Los virus tienen diversas variantes y tipos que permiten a los cibercriminales ejecutar comandos dentro de una computadora ajena para robar información. Sin embargo también hay otros tipos que no solo afectan los sistemas de un dispositivo, sino que tienen la misión de dañar físicamente una laptop o una PC.
Si bien cada parte de los dispositivos tienen un periodo de prueba antes de salir al mercado en el que se determina el límite de sus capacidades de procesamiento de la energía, los virus de este tipo buscan superar los umbrales establecidos por especialistas.
Los “virus de poder” o “virus de energía”, como se les conoce a este tipo de malware se encargan de que el computador o dispositivo al que están afectando supere su capacidad energética y se genere calor al interior del dispositivo hasta un punto en el que sea imposible de soportar para los componentes de la computadora.
Una vez que un malware de este tipo se infiltra en un dispositivo y empieza a ejecutar sus comandos, las personas podrán experimentar un aumento progresivo en la temperatura de sus laptops o PCs de escritorio y “freír” la CPU, la tarjeta gráfica o en el peor de todos los casos, la placa madre, lo que implicaría la necesidad de todo un nuevo sistema de componentes en el dispositivo.
Para ganar tiempo y evitar daños directos por parte de este tipo de virus a las computadoras, los usuarios podrían incluir dentro de ellas un sistema de enfriamiento que tenga la capacidad de soportar un incremento en la temperatura de forma sostenida.
Utilizar un antivirus también es una forma de actuar para evitar que los malware como este lleguen a ejecutar sus sistemas dentro de una laptop o computador de escritorio, por lo que no son un problema que genere mayor preocupación entre los usuarios, que deberán diferenciar entre un aumento de la temperatura del dispositivo por efecto de un virus o porque está ejecutando programas o aplicaciones que exigen de forma excesiva a la CPU o a la tarjeta gráfica.
Cómo evitar ser víctima de malware
Los virus ingresan a los dispositivos de distintas formas, pero la más común de todas es el phishing, que representa el 80 % de los incidentes que se reportan antes las autoridades y es una de las más sofisticadas. En esta, un cibercriminal envía un correo electrónico a los usuarios pretendiendo ser una persona o entidad de confianza con la finalidad de obtener claves de acceso o información bancaria de las personas para luego robar su dinero o usar esos datos para nuevos ataques.
Para no ser una víctima de cibercriminales, los usuarios deberán evitar visitar sitios web dudosos o fraudulentos que soliciten la descarga de aplicaciones o programas como una “necesidad” para poder ingresar. Actualmente Google Chrome ofrece un sistema de navegación avanzada que advierte sobre este tipo de direcciones y las etiqueta como “no seguras”.
En el caso de que se reciban correos electrónicos ofreciendo descuentos, renovaciones de servicios, indicando fallas en el pago de alguna suscripción, “ofertas únicas” de tiempo limitado, entre otras que generen una sensación de urgencia, lo más probable es que se trate de una estafa online que busca que los usuarios ingresen datos bancarios.
Observar los datos de quien envía el correo se puede diferenciar los mensajes reales de los falsos. Si las direcciones de correo terminan en @gmail.com, @outlook.com, @hotmail.com, entre otras que no corresponden con emails institucionales, puede que se trate de una estafa.
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