La subida de precios, producto de la coyuntura en el Medio Oriente, podría darle algún aliento a las cuentas del régimen de Maduro. Sin embargo, esto tiene un doble filo, porque Venezuela también necesita comprar gasolina y diluentes.

Que el conflicto armado entre Israel e Irán y sus grupos terroristas aliados pudiera afectar el mercado petrolero, era probable, pero hasta los eventos de esta semana parecía un nubarrón lejano. El ataque iraní de esta semana a Israel, en principio represalia por los ataques israelíes a los proxies iraníes, incluyendo la baja de algunos de sus operativos relevantes, es muy posible que provoque un contraataque de parte del gobierno de Netanyahu, con blancos petroleros como prioridad. Esta cadena de eventos ha elevado la prima de riesgo político, disparando los precios del petróleo durante la semana en casi un 10 %. El mercado se enfocó de tal manera en la geopolítica, que el potencial efecto bajista del aumento de inventarios de crudo en EE. UU. y el retorno de la producción de Libia al mercado pasó por debajo de la mesa.

Geopolítica

Este conflicto, el más reciente capítulo de la lucha territorial árabe-israelí, fue iniciado hace ya 12 meses por el ataque del grupo palestino Hamás a territorio israelí, dejando cientos de bajas civiles y decenas de secuestrados. La respuesta militar del estado de Israel ha sido contundente, pero también ampliamente criticada. El reciente éxito relativo de Israel, atacando simultáneamente en varios frentes, enclaves de proxies iraníes, y hasta un ataque en territorio iraní, empujó a Irán a lanzar un ataque directo sobre Israel. Cerca de 200 misiles fueron lanzados, incluyendo algunos de los más sofisticados del arsenal iraní, con relativo mínimo daño debido a la efectividad del “Iron Dome”, de acuerdo a los reportes de observadores internacionales.

Es importante notar que el gobierno de Irán informó a las autoridades de Arabia Saudita y Jordania que el ataque se iba a realizar. Estos, a su vez, advirtieron a Israel y EE.UU., de manera que el efecto sorpresa no existió. Quizás este aviso fue hecho con la intención de evitar una escalada inmediata del conflicto; Irán informó luego que daba por terminada la respuesta al ataque israelí. También es importante notar que tanto Arabia Saudita como Jordania están permitiendo sobrevolar sus territorios a la aviación israelí.

Otro frente activo lo constituye el mar alrededor del Yemen, donde la milicia de los Hutíes, apoyada también por Irán, impactó un petrolero británico con un misil. A principios de semana, otros dos buques de la Marina británica fueron atacados por drones. En todos los casos las tripulaciones resultaron ilesas. Fuerzas británicas y de EE. UU. bombardearon las zonas donde se originaron los ataques.

De la información emitida por EE.UU. e Israel, se puede inferir que la represalia israelí más probable se efectuaría contra instalaciones petroleras de Irán, posiblemente sobre el terminal petrolero en la isleta de Charag. Situada a 24 kilómetros de la costa noroeste de Irán, el terminal de Charag es vital para la economía iraní, ya que maneja el 90?% de sus exportaciones petroleras. En previsión a un ataque a estas instalaciones, los tanqueros atracados o anclados en el terminal han evacuado el área para guarecerse en el golfo Pérsico. En una extraña vuelta de la historia, podemos anotar que este terminal fue destruido durante la guerra Ian-Irak en la década de los ochenta del siglo XX.

Los próximos meses determinarán si la impresionante ofensiva de Israel contra Hezbolá durante el último mes, que ahora ha desencadenado un ataque con misiles balísticos iraníes contra Israel, perpetúa y escala el ciclo implacable de violencia en Oriente Medio o marca un punto de inflexión positivo contra la agresión respaldada por Irán.

“Los Acuerdos de Abraham” (2020), que buscan establecer relaciones de los países árabes con Israel para asegurar la paz, y cuyo avance fue la principal víctima de la invasión de Hamás a Israel el 7 de octubre de 2023, siguen en pie.  Los países que firmaron los Acuerdos de Abraham con Israel no han abandonado la esperanza de volver al curso de la normalización, que será crucial si Israel quiere cambiar el rumbo de lo que se ha convertido en la amenaza más existencial para el estado judío desde la Guerra de Yom Kipur de 1973. Ninguno de esos países ha cortado las relaciones con Israel, ni se ha desvinculado de los acuerdos. Y aunque muchos, incluidos los Emiratos Árabes Unidos, han tratado de calmar las tensiones con Irán, lo hacen con los ojos muy abiertos a la amenaza continua que representa Irán.

Mientras tanto, en el frente ruso/ucraniano, cada ejército se concentró en atacar los territorios del otro. Las tropas rusas han tomado el control completo de la ciudad oriental de Vugledar, pero a un precio muy alto en términos de caídos y pérdida de equipo. Aparentemente, la estrategia ucraniana en el Dombás es retirarse lentamente, causando el máximo de pérdidas rusas y su agotamiento.

A medida que la guerra Ucrania/Rusia se va acercando a los 1000 días, con sus terribles consecuencias en términos de vidas humanas y destrucción de infraestructura, sus efectos sobre la industria de los hidrocarburos global no se han materializado.

En todo caso, todas las grandes potencias están de una u otra forma asociadas o tienen intereses en estos dos conflictos. No se descarta la posibilidad de que los conflictos escalen y eventualmente se entremezclen con las disputas entre China y Taiwán y el objetivo de China de controlar el mar de Sur de China. En ese mar, transita buena parte del comercio mundial y existen disputas entre varios países por la delimitación del mar territorial. Filipinas, Malasia, Taiwán, Vietnam y China han estado en desacuerdo sobre los límites y derechos minerales del área. Por ejemplo, Malasia está ampliando la exploración de petróleo y gas en el disputado mar de China Meridional, a pesar de la presión ejercida por la presencia constante los buques de la armada china.

