“Capibara, capibara, capibara, capi-bara”. Así dice la canción que se viralizó en redes sociales y que suele ir acompañada de imágenes de estos tiernos animalits, los que, pese a no existir en estado salvaje en nuestro país, se convirtieron definitivamente en el regalo más deseado de esta Navidad.
Los capibaras son considerados los roedores más grandes del mundo, similares al coipo chileno, y se caracterizan por su cuerpo robusto y su pelaje corto, de color marrón claro o rojizo. Habitan principalmente en América del Sur, en países como Brasil, Venezuela, Colombia y Argentina.
A su vez, son de apariencia amistosa con facciones redondeadas, además de ser muy amigables y para nada agresivos. Son precisamente esas características los que han hecho a los capibaras tan populares en la moda kawaii, teniendo una multiplicidad de artículos que van desde peluches, pasando por cuadernos, lápices, stickers y un sinfín de cosas.
Este animal causó furor hace un tiempo por su particular personalidad, y es que se ha demostrado que este tipo de roedor es amigable con el resto de la fauna, desde tortugas hasta cocodrilos.
En el comercio en Chile se pueden encontrar decenas de peluches y merchandising relacionado a los capibaras. De hecho, al surfear por Internet, es posible hallar diversas opciones, desde tiendas de e-commerce hasta el retail, mayoristas como el Barrio Meiggs e incluso en el comercio informal.
Los precios pueden ser variados, ya que van desde los casi $3.000 en sitios webs como Temu, hasta los $30.000, dependiendo del tipo de comercio y la demanda.
Al ser consultado sobre la materia, Pedro Jiménez, gerente del Sell In de Falabella, comentó a The Clinic que, en el caso de los capibaras, “en el último tiempo las ventas han experimentado un crecimiento notable, sobre todo en esta temporada navideña. Comparado con el año pasado hemos registrado un incremento. Se han multiplicado las ventas exponencialmente, con un especial aumento en los meses de noviembre y diciembre”.
A juicio de Jiménez, “este aumento responde tanto a una tendencia global como a campañas específicas de marketing que han puesto a los capibaras en el centro de atención”.
Junto con ello, mencionó que el fenómeno de la “capibaramanía” puede explicarse por una combinación de factores. “En primer lugar, los capibaras han ganado popularidad en redes sociales por su comportamiento tranquilo y sociable, lo que ha generado una conexión emocional con las personas. Además, personajes y memes asociados a los capibaras han amplificado su atractivo, convirtiéndolos en un símbolo de calma y ternura, algo que las personas buscan especialmente en esta época del año”, apuntó.
Respecto de los precios a los que se pueden encontrar en el mercado, dijo que todo depende del tamaño, calidad y nivel de detalle. En ese sentido, planteó que en general, los precios oscilan entre $9.990 y $29.990. “Hemos procurado ofrecer opciones accesibles para todos los públicos, sin sacrificar calidad”, manifestó.
¿Existen derechos comerciales sobre los peluches o merchandising de capibaras?
Frente a los múltiples tipos de comercio que venden figuras de capibaras, Jiménez explica que “en términos generales, los capibaras no están protegidos como figura comercial o intelectual, lo que permite que múltiples compañías fabriquen y vendan peluches inspirados en ellos. Sin embargo, como Falabella, siempre nos preocupamos de mantener sellers, y productos de calidad en nuestro sitio, es por ello que pueden comprar con confianza, y tranquilidad en nuestra app y Falabella.com”.
Jaime Silva, docente de la Facultad de Derecho de la Universidad del Desarrollo, advierte que “si se genera una combinación distintiva que no genere confusión, podría registrarse como una marca -el capibara- comercial firmando un conjunto”.
Sobre la imagen, Silva indica que “es más complejo, pero si se transforma en un peluche que posea rasgos propios que lo diferencien de una figura genérica del mismo, podría pensarse en una protección de derecho de autor. Hay que tener presente que se buscará evitar confusiones en el consumidor frente a otras reproducciones del mismo animal. Por ejemplo, con orejas de otro material en el juguete o una sonrisa peculiar, puede ser de esa manera o a través de un dibujo animado”.
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