Daniel Jadue, exalcalde de Recoleta, se encuentra formalizado en el marco del ‘caso Farmacias Populares’, donde se le imputan los delitos de cohecho, fraude al Fisco, administración desleal y estafa. Esto, luego de que el organismo financiado con dineros municipales terminara en banca rota, tras la compra de insumos médicos durante la pandemia por los que se pagaron millonarias sumas y no fueron utilizados, además de generarse enormes deudas con proveedores que terminaron por sepultar el proyecto.

Así, Jadue es indagado junto a cinco de sus colaboradores, todos del PC, por realizar maniobras para ocultar a la Asociación Chilena de Farmacias Populares (Achifarp) los complejos estados financieros de la organización. Uno de estos es el primer secretario ejecutivo de Achifarp, Raúl Moraga, a quien se le acusa de un cargo de administración desleal y que hace algunas semanas emitió una declaración voluntaria ante la Fiscalía Santiago Poniente.

Ahí, Moraga explicó que conoce a Daniel Jadue de los años 90, cuando eran compañeros en las Juventudes Comunistas, y que desempeñó trabajos en la consultora del exalcalde. Destacó que en enero de 2017 es contactado por Jadue, quien le ofrece ingresar a trabajar como secretario ejecutivo de Achifarp. Sin embargo, en su declaración destaca en reiterados pasajes que, pese a su cargo, las determinaciones de cualquier clase debían pasar por Daniel Jadue, por lo que el exalcalde conocía todos los movimientos relacionados con Achifarp.

Desataca que la primera sesión del directorio se celebró el 10 de marzo de 2017, donde “además de formalizarse mi designación como secretario ejecutivo, el directorio acordó delegarle al presidente de la Asociación parte de sus facultades para facilitar la administración y hacer más fluida la gestión; Daniel Jadue quedó como su único representante y con autonomía para obligar a la Achifarp, en actos o contratos de cualquier naturaleza, que no superaran las 500 UTM”.

“Mi contrato de trabajo con la Achifarp se firmó el 1 de Septiembre de 2017. Pero Daniel Jadue, nunca me dio el mandato por escritura pública, con facultades suficientes, que en el contrato se estipulaba, y que permitiera realmente hacerme cargo de la gestión administrativa de la Achifarp. Eso no ocurrió. Se limitó a darme poderes simples (…)”, destacó.

En este sentido, Moraga relevó que “yo no tenía autonomía, y la gestión de cualquier cosa dependía de Daniel Jadue quien intervenía personalmente”.

Agrega que en una sesión de directorio celebrara el 23 de Agosto de 2018, “yo solicité que ampliaran mis facultades para la ejecución de proyectos como solicitar cartas de créditos, tarjetas de crédito. Pero el directorio le amplió las facultades al presidente de la asociación, a Daniel Jadue, en el sentido que había pedido yo, se lo dieron a él, quedando en definitiva facultado para hacer lo que quería”, aseguró.

Dentro de su declaración, Moraga indica que para realizar sus labores contaba con “un equipo de apoyo compuesto por una licenciada en ingeniería comercial, doña Ana María Pineida Olivares, por un contador, don José Eduardo Vásquez Ares, y por el abogado, don Jean Pierre Chiffelle Soto”.

En este sentido, destacó que “me ocupé además, frecuentemente, que se realizaran sesiones de directorio, a quienes mantuve permanentemente informados de la marcha de la Asociación y de la situación financiera, porque además de exponer en las sesiones, con Ana María Pienido Olivares, preparábamos carpetas con los respaldos de las operaciones realizadas, del estado de la cuenta entre otros”.

Agrega que, por este motivo, “no tengo ninguna explicación lógica y coherente de por qué la Contraloría, en 2021, no tuvo acceso a lo documentación de respaldo de las operaciones comerciales, de personal, bancarios, previsionales, convenios, órdenes de compra, contratos, facturas/ balances. Toda esta información era remitida mensualmente al portal de transparencia activa, y regularmente era enviada al directorio y a los socios de Achifarp. Incluso, cuando yo ya no estaba en la Asociación, específicamente el día 09 de septiembre de 2020, a través del WhatsApp, Daniel Jadue me preguntó por la ubicación de las carpetas de LESBY para el ante registro ante el ISP de los medicamentos,y le respondí que ya le había indicado a Matías Muñoz dónde se encontraban esas carpetas, y las tienen que haber encontrado porque no me volvieron a preguntar”.

Conocimiento de Jadue y renuncia de Moraga

En sus dichos ante la Fiscalía, Raúl Moraga indica que con Jadue sostenían reuniones semanales sobre la gestión de la Achifarp, donde le explicaba todo lo que ocurría con la organización. “Incluso me preguntaba por detalles nimios, porque él decidía sobre todo, como por ejempio, el detalle semanal de las ventas de glucómetros o si se habían entregado todas los camas clínicas, incluso me solicitó realizar gestiones de entrega de estas personalmente”.

