El acoso escolar ha ido en aumento. Durante 2020 y 2022 se registraron 5.934 casos de bulliyng grave en Chile, según informó la organización Bullying Sin Fronteras, donde Iquique se posiciona como la tercera región en el país con más acoso escolar, después de Santiago con 2.516, y Arica y Parinacota con 540.
Estas cifras son preocupantes a nivel nacional, pues presentan un problema en el desarrollo de habilidades sociales de niños, niñas y adolescentes. La psicóloga de Clínica Tarapacá, Beatriz Rodríguez, explicó que las cuarentenas que se hicieron por casi dos años tienen relación con este fenómeno, ya que “muchos de los jóvenes se encerraron en sus computadores, celulares y videojuegos, creando menos conexiones sociales de las que pudieron haber tenido y fomentando la falta de empatía y conciencia sobre herir física o verbalmente a otros, sobre todo cuando son compañeros”.
A esto se le suma que, a dos años del inicio del confinamiento y según un estudio de la organización “Prince’s Trust”, un 35% de los jóvenes no saben cómo hacer nuevos amigos y que nunca se han sentido más solos.
“El compartir entre compañeros de edades similares, trabajos en grupo, la presencialidad en general es esencial para el desarrollo humano, sobre todo si estamos hablando de un niño que recién está adquiriendo tales habilidades como conversar, ser empático, ser comprensivo y, sobre todo, aprender a resolver los conflictos a través del dialogo”, señala Beatriz Rodríguez.
Además, la especialista entrega tips para reconocer a un niño que realiza bullying. “Entre más chicos, más se puede generar un sentimiento de culpa al hacer algo malo, si al niño se le pregunta que sucedió de una forma directa, lo más probable es que se ponga a llorar y no explique bien. Es ahí donde los padres y profesores deben hacer lo posible para que el menor de edad exprese con palabras lo que hizo y explicarle que lo ocurrido estuvo mal y llevarlo a pedir disculpas, porque es esencial enseñar que debe haber una reparación y consecuencias después de realizarle un daño emocional o físico a alguien”.
“Claro, ahora cuando son adolescentes esto se vuelve un poco más complicado, pues el sentimiento de culpa puede justificarse o desaparecer, entonces no entienden por qué es tan malo lo que se hace. Por eso es esencial realizar charlas y trabajar todos los días en crear consciencia en las consecuencias que puede ser hostigar a un compañero o compañera”, agrega.
Resolver el conflicto
La psicóloga de la Clínica Tarapacá, Beatriz Rodríguez, aconseja que “hay que ser lo más explícitos en explicar a los adolescentes las consecuencias del bullying, tanto para ellos como para el compañero que lo recibe”.
En caso de identificar a un joven que está ejerciendo acoso escolar sobre otro, el profesional recomienda en primer lugar separarlo de forma inmediata de la víctima. Luego, se debe entregar un castigo, pero se debe entender el significado. “Debe quedar claro que esto no es castigar por castigar, es porque ha hecho un daño psicológico y/o físico a un par y eso no se debe permitir en ninguna circunstancia”.
Luego de esto, para crear un cambio profundo, el menor de edad debe estar comprometido a un cambio, y la familia debe comprometerse junto con él. “Muchas veces estás actitudes o falta de enseñanza vienen de la casa. La única forma de crear cambios de raíz, es que todo el círculo se comprometa y comprenda la gravedad de la situación. Solo ahí, con paciencia, desde el cariño y, por sobre todo, desde el dialogo, se van a poder realizar cambios”, concluye.
/gap