Invitaciones a su casa, atenciones no solicitadas, insinuaciones. Elon Musk, el multimillonario director ejecutivo de SpaceX y Tesla, enfrenta acusaciones de comportamiento inapropiado con ex empleadas, según una investigación del Wall Street Journal publicada este miércoles.

El artículo detalla los supuestos encuentros de Musk con varias mujeres que trabajaron para él o para su compañía de cohetes SpaceX. Las relaciones a menudo terminaban con el despido de las mujeres seguido de lucrativas indemnizaciones. La investigación del diario estadounidense se basa en conversaciones con unas 50 personas, entre ellas antiguos empleados, personas cercanas a Musk, amigos y familiares de las mujeres implicadas. También se examinaron correos electrónicos, mensajes y otros documentos de los abogados de las mujeres, revisados por el Journal.

Uno de los casos involucra a una ingeniera que mantuvo una relación con Musk durante sus prácticas en SpaceX, cuando ella aún estaba en la universidad. Según relató la ex empleada a sus amigos, su cercanía inicial con Musk durante las prácticas, cuando le propuso ideas para mejorar SpaceX, derivó en una cita que los llevó a besarse e incluso mantener relaciones sexuales. Un año después de terminar las prácticas, el multimillonario, 20 años mayor que ella, invitó a la recién licenciada a un complejo turístico en Sicilia, antes que ambos pusieran fin a esa relación, según documentos revisados por el WSJ. Por ese entonces, Musk estaba casado con la actriz Talulah Riley. Se divorciaron en 2016.

A pesar de la ruptura, Musk intentó reanudar su relación con la ex empleada cuando la contrató en 2017 en un puesto en su personal ejecutivo. Musk la invitó a tomar unas copas y se le insinuó, tocándole el pecho. Uno de los amigos de la mujer dijo que recordó a Musk diciendo: “Oh, soy tan malo. No debería hacer esto”.

La mujer rechazó la propuesta de Musk de retomar la relación, aunque aceptó el trabajo, según el WSJ. Antiguos empleados dijeron al diario que, aunque era una ingeniera con talento, les parecía extraño que a alguien tan joven se le diera un puesto de tan alto nivel tan cerca del jefe.

Posteriormente, ambos se mantuvieron cercanos mientras ella trataba de afianzarse en su nuevo puesto en SpaceX. Musk le enviaba mensajes de texto con frecuencia invitándola por la noche a su mansión en Los Ángeles, invitaciones que a veces aceptaba pero que la hacían sentir incómoda en el trabajo, según dijeron sus amigos al Journal.

Con el tiempo, dejó de ser ejecutiva y pasó a depender de otro ingeniero. Salió de SpaceX en 2019 después de que un ejecutivo al que reportaba fue incluido en un despido masivo, dijo en una de las declaraciones juradas.

En declaraciones juradas proporcionadas por sus abogados, que también representan a Musk, la ex empleada confirmó haber tenido una relación romántica con Musk en el pasado, pero negó que hubiera una “relación romántica” durante su empleo en SpaceX de 2017 a 2019.

“Nada de lo que Elon Musk hizo hacia mí durante cualquiera de mis períodos de empleo en SpaceX fue depredador o ilícito de ninguna manera”, manifestó la mujer según el Journal.

En una de las declaraciones juradas, la mujer aseguró que en las pocas ocasiones en que fue a casa de Musk, vieron la televisión y hablaron sobre la rampa de producción del Tesla Model 3 y el “futuro técnico de la humanidad”.

Un caballo a cambio de sexo

El artículo, citando fuentes anónimas, también detalla otros supuestos casos de conducta inapropiada por parte de Musk hacia otras ex empleadas.

Una azafata de SpaceX alegó que en 2016 Musk le mostró su pene erecto y le ofreció un caballo a cambio de actos sexuales mientras ella le daba un masaje durante un vuelo, según personas familiarizadas con las acusaciones. SpaceX redujo sus turnos después de que ella rechazara sus avances, alegó la mujer. La empresa acordó posteriormente pagarle 250.000 dólares. Musk calificó las acusaciones de la azafata de “totalmente falsas”. En las redes sociales, bromeó diciendo que el escándalo debería llamarse “Elongate” y negó haber utilizado a una azafata en su avión.

