Cristina Fernández agitó en la noche del jueves la interna del Gobierno argentino con una entrevista televisiva en la que defendió al ministro de Economía, Sergio Massa, en sus gestiones ante el Fondo Monetario Internacional (FMI); atacó a la Corte Suprema, a la que acusó de ser «garante de una persecución» contra todo el peronismo; y disparó duras críticas contra Alberto Fernández por su actuación desde la campaña de 2019 hasta hoy.

Se sabe que la ex Mandataria trasandina prefiere el monólogo al juego de las preguntas y las respuestas. Por eso el simple hecho de que se prestara a una nota en vivo había potenciado la habitual expectativa que despiertan sus esporádicas apariciones públicas, en las que desde su papel de vicepresidenta trazó su juicio de la gestión de Fernández y marcó el ritmo de la disputa interna en el oficialista Frente de Todos.

Su decisión de participar del programa Duro de domar, en la señal kirchnerista C5N, puso en guardia a todo el oficialismo. No solo fue la primera visita a un estudio de televisión desde la campaña electoral de 2017 sino que además sucedió a la carta pública que difundió el martes último para ratificar su decisión de no ser candidata a ningún cargo este año.

Las primeras definiciones quedaron dominadas por un fuerte mensaje contra la Corte, a la que acusó de proscribirla. Y llamó la atención con su elogio explícito a Massa: «Agarró una papa caliente».

En el inicio de la charla de 1 hora y 12 minutos con el conductor Pablo Duggan se impuso la cuestión judicial. «Hacer política en los sets de televisión y en los tribunales es lo más fácil que hay. La Corte se ha convertido en un dispositivo de persecución». Cuestionó el episodio de Lago Escondido y habló de las declaraciones en la Cámara de Diputados del ex administrador de la Corte Héctor Marchi contra tres de los jueces del máximo tribunal. «Es una camarilla de tres personas. Vienen por el sistema democrático», enfatizó.

Ante una pregunta sobre el fallo que suspendió las elecciones de Tucumán y San Juan de la semana pasada, insistió con el discurso de su «proscripción» como candidata: “Basta con una cautelar para suspenderme”.

Al entrar en la cuestión de la crisis económica, cuestionó que el acuerdo con el FMI se estableciera una tasa de interés positiva. «Cuando tenés una tasa de interés como la que tenés, estás emitiendo. Me preocupa la deuda que toma el Banco Central, es défict cuasi fiscal. Pero el acuerdo con el FMI establece tasa de interés positiva». Y añadió: «Endeudamiento y fuga generó el estallido inflacionario».

Defendió las medidas económicas de su presidencia, incluido el cepo cambiario: «Se podían comprar hasta 2.500 dólares por mes. Y me puteaban en colores. Hay que saber diferenciar. Si ahora se pudieran comprar 2.500 dólares por mes, ¿quién podría comprarlos?».

El conductor le comentó: «Ahí está Sergio Massa haciendo magia». Fue cuando la vicepresidenta asintió: «Sí, agarró una papa caliente. Necesitamos revisar el acuerdo con el FMI».

La gran incógnita que atraía como un imán las miradas del ambiente político es si dará alguna pista más concreta de qué postulante presidencial apoyaría, cómo ve la disputa en la provincia de Buenos Aires (cuyo gobernador, Axel Kicillof, analiza desdoblar las elecciones) y si explicaría cuál es su visión respecto de la presión de la Casa Rosada para que la oferta del peronismo se defina en las primarias del 13 de agosto.

Ante una pregunta específica sobre el desdoblamiento bonaerense, eludió pronunciarse. Solo dijo que esta es una elección «de pisos y no de techos». A su juicio, lo importante es garantizarse el paso a la segunda vuelta: «Van a ser una elecciones atípicas, de tercios. No como en 2019. Lo que importa es, más que el techo, el piso. Para entrar al ballottage».

En otro tramo dijo que «es hora de que tomen la posta los hijos de la generación diezmada». ¿Fue un guiño al ministro del Interior Wado de Pedro, hijo de desaparecidos y precandidato presidencial? No hubo repregunta.

