Aunque inició aquella temporada como vehículo muleto, fue esta unidad de chasis número 198 la que lo llevó a imponerse en el Gran Premio de Brasil, en Interlagos –el auto principal quedó fuera de competencia en la jornada de clasificación, tras averiarse su tren de rodaje–, y con la que se quedó con la pole position en España y, por primera y única vez con Ferrari, en Mónaco.
Según confirma Sotheby’s –y las fotos lo avalan–, el auto se encuentra en excelente estado de conservación, ya que fue meticulosamente mantenido a lo largo de todos estos años tanto por el coleccionista Kevin Crowder, que se lo compró directamente a Ferrari y en 2005 lo certificó ante Ferrari Classiche, como por su propietario actual, que ahora se desprende de él luego de haberlo tenido en su poder desde 2016.
Aunque la mecánica no sea necesariamente lo más importante en un vehículo con tanto valor emotivo, lo cierto es que este Ferrari F1-2000 sigue siendo incluso 23 años después una auténtica bestia, en buena medida gracias a su motor V10 de 3.0 litros a 90 grados capaz de generar 820 caballos de fuerza a 17.800 rpm.
![Schumacher y su F1-2000 en el GP de San Pablo. [AP Photo/Inacio Teixeira]](https://www.clarin.com/img/2023/03/28/XGvGtxWn7_720x0__1.jpg)
Diseñado por Rory Byrne y Ross Brawn a partir de la F300 y la F399 de las dos temporadas anteriores, su chasis está construido en fibra de carbono y otros compuestos que contribuyeron a bajar su peso sin perder resistencia. También se destaca su suspensión, de tipo pushrod, es decir, una combinación de amortiguadores y barras de torsión que permitían a los pilotos regular la altura del auto según lo que pedía cada carrera.
Pero la F1-2000 fue, además, la primera Ferrari de Fórmula 1 en equipar una caja de cambios secuencial semiautomática de siete velocidades, detalle final que contribuyó a que el auto alcanzara una aceleración de 0 a 100 km/h en menos de 3 segundos, además de máximas por encima de los 350 km/h.
La última función de la Ferrari F1-2000 número 198 en una carrera oficial de Fórmula 1 fue el 16 de julio de ese año en el Gran Premio de Austria, pero poco pudo hacer Schumacher ese domingo en el A1-Ring: partió en el cuarto lugar de la grilla, y al llegar a la primera curva recibió un golpe trasero de parte del brasileño Ricardo Zonta (BAR) que lo sacó de competencia.
Al año siguiente, ya lejos de las pistas, fue una de las piezas más buscadas en el Salón del Automóvil de Ginebra, el primero de una serie de eventos donde paseó todo su estilo e historia con un detalle agregado muy especial: el propio Schumacher estampó su firma en el alerón trasero, la frutilla del postre que seguramente la volverá más codiciada todavía entre los fanáticos más acérrimos del piloto alemán.
Por todo eso no sorprenden los números que maneja Sotheby’s de cara a esta subasta: según especifica en su sitio web, espera bajar el martillo tras una puja que lleve su valor entre los 7,5 y 9,5 millones de dólares, aunque no sería extraño que superara cómodamente ese umbral.
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