De entre todo el conjunto de cosas que esperamos que ocurran algún día, pero todavía no han pasado, la de encontrar vida inteligente en el espacio exterior puede ser una de las más ansiadas por la humanidad. De ocurrir, se abriría un abanico de posibilidades muy amplio que no vamos a describir aquí y ahora. Sin embargo, seguimos sin tener noticias de extraterrestres, y la NASA acaba de publicar un estudio donde explica una versión de lo más sencilla y factible sobre nuestra incapacidad para encontrar «señales».
El estudio. Publicado en el Astrophysical Journal, el trabajo en el que se apoya la NASA parte de la idea de que sí hay otras civilizaciones avanzadas. La dificultad para no haberlas detectado viene dada simplemente “porque sus requisitos de energía pueden ser relativamente modestos. Si su cultura, tecnología y tamaño de población no necesitaran grandes cantidades de energía, no se les exigiría construir enormes estructuras de recolección de energía estelar que pudieran ser detectadas por los telescopios actuales o propuestos”.
Dicho de forma muy sencilla antes de adentrarnos en el trabajo y sus implicaciones. Lo que el estudio y la agencia espacial vienen a decir es que, si no hemos visto “señales”, se debe a que esa vida extraterrestre puede no necesitar hacer todo lo que nosotros creemos que se requiere para avanzar en la vida.
A vueltas con la paradoja de Fermi. Hace más de medio siglo que Enrico Fermi planteó la gran pregunta. Si tenemos tantos planetas y sistemas estelares, ¿por qué no hemos dado con señales de vida? Su reflexión ha atrapado a cientos de investigadores y filósofos a desarrollar teorías e investigaciones. La que ahora ofrece la NASA es una más, aunque con una gran carga de sentido de común.
Gente sencilla del espacio. En esencia, los investigadores exploraron si un telescopio espacial de próxima generación podría detectar supuestos paneles solares en un exoplaneta cercano. El equipo concluyó que, si existe esa vida inteligente y obtiene su energía a través de la energía solar, probablemente no necesite la cantidad de energía necesaria para que la detectemos.
Tal y como ha explicado Ravi Kopparapu, investigador del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA y autor principal, “la implicación es que las civilizaciones pueden no sentirse obligadas a expandirse por toda la galaxia porque pueden alcanzar niveles sostenibles de población y uso de energía incluso si eligen un estándar de vida muy alto. Pueden expandirse dentro de su propio sistema estelar, o incluso dentro de sistemas estelares cercanos, pero es posible que no existan civilizaciones que abarquen toda la galaxia”.
Por qué paneles solares de silicio. Partieron de una idea de civilización donde se hacía uso del sol como lo hacemos en nuestro planeta. Para ser más exactos, exploraron si se pudiese detectar paneles solares basados en silicio en un exoplaneta similar a la Tierra. Eligieron paneles basados en silicio porque el elemento es más abundante que otros utilizados para la energía solar y es más barato de extraer y usar en la fabricación (al menos aquí).
Luego, imaginaron la detección a través del telescopio más sofisticado que tenemos en marcha (para 2029). Es decir, se imaginaron observando los exoplanetas de la Vía Láctea con el Observatorio de Mundos Habitables, el proyecto estrella del programa Grandes Observatorios de la NASA. Así, modelaron un planeta similar a la Tierra con diferentes niveles de cobertura de paneles solares de silicio y probaron si el telescopio pudiera detectar esas señales de tecnología desde una distancia de 30 años luz.
Resultados. Los investigadores descubrieron que se necesitarían al menos varios cientos de horas para detectar esta especie de tecnofirmas, si el 23% de la tierra de ese exoplaneta estuviera cubierta de paneles solares. De hecho, explican que solo el 9% de la cobertura terrestre de la Tierra sería necesaria para sustentar a 30 mil millones de humanos con un alto nivel de vida. Que casi una cuarta parte de la tierra de un planeta esté cubierta de paneles solares es, claramente, un escenario extremo y, al menos en aquí, innecesario en clave de requisitos energéticos.
Conclusión. Como detalla el coautor del estudio Vincent Kofman, investigador de la NASA, “las estructuras de recolección de energía estelar a gran escala pueden resultar especialmente obsoletas si se consideran los avances tecnológicos. Seguramente una sociedad capaz de colocar estructuras enormes en el espacio podría acceder a la fusión nuclear u otros métodos eficientes para generar energía en el espacio”.
El trabajo supone que esa supuesta civilización extraterrestre haría uso de la energía solar de su estrella anfitriona, y se da por descontado que esos extraterrestres también podrían utilizar cualquier cantidad de fuentes de energía, entre ellas, aquellas que ni siquiera comprendemos en estos momentos.
Otra alternativa. Quizás, como contaba el SETI sobre la omnipresente paradoja de Fermi, deberíamos pensar en otra posibilidad. Si no hemos visto señales de vida hasta ahora se puede deber simplemente a una cuestión de cantidad.
El espacio es tan grande y llevamos tan poco tiempo observándolo, que lo normal es que sigamos sin pistas, “la paradoja de Fermi es una extrapolación muy grande a partir de una observación muy local. Podrías simplemente mirar por la ventana y concluir que los osos, como especie, no podrían existir porque no ves ninguno”.
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