Contra Alberto

Sobre aquella campaña que ganó Alberto Fernández, cuestionó que después de las PASO se cambió el manejo de las decisiones, del Instituto Patria a las oficinas del entonces candidato presidencial. Y que eso le hizo bajar puntos al Frente de Todos. «Ahí se decidió decir que el dólar a 60 pesos estaba bien. Eso fue un error», dijo.

Ante la insistencia sobre su candidatura, dijo: «Me parece que está muy claro. Hay compresión de texto en la gente. Ya lo había dicho el 6 de diciembre (después de la condena en el caso Vialidad). Yo no me manejo hormonalmente, me manejo con las neuronas».

¿Por qué no pelear contra eso?, le preguntaron. «¿Y dejar al peronismo sin candidato en pleno proceso electoral? No, gracias. Yo quiero hablar lo más descarnadamente posible: en el año 19 cuando un 18 de mayo como hoy se vio aquel video en el que lo proponía a Alberto como presidente no fue algo porque sí o porque no nos alcanzaban los votos. Había que reagrupar todas las fuerzas, sumar a Sergio -Máximo (Kirchner, su hijo) fue el gran artífice de ese acercamiento- y a los gobernadores. Y fue una buena estrategia”.

Pero se despegó fuertemente de la gestión de Fernández. Habló de una «regresión en la distribución del ingreso» y dijo que ella fue advirtiendo de los problemas que iba detectando.

Advirtió que la campaña “va a ser difícil” y respondió sobre cuál será su mensaje: «Ganar la elección depende de que volvamos a enamorar a la sociedad. Que entiendan que hubo un tiempo en que los argentinos tenían un buen salario, les alcanzaba para ahorrar».

También habló con emoción del atentado que sufrió el 1 de septiembre. «Estamos viendo la complicidad del principal partido de la oposición con el aparato judicial», dijo, al quejarse por el avance de la investigación del caso. «Cómo no pensar que Dios y la Virgen estaban ahí», insistió. Le preguntaron si perdonaba a Fernando Sabag Montiel, el hombre que intentó dispararle: «No sé, todavía no sé. Porque quiero saber qué pasó. Todas las semanas iba gente a insultarme, hacían marchas. Y después del 1 de septiembre desaparecieron todos. ¿Cómo no querés que crea que fueron financiados, planificados?». Y señaló de nuevo al diputado Gerardo Milman, ligado a Patricia Bullrich.

Manifestación

En las puertas del canal se juntaron unas 500 personas detrás de un vallado de seguridad administrado por militantes de La Cámpora. «Ella o nadie», decía un cartel escrito a mano de uno de los asistentes. Otros colgaron banderas argentinas con el nombre de la vicepresidenta. Poco después llegó el dirigente liberal Carlos Maslatón, ex aliado de Javier Milei y actual panelista de Duro de domar. «Me encanta Maslatón, pensamos todo distinto, pero me encanta», lo mimó la vicepresidenta durante la entrevista.

A todos allí les pesaba un párrafo de la carta del martes. «No voy a ser mascota del poder por ninguna candidatura. No voy a entrar en el juego perverso que nos imponen con fachada democrática para que esos mismos jueces, encaramados en la Corte, dicten un fallo inhabilitándome o directamente sacándome cualquier candidatura que pueda ostentar, para dejar al Peronismo en absoluta fragilidad y debilidad frente a la contienda electoral», había escrito en el texto publicado minutos después de finalizado el congreso del PJ en el que militantes y dirigentes clamaron por ella como aspirante a la Presidencia.

La entrevista en C5N se confirmó minutos después de aquella declaración. La fecha coincide con el cuarto aniversario del día en que Cristina Fernández comunicó vía Twitter que Alberto Fernández sería el elegido para encabezar la fórmula de Frente de Todos (FdT) en 2019, con ella como número dos.

Las últimas entrevistas televisivas concedidas por la actual vicepresidenta fueron durante la campaña previa a las elecciones de medio término de 2017, cuando gobernaba Mauricio Macri y ella competía por una banca de senadora por Buenos Aires. Estuvo en C5N, Crónica y Telefé. Además, grabó notas con Luis Novaresio (en Infobae) y con el diario español El País. Aquel año ganó por pocas décimas las PASO (contra Esteban Bullrich, de Cambiemos), pero después perdió en las generales. Obtuvo el escaño de la minoría.

/psg