El Banco Central de China anunció esta jornada un paquete de estímulos con medidas de apoyo al sector financiero, al inmobiliario o al mercado de valores para reavivar la recuperación de la segunda economía mundial y apuntalar su asediado mercado inmobiliario. Todo, en medio de los temores sobre si podrá cumplir con su objetivo de crecimiento de este año.

Lo anterior, repercutió en el cobre. Este martes se disparó en la Bolsa de Metales de Londres y cerró con un alza de 2,93%, al transarse en US$4,35 la libra, anotando su mayor nivel desde el 15 de julio, cuando se cotizó en los US$4,39 la libra.

En concreto, el Banco Popular de China (BPC, banco central) reducirá el porcentaje de fondos que un banco no puede prestar, liberando más de US$140.000 millones de liquidez en el mercado, y rebajará las tasas a una de sus principales herramientas para financiar a los bancos, lo que podría traducirse más adelante en una bajada de tipos de interés. Se trata de los estímulos económicos más fuertes desde la pandemia de covid-19.

Además, se reducirán los intereses de los préstamos hipotecarios ya existentes -ahorrarán unos US$21.000 millones a 50 millones de hogares- y se bajará al 15% la cuota mínima de entrada que deben abonar quienes deseen comprar una segunda vivienda. También se dará más apoyo a un plan para que los gobiernos locales conviertan casas sin vender en vivienda social.

Las autoridades también anunciaron la creación de mecanismos para ofrecer unos US$114.000 millones tanto en financiación a firmas de valores, fondos o aseguradoras, como en créditos para que las empresas que cotizan en bolsa recompren sus acciones y eleven así su valor en el mercado.

Si bien las autoridades se habían mostrado contrarias a estímulos de calado por factores como las cuentas de los bancos, cuyos márgenes de beneficio rondan mínimos históricos, hoy indicaron que garantizarán que estos se mantengan estables y que dotarán a las mayores entidades del país de una mayor fortaleza financiera.

Hasta ahora, las autoridades chinas habían apostado por medidas más limitadas ante el temor a repetir las altas tasas de inflación que lastraron las economías desarrolladas tras la pandemia y también para proteger el debilitado tipo de cambio del yuan, la divisa nacional, pero la reciente rebaja de tipos de interés en Estados Unidos ofrece algo más de margen de maniobra a Pekín.

Estas medidas se anuncian no solo tras esa bajada de tipos en Estados Unidos sino también después de que los datos económicos de agosto en China fueran peores de lo esperado y de que el Presidente chino, Xi Jinping, llamara a elevar los esfuerzos para conseguir el objetivo de crecimiento económico para este año, de en torno a un 5%.

La baja demanda nacional e internacional, unida a riesgos de deflación, estímulos insuficientes, una crisis inmobiliaria que no ha tocado fondo o una falta de confianza en el seno de los consumidores y el sector privado son algunas de las causas que esgrimen los analistas para explicar lo que ocurre en la segunda mayor economía mundial.

Según los expertos, el paquete de medidas anunciado hoy supone «un paso en la dirección correcta» aunque será «insuficiente» para reavivar la recuperación económica china a menos que venga acompañado de un mayor gasto público, una cuestión que podría chocar con las preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda.

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