A coninuación la entrevista realizada por Marcelo Soto al abogado y ex diputado Jorge Schaulsohn:
-Los resultados están marcados por el triunfo de Claudio Orrego y varias victorias de la oposición, que dio un significativo salto en número de gobernadores y antes en alcaldes y concejales. ¿Cómo ves el panorama general?
-Lo fundamental es el triunfo de Claudio Orrego, que además ganó con una muy buena votación. Y eso significa que la centroizquierda podría tener un candidato presidencial muy competitivo para enfrentar a Matthei o quien sea la candidata o candidato de la derecha. Y que además pueda ganar en la primera vuelta al candidato de Apruebo Dignidad si es que hay. Orrego podría competir en una primaria y ser el candidato a presidente que represente a la centro izquierda.
Y eso cambia el cuadro político, porque todos los presidenciables que no son de derecha estaban a maltraer. Carolina Tohá por el tema Monsalve, Michelle Bachelet no marcando mucho en las encuestas. Y Orrego es una figura nueva, joven, que además efectivamente tiene la virtud de haber ganado con un apoyo completamente transversal. Así que desde el punto de vista estrictamente político, la noticia de la elección es que habemus papa en la centro izquierda.
-En Valparaíso se reeligió Rodrigo Mundaca por sobre María José Hoffmann por una amplia cantidad de votos.
-María José Hoffman fue una pésima candidata, muy agresiva, no tenía un diseño para la región y Rodrigo Mundaca ha hecho una muy buena gestión. Por eso la gente lo respaldó. Es una persona quitada de bulla, que no aparece mucho en la prensa, pero muy eficaz en el desempeño de su función, que fue lo que hizo que los electores le dieran la victoria.
-La oposición pasó de 1 a 6 gobernadores.
-Ahí hay una especie de buena noticia y un problema. Si uno ve la elección como un todo, la elección de alcaldes, concejales, cores y la elección de gobernadores, a la derecha le fue muy bien. Tiene más alcaldes, tiene más concejales, tiene más cores. Aumentaron significativamente el número de gobernadores , en parte porque era una situación completamente anómala que tuvieran solo uno.
Lo que empaña esto es la derrota de Santiago. Y yo pienso que Evelyn Mathhei cometió un error al involucrarse tan directamente en la campaña de Francisco Orrego, que era un candidato muy controvertido. Con el gran protagonismo que tomó en la campaña, Evelyn Matthei se transforma en el rostro de la única derrota que verdaderamente le duele a la oposición.
-También hubo derrotas significativas de la izquierda, como Alejandro Navarro, que tuvo 27%.
-Esa candidatura era un despropósito desde el primer día. Tiene una relación y una vinculación con el chavismo. Nadie lo quería. Pasó por poco a la segunda vuelta. Es una derrota auto infligida.
En definitiva, hay mucho que celebrar para la oposición, porque en gobernadores le fue muy bien. Lo de Santiago no debería sorprender, pero lamentablemente Evelyn Matthei invirtió mucho capital político y salió magullada.
-¿Hubo un premio a la moderación en general?
-Hay una manera de interpretar la elección según la conveniencia de cada cual. No creo que haya habido una distinción entre moderado y no moderado por parte del electorado. Más bien fue entre candidatos buenos y candidatos malos. En el caso de los gobernadores incumbentes lo determinante fue la calidad de su gestión.
-¿A los republicanos les fue muy mal?
-En realidad les fue bastante mal. Competían en O’Higgins con Fernando Ugarte y ganó Pablo Silva del PS, en una región donde la derecha tenía muchas posibilidades de ganar. Se farrearon una oportunidad. Y en Los Lagos, Alejandro Santana derrotó a Claudia Reyes del partido de Kast. Pienso que la elección evidenció que la porfía de los republicanos de competir con Chile Vamos resultó en un grave perjuicio para la derecha. Porque pudieron haber asegurado más gobernadores en la primera vuelta con candidatos de unidad. Demostró que los republicanos son un partido intrínsecamente minoritario.
Hay mucha gente que está dispuesta a votar por la oposición, pero no por los republicanos. Y ese es un dato importante para la presidencial. Hay un mundo independiente que no es de derecha, que estaría dispuesto a votar por una alternativa al oficialismo, pero que nunca va a votar a los republicanos. Eso quedo demostrado en la presidencial anterior. Y ahora vuelve a comprobarse que los republicanos tienen un techo prácticamente imposible de sobrepasar.
-¿El oficialismo puede respirar más o menos tranquilo con estos resultados, porque no se vio una debacle tras el Caso Monsalve?
-El triunfo de Orrego difícilmente puede ser considerado un triunfo del oficialismo. Y eso es lo que están celebrando La Moneda. El gobierno se está subiendo al carro de una victoria que no le pertenece. Ahora yo entiendo que es perfectamente legítimo desde el punto de vista político que traten de adueñarse del triunfo de Claudio Orrego. Sin los votos de la izquierda no habría ganado. Más allá de este caso, que la izquierda oficialista haya elegido una cantidad importante de gobernadores, en medio de la peor crisis política derivada del caso Monsalve, no es poca cosa. Por eso tiene derecho a sentirse aliviada. Porque la hecatombe que tenían no se materializó.
-¿Boric se va a subir al carro de la victoria de Orrego?
-Mira, no tiene relevancia lo que haga. El Gobierno está en una situación muy comprometida. En esta segunda vuelta salieron mejor parados que en la primera. Pero tampoco es para tocar las campanas. No cambia estructuralmente el cuadro político. Salvo en la proyección presidencial de Orrego. La izquierda en general, en un sentido más amplio, pasa de la orfandad casi completa en materia presidencial a tener una persona que probablemente sería un muy buen candidato. En las circunstancias correctas y con la coalición adecuada. Porque parto de la base de que Orrego no va a ser candidato de una coalición que incluya al Partido Comunista.
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