El sábado el Presidente Gabriel Boric cumple su primer año en La Moneda. Y salvo algunos hitos positivos que le han dado momentos de cierta paz, han sido 52 semanas complicadas.

En este tiempo el gobierno perdió su relato y aún deambula buscando uno nuevo. Asimismo, el Mandatario tuvo que desprenderse de su círculo de hierro que lo acompañó en la campaña y ha debido lidiar con una brusca fuga de apoyo ciudadano en las encuestas.

¿Por qué y cómo pasó? Ha habido varios episodios críticos en este primer año, casi todos autoinflingidos. La mayoría de ellos se resumen en estas seis claves que permiten explicar lo ocurrido en este que algunos califican como un annus horribilis.

Nombrar a Izkia Siches

Hasta marzo de 2020, la médico Izkia Siches era prácticamente una desconocida. Pero llegó el Covid-19 y todo cambió. Como presidenta del Colegio Médico comenzó a tener alta figuración pública y su nombre empezó a aparecer en las encuestas con buena evaluación ciudadana.

Tras una primera vuelta en la que terminó por detrás de José Antonio Kast, Boric la fichó para que liderara su campaña con miras al balotaje. Varios en el oficialismo sostienen que su despliegue en terreno fue el factor clave que ayudó a dar vuelta la elección presidencial.

Algunas fuentes señalan que con el triunfo ya sellado y cuando se hacían los bosquejos del gabinete, fue la misma Siches la que pidió estar en Interior. Y así fue. El 11 de marzo de 2022, dos años después de explotar como figura pública, se transformó en la primera mujer en la historia de Chile en asumir la cartera.

Pero su primer mes fue para el olvido. Cuatro días después de asumir, Siches intentó entrar a la comunidad Temucuicui en La Araucanía, donde meses antes había sido asesinado a tiros un funcionario de la PDI en medio de un operativo policial. La flamante ministra fue recibida con barricadas en el camino y balazos al aire, teniendo que escapar del lugar sin concretar la visita.

Las críticas a ella y su equipo llegaron desde la oposición y también desde el oficialismo. La mayoría apuntando a su irresponsabilidad y falta de experiencia para el cargo. También a su supuesta arrogancia de querer demostrar que, a diferencia de las anteriores autoridades, ella sí podía entrar a esa comunidad en donde ni siquiera se pudo realizar el Censo el año 2017.

Semanas después vendría su disculpa con Argentina por utilizar el término Wallmapu y su exabrupto en la Comisión de Seguridad Ciudadana de la Cámara de Diputados, donde denunció que en el gobierno anterior había vuelto al país un avión lleno con los mismos migrantes que habían salido tras ser expulsados, lo que terminó siendo falso.

Ya en julio, en una discusión sobre la prórroga del Estado de Excepción en La Araucanía, la ministra indicó que los parlamentarios de oposición actuaban como si el problema en esa zona se hubiera iniciado con la llegada del Presidente Boric. “Parece que a algunos se les olvidó, se pegaron en la cabeza”, dijo. Por primera vez desde 1990, todos los comités parlamentarios acordaron hacer un llamado al orden a una ministra y decidieron sacar del acta su frase.

Siches finalmente salió del gabinete el 6 de septiembre, tras la debacle que significó para el gobierno la derrota del Apruebo en el plebiscito constitucional. Sin embargo, algunos analistas coinciden en que sus errores no forzados horadaron la popularidad de todo el gobierno e incidieron en que la “luna de miel” de Boric fuera tan corta.

La “voltereta” como práctica habitual

“Nos dimos cuenta de que, efectivamente, otra cosa es con guitarra”. La frase es del Mandatario y la dijo en una entrevista en noviembre. Y tal vez es la que mejor resume la suerte de metamorfosis que la ciudadanía ha podido ver este año entre el Boric diputado y el Boric Presidente.

Estos constantes cambios de postura del Mandatario han sido bautizados en redes sociales como “volteretas” o “vueltas de carnero” y en estas 52 semanas se han visto varias.

