Los diarios del fin de semana destacaron las noticias más leídas en portales de internet durante la semana. Claramente, el tema no eran las elecciones ni las iniciativas del gobierno. El tema fue Monsalve, los supuestos delitos de exsubsecretario y el desastroso actuar del Presidente y su equipo ante este caso. Ha pasado ya un mes desde que se conocieron los hechos y el gobierno está simplemente en el suelo, inhabilitado de conducir políticamente el país y enfrentar los temas que importan a los chilenos. La incapacidad de La Moneda para enfrentar su auto crisis hizo que todos los candidatos a gobernadores regionales -incluidos los partidarios del gobierno- quisieran estar lo más lejos posible del Presidente y de su mensaje.

A pesar de todo esto, el gobierno llegaba a la elección de gobernadores con una línea base muy favorable: todos los gobernadores salvo el de La Araucanía eran afines a las coaliciones de gobierno. Ahora, después de la segunda vuelta electoral, sólo ocho son afines al gobierno, dos son independientes (René Saffirio y Claudio Orrego), y seis pertenecen a la oposición. El progreso es significativo para las oposiciones, especialmente para Chile Vamos, pues todos los gobernadores elegidos pertenecen a sus filas, y ninguno al Partido Republicano.

Si bien algunos esperaban disputas más estrechas en la Región Metropolitana y en la Región de Valparaíso, esta elección no presenta ninguna sorpresa para quienes han seguido con atención la dinámica electoral.

De esta forma, se cierra el ciclo electoral que se inició hace un mes con el reconocido triunfo de la oposición en las batallas emblemáticas de la elección de alcaldes, y un progreso significativo en concejales y consejeros regionales. Al analizar esa elección, yo señalaba en esta misma tribuna que ello era un primer paso para avanzar hacia un cambio de coalición de gobierno. Creo que con el resultado de segunda vuelta se confirma ese camino, pues se equilibra a nivel nacional los ciudadanos gobernados por la coalición de gobierno y las coaliciones de oposición.

Un segundo tema que se consolida es la derrota política a aquellos que promovían la violencia, el decrecimiento y que culpaban a los últimos 30 años de todos los males del país. La revisión de los elegidos -tanto de izquierda como de derecha- muestran un perfil diferente, menos radicalizado y probablemente con una mayor disposición a gobernar para todos los chilenos. En ese sentido, no sólo importa la cantidad de elegidos por coalición, sino por los posicionamientos políticos de los candidatos que asumirán las gobernaciones. Nuestro país no sólo necesita alternancia en el poder, sino líderes y coaliciones que permitan gobernabilidad a partir de una convicción básica de que el progreso surge de la libertad, el crecimiento económico, la igualdad ante la ley y el respeto del estado de derecho.

¿Y el gobierno? Irrelevante, yo diría demasiado irrelevante. Quedan 12 meses para la primera vuelta presidencial y la elección parlamentaria. Salvo que el gobierno del Presidente Boric asuma sus errores, pague los costos y cambie radicalmente de equipo, lo más probable es que el gobierno llegue a la próxima elección siendo aún un actor irrelevante.

Por Ernesto Silva, FARO, Universidad del Desarrollo, para El Líbero

/psg