De manera que nos encontramos en una situación geopolítica compleja, con múltiples focos de problemas potenciales hasta cierto punto interdependientes, por lo que eventos en uno de estos conflictos podrían desencadenar un efecto dominó de alarmantes proporciones. Que el petróleo sea el combustible que mueve al mundo, más en tiempos de guerra, lo hace aparecer como potencial disparador o mitigador.

Fundamentos

Los cierres preventivos de las instalaciones de producción en el golfo de México por la presencia del huracán Helene, han sido recuperados en su totalidad, de manera que la producción de crudo aumento en cien mil barriles por día (100 Mbpd). Aunque la tormenta tropical, Milton, ya comienza a ser motivo de preocupación. La otra interrupción importante de suministro, el cierre de producción de Libia, también está llegando a su fin. Ya se inició la apertura de unos 600 Mbpd.

Los mayores esfuerzos de generación de producción en EE.UU. han sido orientados al sector de gas natural, en preparación para el invierno del hemisferio norte y el aumento de la demanda por exportación de gas natural licuado (GNL). La Agencia Internacional de Energía (IEA: por sus siglas en inglés) predice que la demanda del gas está repuntando globalmente un 2,5 % en 2024 y se encamina a récords de consumo en el 2025, al aumentar otro 2,5 %. Los precios de gas natural en EE. UU. así lo indican, así como también la actividad de taladros. De acuerdo al reporte de, los taladros dedicados a gas han incrementado en cinco unidades, mientras que reporta una caída de tres unidades en las cuencas de shale oil (-2 en el Pérmico).

Por otro lado, los inventarios comerciales de crudo mostraron un aumento de 3,9 millones de barriles (MMbbls), producto de mayores importaciones, menor nivel de refinación y menores exportaciones relacionadas con el huracán Helene y los ajustes que semanalmente aplica la EIA en sus informes de los miércoles.

Adicionalmente, la oficina de estadísticas de empleo en EE. UU. reporta un aumento en 254.000 puestos de trabajo, en septiembre, por encima del consenso de 165.000. La tasa de desempleo se mantuvo prácticamente inalterada 4,1?%.

La OPEP y OPEP+ están tratando de contrarrestar los efectos adversos causados por la noticia del supuesto cambio de estrategia comercial de la OPEP+. La OPEP refutó un artículo del Wall Street Journal, que informaba que el ministro de Petróleo de Arabia Saudita había dicho que los precios del petróleo podrían caer a 50 dólares por barril si los miembros del grupo no respetan los recortes de producción, para aclarar de que se trataba de una información “totalmente inexacta y engañosa”. Así, la OPEP sentenció que lo que estaba planificado, tal como anunciado, es el desmontaje progresivo y paulatino de los cierres de producción por parte de los miembros de la organización.

En China, las medidas de estímulo financiero aplicadas por el gobierno central parecen haber tenido un efecto inicial positivo. Por ejemplo, el índice compuesto de Shanghái subió más de un 7 % durante la semana. Hay que ver si las medidas tendrán igual efecto en la demanda de petróleo.

De manera que, en lo que respecta a los fundamentos, el balance que podemos hacer es de un aumento neto del suministro para el último trimestre del año de unos ochocientos mil barriles por día; 650 MBPD por el retorno de Libia, 100 MBPD por el incremento de producción de EE. UU. y 50 MBPD por la apertura anunciada para diciembre de la OPEP+, contra una demanda (alrededor de ciento tres millones de barriles por día) que por ahora no ha dado indicaciones de ceder.

Comportamiento de los precios

Los precios subieron a nuevos máximos de seis semanas debido a la creciente especulación de que Israel atacaría la infraestructura petrolera de Irán en represalia por el ataque de misiles . Consultado el presidente Biden sobre la noticia, dijo en un comentario improvisado: “Estamos discutiendo eso”. De manera que mientras se mantenga la expectativa de una represalia contundente sobre instalaciones petroleras, la prima de riesgo geopolítico tendrá efectos significativos en el mercado petrolero. En consecuencia, estimamos que los precios se mantendrán cerca de los 80 dólares por barril, en términos de Crudo Brent, para luego que se realice (si se realiza) el ataque, reflejar la magnitud de la interrupción de suministro y la probabilidad resultante de escalamiento del conflicto.

Ese precio post-represalia, en gran parte, depende de la capacidad de producción ociosa que la OPEP+ pueda abrir y llevar al mercado para reemplazar el volumen afectado. La IEA y la EIA (Administración de Información Energética de EE. UU.) sostienen que la capacidad ociosa se sitúa a unos 5,5 millones de barriles por día (5,5 MMbpd), muy superior a la capacidad de carga del terminal de Charag, que es de unos 2,0 MMbpd. Nuestro análisis estima que la capacidad de producción ociosa real es muy inferior a la mencionada por estos organismos internacionales. De un total de 2,4 MMBPD que quedan en esta categoría después de las declinaciones no compensadas, solamente 500 Mbpd están disponibles de inmediato y los otros 1,9 MMbpd, requieren de meses para poder disponer de ellos. De manera, que bajo nuestro escenario, la inhabilitación de Charag difícilmente puede ser compensada por capacidad de producción ociosa en la OPEP+.

Así las cosas, los crudos marcadores Brent y WTI cerraron el viernes 4 de octubre en 78,08 y 74,38 dólares por barril respectivamente, un incremento promedio de un 9 % con respecto a los cierres de la semana anterior.

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