Las volteretas más emblemáticas han sido criticadas, pero también celebradas por el mismo segmento. Porque si bien muestran un comportamiento errático del jefe de Estado, la mayoría de las veces han representado un viraje hacia posiciones más moderadas. Sin embargo, estos cambios de opinión han tenido altos costos para Boric en su electorado más radical, que prefiere el discurso de antes.

Como diputado no sólo votó en contra de los estados de excepción en la Macrozona Sur para contener los hechos de violencia, sino que fue sumamente crítico con el anterior gobierno por aplicarlos. “El ministro Delgado en su intervención dijo ‘vamos a mantener la militarización todo cuando sea necesario’. Yo le digo ¿de qué sirve seguir haciendo lo mismo? ¿esperan resultados distintos con las mismas prácticas que han tenido durante los últimos años? Nosotros creemos profundamente en la paz, nos la vamos a jugar por la paz y eso no se soluciona con más violencia», sostuvo en noviembre de 2021.

Ahora en La Moneda, Boric ha renovado en 18 oportunidades el estado de excepción en la Macrozona Sur para que militares resguarden la seguridad de las regiones y tanto él como los ministros de su gobierno -que anteriormente fueron diputados y rechazaron esta medida- han celebrado su eficacia para bajar los hechos de violencia.

Otra voltereta emblemática es la postura sobre el TPP-11. De ser uno de los principales diputados que se oponían a que Chile suscribiera este acuerdo -incluso vestía poleras con consignas en contra-, bajo su gobierno se puso en marcha el tratado. De hecho, la canciller Antonia Urrejola destacó que abre “nuevas oportunidades para Chile en áreas fundamentales”.

El tema de los retiros de fondos de pensiones fue otra vuelta de carnero que ha protagonizado el Mandatario y sus ministros que en el pasado fueron parlamentarios. En el Congreso apoyaron todos los proyectos, la mayoría de las veces con discursos incendiarios y hasta creando payas y canciones para promocionarlos, como la actual ministra Camila Vallejo.

Incluso, antes de la elección presidencial le dieron un alcance moral al tema. “Hechos objetivos: José Antonio Kast estuvo en contra del 1er retiro, del 2do retiro, del 3er retiro y del 4to retiro. Gabriel ha votado a favor de los 4”, escribió en su cuenta de Twitter en noviembre de 2008 el entonces diputado Giorgio Jackson.

Hoy en el gobierno, Boric y sus ministros han sido férreos detractores de los proyectos de retiro de fondos de pensiones que se han levantado, reconociendo los perjuicios que éstos causaron en la economía nacional… los mismo que el entonces presidente del Banco Central, Mario Marcel, les advirtió en sus varias exposiciones en el Congreso y ellos desatendieron al momento de votar.

Apostar por el triunfo del “Apruebo”

Distintos analistas señalan que la noche del 4 de septiembre, cuando el Rechazo triunfó con un 62% en el plebiscito constitucional, el proyecto de gobierno de Gabriel Boric quedó malherido.

El gran error que identifican algunos es que el gobierno y el propio Presidente se hayan jugado tan abiertamente por la opción Apruebo, incluso recibiendo acusaciones de supuesto intervencionismo electoral.

Por ejemplo, en distintas pautas de prensa, Boric llegó a estampar con entusiasmo su firma en ejemplares de la propuesta de nueva Constitución que le pasaban ciudadanos. Al hacerlo, transformó el plebiscito constitucional en un plebiscito sobre la gestión del Ejecutivo, y se llevó una dura derrota de la que aún no logra levantarse.

Si desde marzo a septiembre el plan fue esperar a que se aprobara la nueva Constitución para comenzar a sacar adelante el programa de gobierno, todo se frustró ese día.

Tras la derrota, el gobierno debió abandonar su discurso refundacional y el Presidente ha tenido que hacer sacrificios. Se desprendió de su círculo más cercano de colaboradores de la campaña (Izkia Siches, Matías Meza-Lopehandía y Lucía Dammert) y ha debido conceder un espacio más protagónico en el gabinete al Socialismo Democrático, que entró con dos portaviones como Carolina Tohá y Ana Lya Uriarte al comité político, que se sumaron a Mario Marcel.

