En un escenario político marcado por la incertidumbre y la polarización, el bloque conservador formado por la Unión Cristianodemócrata y la Unión Socialcristiana (CDU/CSU) se alzó como la fuerza más votada en las elecciones generales de este domingo en Alemania, según los sondeos a pie de urna difundidos por las cadenas públicas ZDF y ARD. Con entre un 28,5 % y un 29 % de los sufragios, los conservadores reafirman su posición como principal referente político del país, aunque su victoria llega acompañada de un fenómeno que ha sacudido el panorama electoral: el notable avance de la ultraderecha.
Alternativa por Alemania (AfD), el partido de corte nacionalista y antiinmigración, logró entre un 19,5 % y un 20 % de los votos, casi duplicando su respaldo en comparación con los comicios legislativos de 2021. Este resultado no solo consolida a AfD como segunda fuerza política, sino que también refleja un giro significativo en el electorado alemán, que parece responder a los mensajes de corte populista en un contexto de creciente descontento social y preocupación por temas como la inmigración y la economía.
Por su parte, el Partido Socialdemócrata (SPD) se situaría en tercer lugar con un 16 % de los votos, un resultado que evidencia su declive relativo frente a las fuerzas conservadoras y de ultraderecha. Los Verdes, por su parte, obtendrían poco más del 13 %, lo que los coloca en cuarta posición. Este desempeño sugiere un retroceso para la formación ecologista, que en los últimos años había logrado capitalizar el debate climático y ganar relevancia en la política nacional.
Merz apuesta por la rapidez para formar gobierno
En declaraciones tras conocerse los sondeos, Friedrich Merz, líder de los conservadores, subrayó la necesidad de formar un gobierno «lo más pronto posible» para hacer frente a los desafíos internacionales que afronta Alemania. Entre ellos, destacan la guerra en Ucrania, la crisis energética y las tensiones geopolíticas globales. Merz, quien aspira a liderar el próximo ejecutivo, enfatizó la urgencia de estabilidad política en un momento crítico para el país y para Europa.
Sin embargo, la fragmentación del panorama político alemán, con un electorado cada vez más dividido, podría complicar la formación de un gobierno estable. El ascenso de AfD, en particular, plantea un dilema para las fuerzas tradicionales, que hasta ahora han mantenido una política de «cordón sanitario» para evitar coaliciones o acuerdos con la ultraderecha. Este escenario abre un periodo de negociaciones complejas y posibles realineamientos en el Bundestag.
En resumen, las elecciones de este domingo no solo han reafirmado el liderazgo de los conservadores, sino que también han consolidado a AfD como un actor clave en la política alemana, marcando un antes y un después en el panorama político del país. La capacidad de las fuerzas tradicionales para gestionar esta nueva realidad será determinante en los próximos meses.
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