Si Gabriel Boric no hubiera sido Presidente de la República, el mamarracho de texto que produjo la irresponsable Convención Constitucional hubiera tenido muchas más chances de haber sido aprobado en el plebiscito del 4 de septiembre.
Aunque es doloroso ver el daño que le hacen al país los repetidos errores no forzados que cometen muchas inexpertas e incapaces altas autoridades del Gobierno, nunca hay que olvidar que una de las principales causas de la victoria del Rechazo fue que Gabriel Boric ocupaba la Presidencia de la República.
Muchos chilenos votaron Rechazo en el plebiscito para castigar al Gobierno. Por eso, aquellos que entendíamos que hubiera sido muy difícil que el país progresara si se aprobaba la nueva Constitución debemos estar agradecidos con el Presidente Boric. Aunque él trabajó con entusiasmo a favor del Apruebo, Boric terminó siendo un gran aliado del Rechazo. Por eso, y aunque a él no le guste, la patria tiene una gran deuda con el líder estudiantil devenido en Presidente. Si no hubiera sido por él, ahora estaríamos cargando con la pesada cruz de tener que vivir con una Constitución que nos iba a hundir por muchas décadas en el pozo del estatismo inútil y la burocracia excesiva. Sin quererlo, Boric nos salvó de emprender una travesía por el desierto del subdesarrollo que tanto aflige a muchos vecinos en la región.
Siempre es difícil predecir qué hubiera pasado si una elección presidencial pasada hubiera dado resultados distintos. Pero no cuesta imaginar que, en caso de que José Antonio Kast hubiera ganado la segunda vuelta de la elección presidencial de diciembre de 2021, la molestia de los chilenos con la alta inflación y con los niveles crecientes de delincuencia hubieran afectado negativamente la aprobación de Kast. Como el Presidente derechista se hubiera opuesto de forma militante al nuevo texto constitucional, muchos chilenos, sin haber leído el texto, hubieran aprovechado el plebiscito de septiembre de 2022 para castigar al Gobierno por sus problemas económicos y por las expectativas incumplidas que siempre existen cuando un nuevo Gobierno llega al poder.
Es verdad que una victoria de Kast hubiera impactado en las deliberaciones de la Convención Constitucional. Si una mayoría de los chilenos hubiera votado por él en diciembre de 2021, la Convención habría tenido incentivos para ser más moderada. Algunos podrían creer, incluso, que el texto constitucional propuesto hubiera sido menos radical. Pero la Convención siempre tuvo a la mano los datos de las encuestas que mostraban que los chilenos querían una nueva Constitución, no un nuevo país. Por eso, es un poco iluso pensar que la Convención habría mostrado un sentido de responsabilidad en caso de que Kast hubiera ganado la segunda vuelta presidencial en 2021. Habiendo tenido fuertes incentivos para mostrar más la responsabilidad, la Convención Constitucional se embriagó con el poder e intentó refundar un país que solo necesitaba reformas.
Además, la alta inflación -que este Gobierno no causó- hubiera golpeado igual la popularidad de un hipotético gobierno de Kast. Aunque un Kast Presidente hubiera querido adoptar políticas de mano dura contra la delincuencia, se hubiera encontrado con la resistencia de una buena parte de la izquierda que cree que los delincuentes son víctimas de una sociedad injusta -o que equivocadamente piensa que delincuentes con prontuarios pueden ser admirables promotores de la justicia social (y merecedores de un indulto presidencial).
Con Kast en La Moneda, se hubieran multiplicado las chances de que el voto de castigo contra el Gobierno se hubiera convertido en un voto por el Apruebo a la nueva Constitución. Nadie lo sabe con certeza, pero es fácil imaginar que, de haber sido Kast el rostro del Rechazo, los chilenos no hubieran dado un portazo tan fuerte a la irresponsable propuesta de nueva constitución que redactó la convención.
Por eso, cada vez que el Presidente Boric tropieza con la misma piedra y da demostraciones de su inmadurez, insensatez, falta de criterio, e incapacidad para entender la compleja realidad que enfrenta, el desencanto y la desesperanza que reina en muchos debiera ser reemplazado con un suspiro de alivio.
A veces, no hay mal que por bien no venga. Cuando el Presidente vuelva a cometer una torpeza y el Gobierno vuelva a caer víctima de sus cotidianas desprolijidades, hay que recordar que, si no fuera porque Gabriel Boric es el primer Mandatario, es altamente probable que hoy el país estuviera regido por la Constitución propuesta por la irresponsable Convención. Parafraseando al propio Boric, cualquier payasada del Presidente es mejor que haber tenido que vivir la aterradora experiencia de una victoria del Apruebo en el plebiscito de septiembre de 2022.
No cabe duda de que un mal Gobierno nos va a hacer pasar muy malos ratos en los 3 años que le quedan en el poder. Pero gracias a que Boric es Presidente, nos libramos de la pesadilla que hubiera sido tener que vivir con esa propuesta de Constitución. Por eso, el país tiene una tremenda deuda con Gabriel Boric.
Por Patricio Navia, Doctor en Ciencia Política y profesor de la UDP, para El Líbero
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