Desde entonces, ese triunvirato es el que ha tratado de darle oxígeno al gobierno para que teja un nuevo relato que haga sentido con el Chile post octubrista. Aún no lo logran, pero la ministra del Interior señaló hace unos días que ya “es momento de actualizar la promesa ante el pueblo de Chile”.

Maltratar al Socialismo Democrático

Es una relación contra natura. El Frente Amplio nació para matar al padre. Por años le dio duro a la Concertación y a la Nueva Mayoría para disputarle el electorado, pero tras la primera vuelta presidencial y la elección parlamentaria, quedó una sola certeza: si Gabriel Boric quería llegar a La Moneda y tener un gobierno con viabilidad política, debía incorporar al menos al PS, al PPD y al PR, coalición rebautizada como Socialismo Democrático.

Así lo hizo. Primero de forma tibia y, después de la debacle del plebiscito, con cargos más relevantes, aunque todavía con una subrepresentación respecto de Apruebo Dignidad, que se espera sea corregida en el cambio de gabinete que venga.

Ha transcurrido un año de convivencia entre los partidos del Frente Amplio, el PC y el Socialismo Democrático y la fórmula no sólo no ha cuajado, sino que está cada vez más disgregada.

Existen varios ejemplos: el que generó más revuelo en su momento y mostró la real profundidad de la fractura, fue la frase que lanzó el ministro Giorgio Jackson en agosto en una transmisión en vivo por la plataforma Twitch. “Nuestra escala de valores y principios en torno a la política no solo dista del gobierno anterior, sino que frente a una generación que nos antecedió”, sostuvo, desatando un vendaval de críticas desde la oposición y el Socialismo Democrático.

A tanto escaló el conflicto que, un mes después, Boric lo sacó de la Segpres porque en el Congreso, sobre todo en el Senado, ya casi nadie tenía interés en negociar y alcanzar acuerdos con él. Todo eso se lo recordaron en la acusación constitucional que debió enfrentar a fines de enero.

El más reciente de los episodios ocurrió hace unas semanas, cuando se inscribieron las listas para la elección de consejeros constitucionales. A pesar de sus esfuerzos personales, el Presidente Boric no fue capaz de convencer al PPD y al Partido Radical de ir en la lista “oficial” del gobierno.

Dicho de otra forma, el partido de la ministra del Interior competirá en las próximas elecciones en una lista alternativa a la del Ejecutivo, algo que no había ocurrido desde el regreso a la democracia. El único antecedente fue en las elecciones de concejales de 2008, cuando el PPD y el PR le compitieron al bloque PS-DC, pero en ese momento Interior estaba en manos de la falange, que iba de socio con el partido de la entonces Presidenta Bachelet.

Estas rencillas han dificultado el andar del gobierno. Algunas fuentes oficialistas señalan que es frecuente ver desorden y descoordinación dentro de La Moneda justamente por estos combates entre las dos almas que habitan en el palacio.

Los papelones diplomáticos

En diferentes momentos de este primer año, los temas de Relaciones Exteriores han sido un verdadero dolor de cabeza para el Ejecutivo. La mayoría de las veces por culpa del propio Presidente y en otras oportunidades -las más graves- por problemas gatillados desde la misma Cancillería. Son más de 10 las crisis que han explotado en este frente.

La primera fue muy al inicio del gobierno, cuando Boric responsabilizó al Rey de España por el atraso en la ceremonia de asunción al mando del 11 de marzo, lo que resultó ser incorrecto.

Otro papelón diplomático del Presidente ocurrió en medio del lanzamiento de la coalición Américas por la Protección del Océano, cuando Boric emplazó a Estados Unidos por no participar, siendo que en la misma testera, a tres asientos de distancia, estaba John Kerry, ex secretario de Estado y actual representante del clima de la Casa Blanca.

El Mandatario también generó un impasse diplomático cuando planteó que Cuba, Venezuela y Nicaragua debían estar en la Cumbre de las Américas.

Otro desaguisado importante fue el anuncio del subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales (Subrei), José Miguel Ahumada, de hacer una consulta ciudadana para actualizar los TLC, idea que tuvo una férrea oposición del ministro Marcel.

