La despedida al líder opositor ruso Alexei Navalny, fallecido en prisión el pasado 16 de febrero, se realizó este viernes en una iglesia del barrio moscovita de Mariino. El féretro con su cuerpo ya fue trasladado al cementerio de Borísovo para ser enterrado.
El velatorio duró poco más de media hora sin que los miles de seguidores del opositor, congregados en los alrededores del templo, pudieran entrar para presentar sus respetos. Cumpliendo con el rito ortodoxo, el cuerpo de Navalny fue expuesto en un féretro abierto.
Miles de rusos asistieron al funeral, pese a las estrictas medidas policiales y las advertencias de las autoridades sobre las consecuencias de participar en actos no autorizados.
“Navalny era la conciencia de la nación. Y aunque tengo miedo, he elegido la conciencia sobre el miedo y por eso estoy aquí”, dijo a EFE Svetlana, de 65 años.
Agregó que el legado del opositor, que tenía 47 años, “no morirá”.
Otro moscovita aseguró que Navalny “era buena persona y no solo buen político”.
“La gente lo seguía porque no solo decía la verdad sino que creía en lo que decía”, afirmó.
Las exequias tuvieron lugar dos semanas después de su muerte en una prisión en el Ártico en circunstancias aún por esclarecer.
Sus colaboradores, su esposa, Yulia Navalnaya, y los países occidentales acusan al presidente ruso, Vladimir Putin, de ser responsable de su fallecimiento.
Navalny destacó entre la disidencia rusa tras una campaña en la que denunció una corrupción rampante en la cúpula de la administración de Putin.
Fue arrestado en enero de 2021 después de volver a Rusia desde Alemania, donde había sido tratado por un envenenamiento.
“Alexei fue torturado durante tres años”, aseguró Navalnaya el jueves en el Parlamento Europeo.
“Le hicieron pasar hambre en una diminuta celda de piedra, lo aislaron del mundo exterior y le negaron visitas, llamadas telefónicas e incluso cartas”, acusó.
“Y entonces lo mataron. E incluso después, maltrataron su cuerpo”, agregó.
“La oportunidad de despedirse”
Su cuerpo estuvo retenido durante ocho días, un retraso que su equipo atribuye a un intento de encubrir la causa de la muerte.
La familia y el entorno de Navalny también acusaron a las autoridades de intentar impedir la organización de un funeral público por temor a que se convierta en un foco de disidencia.
Sus colaboradores aseguraron que las autoridades locales amenazaron con enterrarlo en el recinto penitenciario si su madre no accedía a celebrar un funeral “secreto”.
Después de que la familia recuperara el cuerpo, tuvo dificultades para encontrar un lugar que aceptara acoger la ceremonia.
El equipo denunció este jueves que los servicios funerarios rehusaron trasladar el cuerpo desde la morgue hasta la iglesia.
“Es una verdadera vergüenza. Los chóferes de los carros fúnebres rehúsan ahora llevar a Alexei desde la morgue”, deploró Ivan Jdanov, uno de sus colaboradores en el exilio.
La portavoz del disidente, Kira Yarmish, dijo que los directores de la funeraria habían recibido llamadas amenazantes de “desconocidos” para que no trasladaran los restos mortales.
Tampoco se ha permitido una ceremonia civil abierta al público para rendir respetos al difunto, una práctica habitual en Rusia.
La familia “no quería un tratamiento especial, solamente dar a la gente la oportunidad de despedirse”, afirmó Navalnaya, que se comprometió a mantener viva la misión de su marido.
“Lo más importante que podemos hacer para Alexei y para nosotros mismos es continuar la lucha más desesperadamente y más ferozmente que antes”.
(Con información de AFP)
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