Antes de tomar un vuelo con destino a Alemania, hasta donde viajó invitado por la Fundación Konrad Adenauer, el senador y presidente de RN, Rodrigo Galilea, le hizo una recomendación al jefe de bancada de los diputados de su partido, Frank Sauerbaum.
Si la ministra del Trabajo, Jeannette Jara (PC), no se allanaba a recoger las propuestas de la oposición frente a la reforma previsional (que aseguren que gran parte del 6% de cotización adicional quede en las cuentas personales), ya no había más camino que rechazar la idea de legislar.
En la misma postura se encuentra la UDI. El domingo en el programa Estado Nacional, de TVN, el jefe de bancada de los diputados gremialistas, Guillermo Ramírez, advirtió: “Así como está el proyecto, yo voy a votar en contra de la idea legislar en la sala y espero que todo Chile Vamos lo haga”, dijo Ramírez, cuya línea de acción también es respaldada por el presidente de la UDI, el senador Javier Macaya.
El problema de la oposición es que su resistencia no es suficiente para frenar el avance de la reforma en la Cámara, en los términos en los que el gobierno podría imponer.
Este lunes, la ministra Jara formalizó el acuerdo, tal como lo adelantó La Tercera, entre las fuerzas oficialistas y los grupos no alineados, es decir, parlamentarios que no se declaran partidarios de la administración del Presidente Gabriel Boric ni se sienten identificados con la derecha, como la DC, Demócratas y el PDG.
Este acuerdo implica dividir la propuesta inicial de un 6% de cotización adicional, en un 3% para cuentas individuales y el otro 3% para un fondo solidario.
Además, significa un rediseño de la segunda alternativa que presentó La Moneda tras el triunfo del “En contra” en el plebiscito, en el cual plantearon que del 6% de cotización adicional, un 3% vaya al Seguro Social, 2% para cuenta individual y 1% para fortalecer el empleo formal de las mujeres.
Este cambio de estrategia del Ejecutivo se conversó el jueves en la reunión de los partidos del oficialismo y también en la cita que lideró el Mandatario el viernes con los ministros del comité político y las colectividades de la alianza de gobierno.
Ahí se habló de la necesidad de avanzar en la agenda del gobierno, ya que se encuentran en la mitad del periodo de la administración de Boric, y es necesario mostrar con hechos que las iniciativas se traducen en hechos concretos, sobre todo en un asunto como las pensiones, que sigue siendo un tema demandando por la ciudadanía.
“Hemos dado un paso importante en la construcción de un acuerdo que es necesario (…). Ha sido difícil poder construir un espacio en el cual podamos tener un acuerdo que nos permita sacarlo adelante, así que por instrucción del Presidente de la República, en la búsqueda de un acuerdo que pueda hacer realidad esta sentida demanda que es mejorar las pensiones, que hemos acogido la indicación que nos ha presentado un sector importante del centro político de nuestro país”, manifestó Jara en un punto de prensa que realizó en La Moneda junto a sus pares de Hacienda, Mario Marcel; Segpres, Álvaro Elizalde, y de la Segegob, Camila Vallejo.
Con esta nueva fórmula sobre la mesa, este lunes la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados tiene previsto sesionar “hasta total despacho” con el fin de terminar de votar la reforma previsional.
En esa instancia legislativa, que preside el diputado socialista Juan Santana (PS), la ministra tendría una holgada mayoría para imponer la nueva fórmula de pensiones, apodada simplemente como “3-3″.
La primera manifestación de este acuerdo entre gobierno y grupos no alineados será el voto favorable del diputado y presidente de la DC, Alberto Undurraga, quien participa en la Comisión de Trabajo. Sin embargo, el principal efecto se evidenciará en la sala de la Cámara, donde los legisladores de la DC, Demócratas y del PDG serán decisivos.
Con ello, el gobierno se asegura un piso mínimo para poder aprobar la idea de legislar de la reforma previsional y de gran parte de su articulado, dejando a la derecha en minoría.
Una muestra de aquella hegemonía oficialista también tuvo una medición previa de fuerzas en el reciente rechazo de la acusación constitucional al ministro de Vivienda, Carlos Montes (PS), quien contó con el apoyo precisamente de los mismos grupos que podrían inclinar la balanza en el debate previsional, al menos, en la Cámara.
Uno de los efectos de esta “pasada de máquina o de aplanadora”, según la jerga política, es que inevitablemente las relaciones con las bancadas de derecha quedarán resentidas, dañando, además, el clima con el que el gobierno entraría a negociar en el Senado.
En esta otra rama del Congreso la derecha tiene exactamente la mitad de los escaños; por lo tanto, al Ejecutivo no le basta solo el apoyo de los tres senadores DC y los dos del Partido Demócratas, además debe convencer a los independientes Karim Bianchi y Fabiola Campillai y también a un legislador de la oposición, al menos.
A pesar de que el fin de semana la ministra Jara intentó contener la molestia opositora, el diputado Sauerbaum (RN), quien es parte de la Comisión de Trabajo, comentó que ya son varias las razones para votar en contra.
“Hay puros elementos que no compartimos. ¿Qué espera el gobierno? El ninguneo y el trato que se nos ha dado… Llevamos meses conversando y no nos han incorporado ni una coma. Nos sentimos engañados. Nos van a pasar la máquina”, expresó el jefe de diputados de Renovación.
En tanto, el diputado Henry Leal (UDI) sostuvo que “el gobierno está desesperado para lograr los votos. Para nosotros esto no cambia. Sean tres o cuatro puntos. La UDI está cuadrada para votar en contra de que la cotización adicional vaya a un fondo de reparto. El gobierno está pasando la aplanadora con todo, sin escuchar a ningún experto. En cinco sesiones se va a aprobar toda la reforma de pensiones. Es una irresponsabilidad lo que está haciendo el gobierno”.
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