En materia de nombramientos también hubo problemas. Causaron ruido las designaciones de Paula Narváez como embajadora en la ONU, de Bárbara Figueroa como embajadora en Argentina, la de su amigo Javier Velasco como embajador en España -con las polémicas que vinieron después-, la del hijo de Carmen Hertz como agregado cultural en Barcelona, y también se criticó el haber dejado descabezada la embajada en Brasil por casi un año dado que Sebastián Depolo no recibió el beneplácito del gobierno de Jair Bolsonaro.

Pero sin duda el episodio más grave ocurrió hace algunas semanas, cuando desde la propia Cancillería se mandó por error a la prensa un audio de una reunión privada en donde la canciller Urrejola y su equipo de confianza, en lenguaje poco diplomático, develan la estrategia para enfrentar distintos asuntos con Argentina e insultan al embajador de ese país en Chile.

El papelón ocurrió justo cuando el Mandatario y la ministra se encontraban de visita en Buenos Aires para participar en una cumbre.

Desde círculos diplomáticos sostienen que estos episodios han dañado el prestigio que había ganado en las últimas décadas nuestra Cancillería en el mundo. Asimismo, las crisis que se generaron en este frente no sólo fueron comentario obligado en el nicho que suele estar pendiente de estos temas, sino que tuvieron alcance nacional, horadando la aprobación del gobierno en las encuestas.

Los indultos

Debía ser con precisión de cirujano. Pero el indulto entregado por el Presidente Gabriel Boric a 12 personas que cumplían penas por delitos vinculados al estallido social del 18-O y al ex frentista Jorge Mateluna, se pareció más a la performance de un elefante entrando en una cristalería.

Y es que el gobierno y el Presidente cometieron varios errores gruesos en su plan ejecutado el último día hábil del año 2022, transformando este episodio que se veía complicado, en la mayor crisis política que ha debido enfrentar esta administración en 52 semanas.

Primero equivocaron el número de indultados. Dijeron 11 y horas después sumaron a dos más. Luego, el Presidente Boric dijo que los indultados “no son delincuentes”, siendo que todos estaban cumpliendo penas justamente por cometer delitos y no es facultad del Poder Ejecutivo determinar si alguien es o no un delincuente.

De hecho, algunos de los indultados tenían amplio prontuario policial y cumplían penas por delitos graves como homicidio frustrado a funcionarios de la PDI, lanzamiento de molotov, incendio y receptación.

El error más grave lo cometió Boric al explicar el indulto a Mateluna, condenado por el robo de una sucursal del Banco Santander el año 2013.

“Yo tengo la más profunda convicción de que en el juicio a Jorge Mateluna hubo irregularidades y una valoración de la prueba que no estuvo a la altura de la justicia. Tengo la plena convicción de la inocencia de Jorge y por eso hemos llevado adelante este indulto”, dijo.

Sus declaraciones provocaron que el Pleno de la Corte Suprema se reuniera de forma extraordinaria para emitir una declaración que fue leída como un parelé al Mandatario.

“La facultad de conocer de las causas civiles y criminales, de resolverlas y de hacer ejecutar lo juzgado, pertenece exclusivamente a los tribunales establecidos por la ley. Ni el Presidente de la República ni el Congreso pueden, en caso alguno, ejercer funciones judiciales, avocarse a causas pendientes, revisar los fundamentos o contenido de sus resoluciones o hacer revivir procesos fenecidos”, señalaron.

La Fiscalía Metropolitana Occidente también se pronunció al respecto defendiéndose de las imputaciones hechas por el Mandatario.

La decisión del Presidente de llevar a cabo estos indultos no sólo fue cuestionada por la oposición, sino que también por los partidos de centro izquierda. La más dañada fue la ministra Carolina Tohá, pues estaba ad portas de sellar un acuerdo de seguridad con todos los partidos y este se cayó.

Las desprolijidades del episodio también provocaron bajas. Una semana después salió la ministra de Justicia, Marcela Ríos, y Boric despidió a su jefe de gabinete, su amigo Matías Meza-Lopehandía.

Asimismo, el Mandatario se hundió en las encuestas obteniendo la cifra más alta de rechazo desde que había llegado a La Moneda: 70%.

Por Renato Gaggero para El Líbero

/psg