En este sentido, destaca que “así, mi rol en la asociación tuvo como patrón inmodificable la absoluta dependencia, respecto del señor Jadue, no sólo por la relación jerárquica establecida en los estatutos de la Achifarp, sino por el desarrollo de la relación laboral desde la perspectiva cotidiana, a saber, las constantes negativas a informar o convocar al directorio, él se negaba a citar al directorio, las solicitudes de convocatoria consentidas, las negativas a que mi persona contactara a miembros del directorio, la impartición de instrucciones en que no admitían un no como respuesta, en el mejor de los casos, y la nula gestión del señor Jadue en tono a recuperar cuotas morosas”.

En estos pasajes, Moraga destaca como las decisiones adoptadas por Jadue, que llevaron a un tener un sobrestock de medicamentos e insumos, causaron la ruptura entre ambos y la posterior renuncia del entonces secretario ejecutivo de la Achifarp.

Moraga señala que “había un evidente agotamiento de la relación entre secretario ejecutivo y presidente del directorio de Achifarp, toda vez que ante el continuo rechazo por mi parte de los proveedores enviados por el señor Jadue y su persistencia, la situación se tomó muy tensa entre ambos, tanto que cuando hice cuestionamietos sobre la absurda adquisición de cantidades excesivas de mascarillas, al proveedor Best Quality, la respuesta del distinguido exalcalde fue “nadie te preguntó weas a voh”.

Asimismo, relata la aparente relación que tenía Jadue con Best Quality y uno de sus funcionarios, indentificado como César Ramírez.

“La primera instancia en la cual yo me entero de la existencia de Best Quaility y de César Ramírez fue el 24 de junio de 2020, en una reunión que sostuve con Daniel Jadue, convocada por Matías Muñoz, en la oficina del alcalde. En dicha reunión el señor Muñoz me consultó sobre ciertos proveedores que se habrían acercado a Achifarp a través de Pablo Zúñiga que estaban ofreciendo una donación, pero para hacerla efectiva era necesario comprarles más de 100 millones en mercadería, luego de lo cual afirmó que César Ramírez tenía antecedentes para demostrar que el negocio propuesto formaba parte de un esquema fraudulento del señor Zúñiga. A ambos les manifesté que en cualquier caso, $100 millones en mercadería, nos llevaría a la ruina, porque no teníamos demanda”, sostuvo.

Agrega que “en esa reunión fue que me di cuenta que Daniel Jadue y Matías Muñoz, habían tenido reuniones a las que yo no había sido invitado. El mismo Daniel Jadue, al término de esa reunión, me instruyó tomar contacto con César Ramírez, junto con lo cual me indicó las cantidades y los montos de la operación. Le volví a insistir que no existía una demanda que justificara tamaña adquisición, a lo cual se me señala ‘eso no es probiema tuyo poh papito’”.

Posteriormente, indica, “Daniel Jadue, me señaló que el negocio ya estaba amarrado y que tenía que entregar un cheque en garantía por la operación cuestión, el que escríturé una vez que Matías Muñoz me indicó el monto, y él fue quien le sacó la firma a Daniel Jadue, por lo que asumo que él le entregó el cheque a César Ramírez, porque yo no lo hice”.

Agrega que en julio de 2020 Jadue y Muñoz le indican “que hay que ampliar la compra, lo cual me pareció un descriterio debido a la nula demanda, y así se los hice saber a los dos. No encontré recepción en ninguno, y Daniel Jadue terminó la conversación dicíéndome ‘compañero, proceda’”.

Finalmente, relata otro episodio relacionado con la instalación de una fábrica de protesis auditivas que originalmente se iba a instalar en la comuna de Puente Alto, pero que, al última hora, Jadue insistió en cambiar a Recoleta sin entregarle a Moraga mayores explicaciones.

“La fábrica de prótesis auditivas se iba a instalar en Puente Alto, sin embargo a última hora el señor Jadue señaló que debía instalarse en su municipio, en Recoleta, y ante la pregunta de por qué el cambio de orientación, su respuesta fue ‘usted compañero no pregunte webadas’, obligando a rediseñar el proyecto sin explicación de ninguna naturaleza”, indica Moraga en su declaración ante la Fiscalía.

Asimismo, sostiene que otro ejemplo se refiere a la compra de glucómetros y cintas reactivas derivadas de un convenio con la empresa cubana Biocubafarma, “situación respecto de la cual el señor Jadue insistió, aun cuando no teníamos demanda agregada por parte de nuestros socios y aun así se concretó la compra a finales del año 2018, dejando en mis manos la venta de estos dispositivos, cuando en lo concreto no había a quién vendérselos, cosa que le repetí hasta la majadería, pero su respuesta fue que él sabía lo que tenía que hacer. Lo mismo ocurrió con el asunto de Best Quality (…). Toda esta situación, entre otras, de carácter personal, en defínitiva motivaron mi salido de la Achifarp”, destacó.

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