A muchas personas, la vida se les hace demasiado corta. Desde la niñez, pasando por la juventud, adultez y después en la vejez son muchos quienes ven con temor esta última etapa de la vida, que suele estar asociada a prejuicios como el deterioro, la enfermedad y la muerte.

Y es que generalmente se cree que ser “viejo” o “vieja” está relacionado a ser incapaz de hacer las cosas por sí solo, a enfermarse constantemente y a estar relegado en una cama o sillón, esperando que la muerte llegue a buscarlos.

No obstante, con el avance de la tecnología y la medicina, la esperanza de vida de los humanos ha aumentado considerablemente, y los científicos aseguran haber encontrado algunas formas de extender la salud lo más posible para continuar viviendo una vida sana y con energía, incluso en nuestros últimos años.

Tanto así, que hay algunos expertos que aseguran que el vertiginoso desarrollo de la investigación ha hecho que “el envejecimiento y la muerte se puedan postergar”. Pero, ¿es realmente así?

Un artículo de la prestigiosa revista Nature explicó la ciencia detrás de los tratamientos que prometen mantenerte joven por siempre.

¿Es posible mantenerse joven para siempre? Esto dice la ciencia

Según el ganador del Premio Nobel de Química, Venki Ramakrishnan, es necesario separar algunos hechos de la ficción sobre la posibilidad de detener el envejecimiento y postergar la muerte.

El científico, en su libro Por qué morimos, aseguró que la mejora de la higiene, condiciones de vida y las innovaciones en atención sanitaria —como los antibióticos y las vacunas—, hicieron que la esperanza de vida de los humanos se duplique.

Pero, ¿hay un techo de la esperanza de vida? Según Nature, este es de 120 años, no obstante, cuando las personas entran a la etapa de la vejez, suelen experimentar los típicos problemas del envejecimiento que —aunque muchas veces son solo prejuicios—, sí hay mayores posibilidades de desarrollar ciertas enfermedades.

Es por esto que incluso antes de los desarrollos de la tecnología, los humanos hemos estado “obsesionados” con la búsqueda de la fuente de la juventud y para “detener el reloj”, y así poder gozar de más años en la Tierra, incluso más allá de lo que la naturaleza nos ha preparado.

Y es que el envejecimiento es inevitable: con el tiempo, nuestro ADN acumula daños, los extremos de los cromosomas se acortan, las proteínas se aglutinan, los orgánulos dejan de funcionar como antes, las células madre disminuyen y nuestros órganos comienzan a sufrir una inflamación crónica.

Es así cómo comenzamos a envejecer y morir.

El consenso de los científicos es que este daño acumulado del ADN suele estar provocado por los radicales de oxígeno, la radiación ultravioleta y los rayos X, el humo del cigarrillo, los quimioterapéuticos, el alcohol, los metabolitos naturales e, ¡incluso el agua!

En esta línea, cuando se habla de “los secretos para una larga vida”, hay quienes venden productos con “senolíticos” —que son unos compuestos que eliminan a las células senescentes o ‘dañadas— para enlentecer el envejecimiento, no obstante, según Nature, “ni siquiera los científicos pueden discernir siempre si los hallazgos de un estudio son confiables o inexactos, prometedores o solo preliminares”.

Es decir, la ciencia todavía no sabe con certeza si realmente existen soluciones para vivir por más tiempo.

Por ejemplo, el estudio que utilizó estos senolíticos en ratones mostraron beneficios, no obstante, todavía no es seguro su aplicación en humanos.

Pasa algo similar con la donación de ciertos factores de la sangre de jóvenes a viejos: en los experimentos, los ratones viejos se vieron “rejuvenecidos parcialmente” al recibir la sangre de ratones jóvenes, una especie de “reprogramación de células”.

Los resultados son, sin duda, alentadores, pero los problemas de seguridad para su aplicación en humanos son demasiados y se ven muy lejanos.

Además, según explicó el Premio Nobel, Ramakrishnan, existe el estudio de la inhibición de una enzima metabólica clave, llamada mTOR, que ha demostrado en muchos organismos poder extender “moderadamente” su expectativa de vida. No obstante, en humanos pareciera que tiene un “efecto limitado”.

También se cree que la restricción dietética puede retrasar el envejecimiento, pero “no es una práctica popular” y tampoco se tienen certezas.

Pero aunque pudieran ser aplicadas, “las estrategias de rejuvenecimiento que reemplazan células no serán adecuadas para todos los tipos de tejidos. En particular, esos métodos no funcionarían para el cerebro, porque la mayoría de las neuronas tienen que permanecer vivas y funcionando durante toda nuestra vida”.

Este sería el principal y más importante obstáculo en la búsqueda de la juventud.

Es decir, todos los estudios y avances que se han mostrado hasta ahora, según Ramakrishnan, siguen siendo una alternativa excesivamente lejana, que no es aplicable hoy en día y que hay que observar con responsabilidad y detenimiento.

Adicionalmente, el artículo de Nature agregó que incluso el mito de que el cuerpo y cerebro de una persona se pueda preservar a través de la alimentación en nitrógeno líquido hasta que la tecnología sea suficiente para poder resucitarlos es eso, solo un mito.

“El grado de confianza en esos métodos es tal vez similar a la convicción de los egipcios de que sus faraones serían resucitados”.

Es por esto que la revista científica instó a leer el libro Por qué morimos del Nobel de Química, Venki Ramakrishnan, porque “podría ahorrarle mucho dinero a los inversores de empresas dedicadas a la lucha contra el envejecimiento y a los multimillonarios”.

“En lugar de malgastar su capital en la búsqueda de elíxires inexistentes de vida eterna para beneficio personal, podrían ayudar a la humanidad apoyando tratamientos que realmente resulten prometedores”, escribieron en Nature.

“La única forma de prolongar la vida saludable es intervenir en el mecanismo básico del envejecimiento, revelado por la ciencia sólida”.

/psg