Otra ex empleada que dejó SpaceX en 2013 alegó que Musk “le había pedido en múltiples ocasiones que tuviera sus bebés” durante las negociaciones de su salida. Musk, que tiene al menos 10 hijos, dijo que el mundo se enfrenta a una crisis de subpoblación y que las personas con un alto coeficiente intelectual deberían procrear.

Pero la mujer de SpaceX declinó la oferta de Musk. Ella había seguido trabajando para Musk después de que él le pidiera que tuviera a sus hijos, pero su relación se deterioró. Además de las acusaciones sobre los bebés, Musk había negado a la mujer un aumento de sueldo y se había quejado de su rendimiento, según personas familiarizadas con el asunto. La mujer recibió un paquete de salida en efectivo y acciones valorado en más de un millón de dólares, según una persona familiarizada con el acuerdo.

En 2021, Musk tuvo gemelos con Shivon Zilis (también lo contó en su biografía publicada en septiembre de 2023), una ejecutiva de la empresa de implantes cerebrales Neuralink, también propiedad del multimillonario.

Una cuarta mujer mantuvo una relación sexual de un mes con Musk en 2014 mientras trabajaba directamente para él, lo que derivó en “recriminaciones por mensajes de texto y correo electrónico” cuando dejó la empresa.

A medida que aumentaban las tensiones, Musk asignó a Sam Teller, su jefe de personal, para manejar la salida de la mujer, de acuerdo con personas familiarizadas con el asunto y los correos electrónicos que la mujer compartió con otros. Musk se negó a pagar a la mujer directamente en acciones de Tesla. En un correo electrónico del 29 de diciembre de 2014, Teller le ofreció 35.400 dólares en efectivo por su trabajo no remunerado, diciendo que podía usarlo para comprar las acciones en su lugar. Ella negoció la oferta hasta 85.000 dólares, citando los impuestos y su amplio informe para el multimillonario.

Para conseguir el dinero, tuvo que firmar un acuerdo que la obligaba a liberar a Musk de posibles reclamaciones legales “conocidas y desconocidas” y a mantener la información sobre él “en la más estricta confidencialidad”, incluido el propio documento. Compartió el acuerdo con personas de su entorno antes de firmarlo.

“Falsedades”

El Journal citó a ex empleados y despedidos de SpaceX que se quejaron de lo que describen como una cultura de sexismo y acoso en torno al fundador, que puede actuar con impunidad.

“Elon es SpaceX, y SpaceX es Elon”, recordó un antiguo ingeniero que un ejecutivo dijo en una reunión tras los despidos de algunos empleados críticos con Musk.

Sin embargo, Gwynne Shotwell, presidenta de SpaceX, rechazó las acusaciones descritas en el artículo como “falsedades” y “una narrativa completamente engañosa” que no refleja la cultura de la compañía.

“Me sigue sorprendiendo lo que este extraordinario grupo de personas consigue cada día, incluso en medio de todas las fuerzas que actúan contra nosotros. Y Elon es uno de los mejores seres humanos que conozco”, afirmó Shotwell al Journal.

SpaceX, añadió, investiga a fondo todas las denuncias de acoso y toma las medidas oportunas en los casos.

Musk no respondió a las solicitudes de comentarios del diario. Alex Spiro, uno de sus abogados, había desestimado previamente informes sobre el consumo de drogas de Musk diciendo que “es regularmente y al azar sujeto a pruebas de drogas en SpaceX y nunca ha fallado una prueba”.

Las leyes federales sobre las relaciones en el trabajo

Las historias relatadas por el WSJ no desembocaron en denuncias formales (aunque la de la azafata fue hecha pública por Business Insider en 2022), pero desde 2017 la conducta de los directivos en el lugar de trabajo ha sido objeto de un mayor escrutinio, gracias en parte a la aparición del movimiento #MeToo.

Las prohibiciones rotundas de las relaciones sexuales entre “jefes” y empleados, por temor a que puedan crear desequilibrios de poder y conflictos de intereses, por ejemplo, forman ya parte de la cultura empresarial estadounidense, del mismo modo que existen leyes federales y estatales que impiden a los directivos acosar sexualmente a los empleados.

Algunos tribunales, además, han reconocido el “favoritismo sexual” como una forma de acoso, estimando denuncias presentadas por trabajadores que alegaban un trato preferente por parte de compañeros con los que mantenían relaciones consentidas. Y la propia SpaceX desaconseja formalmente las relaciones internas entre empleados.

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