A tres semanas de la segunda vuelta de la elección para gobernadores regionales en 11 de las 16 regiones del país, ninguno de los candidatos oficialistas que se presentan en las 10 regiones en que hay candidatos de izquierda parece interesado en aparecer demasiado cerca del Presidente Gabriel Boric. Por su parte, los candidatos de oposición derechista en las 9 regiones en que ese sector compite con el oficialismo están especialmente interesados en convertir la segunda en un referéndum sobre el gobierno del Presidente Boric. A poco más de un año de que se celebre la próxima elección presidencial, los chilenos ya no quieren saber mucho más de Boric y de su gobierno. Este cuatrienio va a pasar a la historia con más pena que gloria.
En las elecciones, los candidatos siempre quieren aparecer junto a rostros populares para atraer más apoyo. Cuando un personaje público conocido y respetado apoya a un candidato, muchas de las personas que admiran a ese personaje le dedican algo de tiempo para saber más sobre ese candidato y decidir si siguen el ejemplo y apoyar también a esa candidatura. En campaña, los músicos, futbolistas, actores de cine y otros personajes públicos se convierten en voceros y promotores de candidaturas, especialmente cuando los candidatos son menos conocidos.
En la segunda vuelta de la elección de gobernadores que se realizará el 24 de noviembre, los aspirantes a dirigir los gobiernos regionales buscarán también el apoyo de figuras públicas y políticas conocidas para atraer más apoyo y para hacerse más conocidos ante un universo de votantes que sufre de fatiga electoral.
Los candidatos presidenciales más populares de la coalición de derecha, Evelyn Matthei y José Antonio Kast, y aquellos que aspiran a desafiarlos, como Rodolfo Carter, Rojo Edwards o Ximena Rincón, están comenzado a desplegarse en terreno. Para ellos, aparecer junto a los candidatos a gobernadores de la derecha es una oportunidad para posicionarse y para impulsar a esos candidatos que, de ganar, el próximo año podrán devolverles el favor mostrándoles su apoyo.
Pero en el oficialismo, no hay candidatos presidenciales declarados y los que hoy tienen mejor opción no parecen muy interesados en entrar en la carrera presidencial (como el alcalde de Maipú Tomás Vodanovic) o al menos no están muy interesados en sumarse a la campaña, como la ex Presidenta Michelle Bachelet.
En el oficialismo, los candidatos siempre sopesan si acercarse al Presidente de la República es una forma de atraer o espantar votos. Cuando el Presidente es popular, como Ricardo Lagos en las elecciones de 2005 o Michelle Bachelet en las elecciones de 2009, los candidatos oficialistas se esmeran en acercarse al gobierno. Pero cuando los presidentes son impopulares, como ocurrió con Sebastián Piñera en 2013 y 2021, y con Bachelet en 2017, los candidatos oficialistas prefieren guardar distancia.
En estas semanas que quedan hasta la segunda vuelta del 24 de noviembre, el Presidente Boric no tendrá muchas peticiones por parte de los candidatos oficialistas para aparecer en publicidad gráfica, en videos o actos de campaña. Estar cerca del impopular gobierno no será una estrategia ganadora para los candidatos del oficialismo. Si bien el Presidente Boric mantiene una base de apoyo cercana al 25%, una mayoría de los chilenos desaprueba el desempeño del gobierno. En esta campaña, aparecer cerca de Boric hace que se pierdan votos, no que se ganen apoyos.
Después de ser un Presidente que llegó al poder con sueños fundacionales y con una ambiciosa agenda de profundas transformaciones, el rechazo que produce su figura hoy debe ser un trago amargo y difícil de digerir para Boric. El Presidente que gusta de la poesía y que desprecia esos protocolos tradicionales de república que fueron diseñados para mantener a los gobernantes lejos del pueblo debe sentir una profunda tristeza al saber que el pueblo no quiere tenerlo cerca y que los candidatos oficialistas se alejan de él.
Igual que en una fiesta en la que hay un invitado con quien nadie quiere tomarse fotos, Boric debe sentir que el rechazo que generan su imagen y liderazgo son injustos. Después de todo, se ve a sí mismo como el Presidente más cercano al pueblo de Chile desde Salvador Allende. Pero ahora que ese pueblo, y los que aspiran a representar al pueblo, no quieren fotos con el Presidente, Boric debe cargar con dolor el rechazo popular.
Como la urgencia de la elección obliga a priorizar las estrategias que permitan al oficialismo minimizar las pérdidas que se esperan en los gobiernos regionales, el Presidente Boric deberá asumir la realidad y abstenerse de participar en el debate público en los próximos días. Ahora que nadie quiere tomarse fotos con el Mandatario, la mejor estrategia electoral para Boric será evitar ahuyentar los votos que desesperadamente necesitan los candidatos de izquierda para evitar que, en esas 10 regiones, la derecha les arrebate el cargo de gobernador en las elecciones que se avecinan.
Por Patricio Navia, sociólogo, cientista político y académico UDP, para El Líbero
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