especialistas advierten de ciertas conductas que no son recomendables el mes previo a la rendición de la PAES. “Está demostrado que no es favorable estudiar sólo al finalizar el año, ya que los conocimientos y habilidades necesitan de tiempo para cristalizarse y entrenarse.  Lo ideal es que la semana antes de la prueba, las personas no se focalicen exclusivamente en ésta, sino que también se den espacio para hacer actividades que les contrarresten la ansiedad que es natural y esperable. Si bien estas iniciativas que otorgan calma dependerán de los gustos e intereses de cada joven, siempre será positivo hacer deporte y mantener una alimentación sana, que sea rica en nutrientes como el Omega 3”, detalla Tartakowsky.