Los efectivos militares y servicios de seguridad de Rusia lograron frenar una guerra civil durante la rebelión armada de 24 horas del grupo de mercenarios rusos Wagner, aseguró este martes el Presidente ruso, Vladimir Putin, a la vez que su par bielorruso, Alexandr Lukashenko -que medió entre el Kremlin y la milicia privada- advirtió de los riesgos para todo el planeta si Moscú «colapsa».
«Ustedes protegieron el orden constitucional, la vida, la seguridad y la libertad de nuestros ciudadanos, salvaron nuestro país de conmociones, detuvieron una guerra civil», afirmó Putin durante un acto en la plaza de las Catedrales del Kremlin.
Allí reunió a representantes de las agencias de seguridad y de Defensa de Rusia que participaron en el operativo antiterrorista el fin de semana.
Según el Mandatario, los militares y agentes de los servicios de inteligencia «cortaron el camino a la rebelión, cuyo resultado inevitable hubiera sido el caos».
«En esta situación difícil actuaron con precisión, coordinadamente, mostraron con hechos su fidelidad al pueblo de Rusia y a su juramento militar, mostraron su responsabilidad ante el destino de la patria y su futuro», dijo.
Recordó que los uniformados «garantizaron el trabajo de los principales centros de mando, las instalaciones estratégicas, incluidas las de Defensa, la seguridad de las zonas fronterizas y la retaguardia de todas las unidades que continuaban combatiendo heroicamente en el frente».
«No tuvimos que retirar unidades de la zona de la operación militar especial» en Ucrania, sostuvo.
Recordó la muerte de varios pilotos durante la sublevación, al señalar que «no les tembló la mano y cumplieron con honor las órdenes y su deber militar», por lo que llamó a honrar la memoria de los caídos con un minuto de silencio.
«Vuestra decisión y coraje, junto a la consolidación de toda la sociedad rusa, jugaron un enorme y definitivo papel en la estabilización de la situación. Las personas que se vieron implicadas en la revuelta vieron que el Ejército y el pueblo no estaban de su lado», añadió.
Indicó que «el emplazamiento rápido y preciso de las unidades permitió frenar el desarrollo de una situación extremadamente peligrosa en el país y evitar víctimas civiles».
En lo que es su tercera intervención sobre la rebelión armada desde el pasado sábado, el Mandatario agradeció a todos los efectivos de las Fuerzas Armadas, de los servicios de orden público y la inteligencia «su servicio, coraje y valor, así como su fidelidad al pueblo ruso».
Las advertencias de Lukashenko
Por su parte, el Presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, aseguró que la «amenaza de un nuevo conflicto mundial nunca ha estado tan cerca» como hoy y advirtió que «si Rusia colapsa», morirán todos.
En una ceremonia de entrega de grados de general a altos mandos militares, el líder bielorruso afirmó que «si Rusia se derrumba, quedaremos bajo los escombros y moriremos todos».
Lukashenko aseguró que se está tratando de «agitar» la región y «desorientar» a su gente para imponer nuevas reglas y nuevo orden mundial.
«En ese orden ya no estarán nuestros países y nuestros pueblos», agregó.
Según Lukashenko, Occidente aprovecharía de inmediato la situación si se produce el caos en Rusia, en alusión al fallido motín del Grupo Wagner.
A la vez, el líder bielorruso, que medió un acuerdo entre el jefe de Wagner, Yevgueni Prigozhin, y el Kremlin que puso fin a la rebelión armada de los mercenarios rusos el fin de semana pasado, evitó comentar sus detalles.
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